50 años de “Vida”: La historia tras el exitoso debut de Sui Generis
La aparición de la banda encabezada por Charly García y Nito Mestre marcó un antes y un después en la historia del rock latinoamericano. Durante los años 70, el dúo rompió con todos los parámetros de lo establecido para el género. Con una propuesta muy trabajada en sus letras y sonidos más acústicos y pausados, son considerados como los responsables de la masificación del rock en Argentina Aquí la historia de un primer disco cuya grabación y posterior publicación sufrió varios portazos por parte de las disqueras.
Buenos Aires, 21 de enero de 1971. Arriba del escenario del Teatro de la Comedia, emblemático local ubicado en Mar del Plata, unos jóvenes Charly García y Nito Mestre debutaban como dúo. Una formación generada casi por accidente.
La banda, entonces integrada por García, Mestre, Rolando Fortich y Francisco “Paco” Prati sería telonera de Pedro y Pablo, exitoso dueto argentino de folk-rock compuesto por los músicos Miguel Cantilo y Jorge Durietz.
Para esas fechas, en pleno verano argentino, Fortich, bajista del grupo, se encontraba de vacaciones en Córdoba. Por su parte, Patri, encargado de las percusiones, consideró que sería mejor prescindir de la batería y restarse del show. Así, Sui Generis se arrimó a las tablas del teatro representado por la mitad de sus miembros.
“Jorge Álvarez (director del sello Talent) y el Pierre Bayona (productor musical) dijeron ‘va a ser un dúo’”, afirma Mestre en una entrevista para Rock & Road TV. De esta forma, Sui Generis pasaría de ser cuarteto a un dueto, aunque varios de sus antiguos integrantes seguirían colaborando con letras y la ejecución de instrumentos en grabaciones y conciertos posteriores.
Cantilo también abrió con el medio argentino sus recuerdos sobre la primera vez que compartió escenario con los jóvenes músicos: “Allí conocimos a Nito y a Charly, que venían a ofrecerse para tocar, como nosotros habíamos hecho un par de años antes. Les abrimos un espacio para que hicieran de teloneros nuestros. Y obviamente descubrimos que eran un gran dúo y que tenían un futuro impresionante”.
Un año después de aquel recital, García y Mestre lograrían publicar su primer trabajo en el estudio. El disco Vida contiene muchas de las canciones más exitosas de la banda, y que luego se transformarían en verdaderos himnos epocales. Con Canción para mi muerte, Necesito y Dime quién me lo robó, los argentinos abrían su disco debut, considerado en la lista de los 100 mejores del rock argentino en el puesto número 66 de la Rolling Stone, aunque el proceso no estuvo exento de problemas.
El difícil camino del disco debut
A pesar de que el potencial y calidad musical del proyecto parecía ser evidente para muchos, Sui Generis tuvo que golpear muchas puertas antes de lograr ser considerados por algún productor. “Recorrimos todas las grabadoras habidas y por haber. Y nos echaron de todas”, dijo Nito Mestre en la serie documental La historia del rock argentino, producida por Pepsi Music.
El grupo nació durante la época estudiantil de sus integrantes, más específicamente en el Instituto Social Militar Doctor Damasco Centeno. Entre el estudiantado había dos bandas: To Walk Spanish, formada por Juan Bellia, Alejandro “Pipi” Correa, Charly García y Alberto Rodríguez, que componía y reversionaba canciones en inglés (algunas de las melodías y letras creadas por García y Correa serían reutilizadas por Charly en el futuro, en canciones como Filosofía barata y zapatos de goma); y The Century Indignation, de Carlos “Piraña” Piegari y Nito Mestre.
Aunque hay muchas historias sobre cómo se originó la fusión de ambos grupos, para Charly fue una cosa más bien simple: “Un día cantamos juntos (con Mestre) en la sala de música. Me gustó como cantaba y le dije ‘Nito, vení para acá. Haremos un grupo que se llame Sui Generis’”. Con estas palabras, el ídolo argentino resumía el nacimiento del proyecto que en un par de años lo llevaría a lo más alto del rock latinoamericano.
De esta forma, y en sus orígenes, la banda se gestó como un sexteto integrado por los miembros de ambos grupos: García en voz, piano y guitarra; Nito con voz y flauta; Piegari y Bellia en las guitarras, y Rodríguez en la batería; más Alejandro Correa en el bajo. Más tarde, Correa sería reemplazado por Rolando Fortich, y Rodríguez por Francisco Prati.
