Por más de un siglo, fue uno de los misterios sin resolver de la literatura mundial. Una carta, llamada “carta de Tavistock” que el escritor inglés Charles Dickens escribió en 1859, pero no en inglés o en alfabeto occidental. No. Está redactada en un curioso y particular sistema de taquigrafía con símbolos, puntos y garabatos, que prácticamente hacían muy difícil un desciframiento.
La misiva se encontraba sin leer, almacenada en una bóveda en la Biblioteca y Museo Morgan de Nueva York desde 1913. Pero una iniciativa comenzó a mover los hilos para que se lograra el desciframiento.
Ocurre que la Universidad de Leicester, en Inglaterra, publicó una copia en línea de la carta y prometió 300 libras esterlinas (poco más de 335 mil pesos) a la persona que pudiera encontrarle el mayor sentido al escrito.
Participaron cerca de 1000 personas, y curiosamente, quien se ganó las 300 libras no está tan cerca de los libros como sí de las pantallas. Shane Baggs, de 55 años, un especialista en soporte técnico informático de San José, California. De hecho, como relata el New York Times, ni siquiera había leído una novela de Dickens.
“Después de obtener en su mayoría calificaciones de C en literatura, ¡nunca soñé que nada de lo que haría sería de interés para los estudiosos de Dickens!” dijo Baggs en un comunicado.
En segundo lugar, quedó un joven de 20 años llamado Ken Cox, un estudiante de Virginia. En declaraciones al Times, aseguró que en clases toma apuntes en taquigrafía. Además, que trabajó en la carta de Dickens durante algunas horas cada día, entre clases o cocinando. “A veces es más fácil cuando lo miras y luego dejas que se filtre en tu cerebro”, dijo.
Claro que antes hubo un trabajo previo liderado por Claire Wood, profesora de literatura victoriana en la Universidad de Leicester, y Hugo Bowles, profesor de inglés en la Universidad de Foggia en Italia. El trabajo de Baggs y Cox se sumó al de ambos investigadores, y con ellos se logró descifrar el misterio. “Algunas cosas que son realmente obvias para los dickensianos no lo son para los criptógrafos y quizás viceversa”, dijo Wood al señero matutino neoyorkino.
Baggs destacó el trabajo en equipo. “No se podría haber hecho sin los otros decodificadores y el equipo de expertos que no solo pudo armar nuestro trabajo, sino también interpretar las pistas”.
Quejas al diario
“Me siento obligado, aunque muy a regañadientes, a apelar a usted en persona…”, señala Dickens en parte del texto. En rigor, lo que el autor de Oliver Twist hace en la carta es quejarse.
Sí, porque Dickens escribió la carta desde su residencia en Tavistock -de ahí el nombre que se le ha dado- para reclamarle a John Thaddeus Delane, entonces editor de The Times of London, sobre un aviso que quería publicar en el matutino, promocionando una nueva publicación literaria, y que no fue aceptado. Dickens dice que un empleado del periódico se equivocó al rechazar un anuncio y le pide a Delane reconsiderar la medida.
Probablemente, el papel traducido fue una copia que Dickens hizo para sí mismo basada en la versión completa escrita a Delane. Según Bowles, la versión completa del manuscrito se perdió.
¿Por qué Dickens usaba este sistema? La respuesta hay que ubicarla en su biografía. Dickens fue taquígrafo judicial y parlamentario, por lo que necesitaba un sistema para tomar notas rápidamente. Así, fue creando un sistema de taquigrafía tan personal que se volvió ininteligible para los demás.
Eso sí, aún falta trabajo por hacer. Bowles aseguró que la labor del equipo conformado por Baggs, Cox y otros transcriptores logró descifrar el 70% del significado del texto de Dickens. Durante el próximo año, los organizadores solicitarán la ayuda del público para descifrar el resto de la carta y otros textos de hombre de Cuento de Navidad.