Novelista, pero también semiólogo y filósofo, el italiano Umberto Eco fue uno de los pensadores destacados del siglo XX . En sus ensayos abordó temas como el arte, la belleza, la literatura, el lenguaje.
En ese sentido, el señero autor de El nombre de la rosa, fallecido en 2016 a los 84 años, alcanzó a emitir opiniones frente a la era del internet y las redes sociales. ¿Sus posturas? Absolutamente críticas. hay que entender que Eco, además de intelectual era un bibliófilo declarado. Es decir, creía absolutamente en la relación entre el objeto libro y las manos. Es lo que plantea Byung-Chul Han en No-Cosas, sobre el hecho de que las cosas existen mientras sean tangibles, y que en el mundo digital se tienen accesos más que cosas concretas.
Tanto es así que en una conferencia en Milán, en 1991, defendió la idea de subrayar los libros como un eficiente método de lectura. “Al amante de la lectura, o al estudioso, le encanta subrayar los libros contemporáneos, entre otras cosas porque, a distancia de años, un determinado tipo de subrayado, una señal en el margen, una variación entre rotulador negro y rotulador rojo, le recuerdan una experiencia de lectura”.
Por eso, un mundo hiperconectado y virtual, a Eco le debió de incomodar. Por eso sus posturas ante las redes sociales tan tajantes.
“Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los idiotas”, dijo en La Stampa junio de 2015.
“La televisión ha promovido al tonto del pueblo, con respecto al cual el espectador se siente superior. El drama de internet es que ha promocionado al tonto del pueblo al nivel de portador de la verdad”. ABC, abril de 2015.
“El fenómeno de Twitter es por una parte positivo, pensemos en China o en Erdogan. Hay quien llega a sostener que Auschwitz no habría sido posible con Internet, porque la noticia se habría difundido viralmente. Pero por otra parte da derecho de palabra a legiones de imbéciles”, discurso en la Universidad de Turín.
“Internet puede haber tomado el puesto del periodismo malo… Si sabes que estás leyendo un periódico como El País, La Repubblica, Il Corriere della Sera…, puedes pensar que existe un cierto control de la noticia y te fías. En cambio, si lees un periódico como aquellos ingleses de la tarde, sensacionalistas, no te fías. Con Internet ocurre al contrario: te fías de todo porque no sabes diferenciar la fuente acreditada de la disparatada. Piense tan solo en el éxito que tiene en Internet cualquier página web que hable de complots o que se inventen historias absurdas: tienen un increíble seguimiento, de navegadores y de personas importantes que se las toman en serio”, dijo en El País.
“Hace un tiempo se podía saber la fuente de las noticias: agencia Reuters, Tas..., igual que en los periódicos se puede saber su opción política. Con internet no sabes quién está hablando. Incluso Wikipedia, que está bien controlada. Usted es periodista, yo soy profesor de universidad, y si accedemos a una determinada página web podemos saber que está escrita por un loco, pero un chico no sabe si dice la verdad o si es mentira. Es un problema muy grave, que aún no está solucionado”, señaló en ABC.