Entre 1967 y 1972, la formación de Sui Generis sufrió varios cambios, con miembros que se iban y otros que venían. Entre ellos, los músicos Carlos “Lito” Lareu, Diego Monteverde, Hugo Alfredo Negri, Diego Fraschetti y Daniel Bernareggi. Este último fue el bajista para cuando Sui Generis grabó el disco de acetato con el que la banda probó suerte en RCA Víctor.
Sentado en el escenario del Club Italiano, el lugar que albergó el recital en que la banda se presentó por primera vez fuera del circuito estudiantil, Bernareggi recordaba para las cámaras del programa Bios de Nat Geo cómo se integró a la agrupación. “En casa, veía unos chicos que venían a practicar voces. Ahí conocí a Nito, Charly y Carlos. Hicieron un debut en una fiesta escolar. Fuimos a una prueba de RCA Víctor, del cual tengo el acetato. En este disco hay dos temas. Uno es Marina, el otro es Grita”.
Pero aquellas composiciones no fueron suficiente para convencer a los encargados de la discográfica. “Aparentemente, no le vieron posibilidades comerciales”, sentencia Bernareggi. Charly corrobora la sensación: “Los de la discográfica, generalmente, piensan en la guita. En realidad, no la ven. A mí me pasó con todos los grupos”.
Fue Pierre Bayona, que también era mánager de La Pesada del Rock and Roll, quien, luego de que el grupo pasara por varias disqueras y tras insistir sobre el inmenso potencial de los músicos, consiguió una audición para Talent, sello dependiente de Microfon y creado en esos años para trabajar específicamente con bandas y artistas de rock.
A través de Billy Bond, líder de La Posada, los jóvenes lograron una audición con los encargados de la disquera. “Nos llevó a ver al pope mayor del rock, que era Jorge Álvarez. Caímos con Charly, con las guitarras, porque en ese tiempo no los demos no existían, sino que uno iba con la guitarra a tocar al productor. Cantamos tres o cuatro canciones, a él y a Billy Bond. Y, curiosamente, terminamos de cantarles los temas y nos dijeron ‘empiezan a grabar el mes que viene’. No les creímos, porque eso ya nos lo dijeron doce mil millones de personas. Y, al mes siguiente, empezamos a grabar”, rememora Mestre para Pepsi Music.
Así arrancaba una carrera que, a partir de ese punto, sólo sabría de éxitos. En tiempos donde era poco común que una banda debutara con un LP, Sui Generis ingresó al mercado musical argentino con un disco conformado por once canciones, con una duración total de 33 minutos y 17 segundos, y que lideró la nueva camada de artistas que emergieron durante los setenta.
Canción para mi muerte, el himno eterno
Charly hizo todo lo que pudo para sacarse el servicio militar de encima. A fines de 1971, fue sorteado para pasar un año dentro del ejército. Acudió a funcionarios conocidos a sus padres, simuló desmayos y enfermedades, tanto físicas como mentales. Pero nada resultó.
Una vez dentro del regimiento Campo de Mayo, ubicado en la provincia de Buenos Aires, desobedeció las órdenes de sus altos mandos convencido de hacerles la vida imposible. Sin embargo, lejos de ser expulsado, fue enviado al Hospital Militar. Ahora tocaba hacer creíble su actuación frente a los doctores de la milicia.
Para ayudarlo, su madre le hizo llegar un frasco de anfetaminas. El estímulo de los fármacos le provocó un fuerte estado de éxtasis en medio del cual escribiría, de corrido y en cosa de minutos, la letra de Canción para mi muerte. Así lo recuerda para Bios: “Esa noche no pude dormir porque estaba demasiado empastillado. Me fui arriba, a la terraza, y empecé a correr, correr y correr, porque no se me pasaba. Bajé a mi cama, agarré papel y un lápiz y ahí la hice, en diez minutos”.
La canción es el track que abre los fuegos en Vida. Y no sólo es uno de los temas más exitosos de la banda. También se posicionó como el himno de toda una generación que, de la mano de Sui Generis, transitaba de la adolescencia a la adultez durante los setentas.
Los registros de la época consignan que su puesta en venta como sencillo tuvo un éxito sin precedentes en la historia del rock hecho en Argentina. Se mantuvo en los primeros puestos de las listas de ventas por más de siete semanas. Y aunque, tal como los mismos músicos explicaban, se podía entender como una metáfora para hablar sobre una mujer, lo cierto es que la canción está inspirada en la misma muerte.
Los músicos la interpretaron en 1972 durante la tercera edición del Buenos Aires Rock, festival organizado por la revista juvenil Pelo. En diciembre de ese año, el estadio del Club Argentinos Juniors recibió a las bandas y cantantes más importantes del momento. Jorge Álvarez, junto a Microfon, consiguieron que Sui Generis fuera integrado en último momento al line up. Así, el dúo García-Mestre se presentó en la tercera y última fecha del Buenos Aires Rock, específicamente el 16 de diciembre.
