El cine español llora a una de sus actrices esenciales. A los 66 años, y luego de una carrera de cinco décadas, este lunes la actriz Verónica Forqué fue hallada muerta en su domicilio en Madrid. Según reportaron medios como El País, personal de salud llegó al lugar una vez que el número de emergencias recibió un llamado que alertaba sobre un intento de suicidio en la vivienda.

Hija del director y productor José María Forqué, la intérprete comenzó su trayectoria en los 70 pero finalmente despegó de la mano de ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984), de Pedro Almodóvar, en la que asumió el rol de una prostituta que es vecina y amiga del sufrido personaje encarnado por Carmen Maura. Curiosamente, ninguna de las dos actrices sería nominada a los Premios Goya por su trabajo en ese filme, pero con el paso de los años ambas se transformarían en las máximas ganadoras del reconocimiento que concede la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, con cuatro galardones para cada una.

Verónica Forqué en la ceremonia de los Goya de marzo pasado. Foto. JORGE GUERRERO / AFP

El Deseo, la compañía de Almodóvar y su hermano Agustín, la despidió como “una actriz extraordinaria y una persona insustituible con la que tuvimos el honor de trabajar y compartir vida”, asegurando que “el vacío que deja en nuestras vidas y nuestro cine es irrecuperable”. Forqué colaboró otras dos veces junto al director manchego: asumió el protagónico de Kika (1993) e interpretó a un secundario en Matador (1986).

Antonia Banderas, su compañero de reparto en esa última película y después en Bajarse al moro (1989), le dedicó un sentido mensaje. “Mi recuerdo es el de una mujer dulce, espiritual y buena compañera”, señaló.

Antes de cerrar su vida pública con una participación en la versión española de MasterChef (de la que se retiró en noviembre, afirmando que “necesito descansar”), la actriz selló sus mejores años uniéndose a realizadores como Fernando Trueba (Sé infiel y no mires con quién, 1985; El año de las luces, 1986), Luis García Berlanga (Moros y cristianos,1987) y Manuel Iborra, quien además de ser su esposo entre 1981 y 2014, trabajó con ella como cineasta en cuatro largometrajes.

Quien fuera su director en Bajarse al moro y La vida alegre (1987), Fernando Colomo, planeaba un nuevo guión en el que tenía le reservado un personaje, según reveló a El País. “Me cabreaba cuando me decía que no, pero enseguida se me pasaba porque era pura bondad. Hace unos días me dijeron que estaba pasando una depresión”, reveló. “Ahora, me quedo hecho polvo. Como actriz tenía una enorme capacidad para hacer que todo fuera creíble”.