Canción para mi muerte fue la única canción que interpretaron. Con Nito en la guitarra y Charly en el piano, la presentación quedó registrada en los archivos capturados por el director de cine argentino Aníbal Uset. Más adelante, en 1973, Uset estrenó la película Rock hasta que se ponga el sol, donde se ve a Sui Generis en el escenario en el minuto 37. Aunque menos visibles ante las cámaras, García y Mestre estaban acompañados por Paco Prati en la batería y Alejandro Correa en el bajo.
Vida: el comienzo de un legado
“El crecimiento fue aparentemente vertiginoso, que yo me acuerde, desde el primer abril de ese año, cuando salió el disco Vida, después de Hasta que se ponga el sol. A partir de ese año al siguiente grabamos Confesiones de invierno, que fue donde se asentó Sui Generis y se hizo extremadamente popular”. Para Nito, ese fue el punto en que el éxito del grupo se disparó. Así lo reflexionó en entrevista con Pepsi Music.
“Había sólo un programa de radio que transmitía rock and roll y había una revista que se llamaba Pelo. Después salió el Expreso Imaginario. Pero nos hicimos conocidos a pulmón, después de tocar mucho”, agrega Mestre. A partir de 1972, el éxito del dueto se disparó.
Al año siguiente, Argentina, al igual que el resto de Latinoamérica, atravesaba por procesos políticos importantes. El inicio del denominado “tercer peronismo” marcaba una época que finalizaría en 1976 con el golpe de Estado que se extendió hasta 1983. En este contexto, el rock tomaría un rol importantísimo como refugio y medio de expresión de la juventud de esos tiempos.
Para muchos, Sui Generis fue el grupo que, con su música y letras, interpretó los sentires de los jóvenes de la época. Así lo afirma el periodista argentino Claudio Kleiman a Pepsi Music: “Esa es una de las cosas que Charly siempre ha conservado como letrista: el momento que estaba pasando. Y ese momento que él estaba atravesando era el mismo que atravesaba toda una generación de chicos que se sintieron identificados con eso, como nunca les había pasado con una letra de rock nacional”.
Por otro lado, la convocatoria alcanzada por el grupo abrió la puerta para el resto de las bandas de rock, que, hasta entonces, se habían visto relegadas al circuito del under ground. Ahora, los músicos se enfrentaban a una nueva escena donde el rock argentino se transformaba en una experiencia totalmente masiva.
Adiós Sui Generis, el concierto que en septiembre del 1975 cerró el ciclo y marcó la separación de Nito y Charly, es recordado como uno de los recitales más importantes de la música argentina. En dicha oportunidad, los músicos llenaron dos fechas completas en el Luna Park, icónico estadio cubierto que ha albergado las presentaciones de los artistas más importantes en su paso por Argentina. Según recuerda en Bios el cantautor trasandino, León Gieco, esa “fue la primera vez que un grupo de rock ponía tanta gente en un concierto”.
Al mismo tiempo, varios coinciden también en que la banda liderada por Nito y Charly marcó otro hito importante en la música argentina: la llegada de la mujer al rock. “El rock and roll no les vendía a las mujeres. Y estos le empezaron a vender a las chicas, mamás… Eso fue, creo yo, lo que amplió el mercado del rock and roll”, dice Billy Bond en el mismo programa.
Juanse, cantautor de los Ratones Paranoicos, recuerda que el efecto Sui Generis “era un fenómeno. Lo escuchaba mi prima, tías un poco más grandes. Creo que fue el inicio de la popularidad, de la masividad en la música de acá”. Por eso mismo, para el periodista Daniel Ripoll, la separación de la banda parecía, para mucha gente, acabar como un sueño. “Sui Generis representaba la incorporación –y mira lo que te voy a decir- de la mujer al rock, porque era una música más íntima, muy letrística, que captó a la mujer sin que estuviera, básicamente, destinada. Trajo a los conciertos y al consumo de discos a la mujer. El rock, hasta esa época, había sido cosa de hombres”, reflexiona en el documental producido por Pepsi Music.
Cabe recordar que el dúo García-Mestre surgió en un momento donde el rock argentino atravesaba por un “recambio generacional”, marcado por las separaciones importantes bandas como Almendra, Los Gatos y Manal, los tres grupos conocidos por ser los padres del género en Argentina. Así, Sui Generis encabezó una nueva era musical, siendo catalogados en la historia como una de las agrupaciones más trascendentales de la musical en dicho país.
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