Brecha de género, protagonismo del streaming y 700 lanzamientos al año: radiografía a la música independiente chilena

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El Observatorio Latinoamericano de Música Independiente (OLMI) realizó un análisis hasta ahora inédito para la región. Chile, Argentina, Brasil y México son cuatro de los once países incluidos en la primera versión de este estudio, que entrega una descripción detallada sobre el estado de la industria musical independiente en las distintas naciones. En el caso chileno, el estudio da cuenta de la importancia ascendente de los servicios de streaming, la precarización en las condiciones de trabajo y la brecha de género existente dentro de sellos y puestos directivos de empresas del rubro.


Hasta el momento, no existían cifras oficiales que dieran luces sobre cómo se está configurando la industria musical independiente en Latinoamérica, pese a que la mayor parte de la producción hecha en los países latinos proviene de dicho sector.

Asociaciones de industrias independientes de Chile, Brasil y Argentina diagnosticaron esta falta de información, cuyo conocimiento resulta elemental a la hora de fomentar la conexión regional y propiciar la retroalimentación, colaboración e intercambio de datos en un sector que muchas veces termina siendo invisibilizado por la falta de estos.

Así surgió el Observatorio Latinoamericano de Música Independiente (OLMI), un proyecto inédito que, en su primera etapa, analizó el desarrollo del rubro en once países, creando la primera gran radiografía a nivel latinoamericano especializada específicamente en el rubro de la música independiente.

La iniciativa, impulsada por la Asociación de Sellos Independientes de Argentina (A.S.I.Ar), la Associação Brasileira da Música Independente (ABMI) y la Industria Musical Independiente Chile (IMICHILE), ya publicó sus primeros resultados. Los datos recopilados dan cuenta de una industria continental que, en palabras del director de OLMI y presidente del Observatorio Digital de la Música Chilena (ODMC), Cristóbal Dañobeitía, demostró ser bastante heterogénea.

“Latinoamérica tiene realidades muy diferentes dentro de la industria de la música entre las distintas naciones. Sabíamos que existía, pero lo importante es ver esa diferencia en los datos”, destaca Dañobeitía. Según lo observado en la información recopilada por el OLMI, es posible definir cuatro categorías dependiendo del nivel de desarrollo que caracteriza a las industrias de los distintos los países.

En primer lugar, están aquellos que tienen una industria grande y más bien madura, como es el caso de Argentina, Brasil o México, y cuyos mercados gozan de una vasta trayectoria que permite, entre otras cosas, la creación de múltiples y diversos sellos. Le siguen los países que se han desarrollado y crecido rápidamente durante los últimos años, como Chile y Colombia. En tercer lugar, están aquellos mercados más pequeños y que, a pesar de que se encuentran dando los primeros pasos hacia el desarrollo industrial, aún constan de niveles considerables de informalidad (como Perú o Uruguay). Finalmente, se reconocen aquellos donde la “formalización” del rubro es aún incipiente, como Bolivia y Paraguay.

Para Dañobeitía, la importancia de mirar los escenarios de los distintos países insertos dentro del continente es fundamental para comprender el ecosistema que componen las múltiples industrias. A pesar de su diversidad, explica que uno de los elementos transversales es “el tema de la digitalización. Todos se están enfrentando al desafío de lo digital, cien por ciento. Unos con mejor preparación e infraestructura que otros, pero todos lo enfrentan”.

Por otro lado, el presidente del ODMC señala que la principal diferencia entre las naciones radica en el nivel de formalización de sus industrias. “Hay países que son mucho más formales, donde hay empresas y asociaciones constituidas que dan un poco de orden, como las asociaciones de Chile, Brasil y Argentina que, en el fondo, y a pesar de que viven una industria precaria, están muy bien organizados, hacen estudios, están agremiados, etc. Y luego tienes países con realidades muy distintas como el boliviano o el paraguayo, en que casi no existen sellos”.

Precarización, brecha de género y buenas cifras de producción: los indicadores de la industria nacional

La labor realizada por OLMI permitió desarrollar perfiles detallados de cada uno de los once países incluidos en el estudio. Entre ellos, Chile. Así, las analíticas del observatorio tienen bastante que decir respecto al estado de la industria musical independiente de nuestro país.

Dañobeitía conoce bien el rubro chileno de la música independiente. En base a los resultados arrojados en el análisis hecho por OLMI, señala que hay varios puntos que resultan reveladores para comprender el escenario nacional actual. En primer lugar, apunta al crecimiento en la cifra correspondiente a los ingresos provenientes del streaming digital.

“Ha ido aumentando en los últimos años. Eso ya evidencia que cada vez va ser más importante, como un ingreso para los sellos, lo que es la música digital”. La información contenida en el informe indica que, del total de ingresos promedio de cada empresa de la industria independiente, un 29 por ciento proviene del concepto “streaming de audio”.

Cifras sobre los ingresos percibidos por la industria musical independiente en Chile. Elaboración de OLMI
Cifras sobre los ingresos percibidos por la industria musical independiente en Chile. Elaboración de OLMI

Por otro lado, el director de OLMI también apunta al bajo porcentaje de participación de las mujeres en los roles laborales dentro del rubro. Según la data, del cien por ciento, sólo un 30,2% son mujeres, versus una presencia de hombres correspondiente al 68,5%. “Hay una disparidad, una brecha de género muy grande entre los trabajadores de los sellos y los directorios y directivos de empresas, una brecha que hay que solucionar”, comenta.

El análisis también contiene información que deja a Chile en una buena posición respecto a los otros países estudiados. Por ejemplo, se destaca el nivel organizacional de los distintos organismos, sellos y empresas que conforman la industria nacional independiente. En palabras de Dañobeitía, quien además fue uno de los promotores del Observatorio Digital de la Música Chilena, “podemos decir que hay un alto nivel de asociatividad y de orden, y que están muy preocupados de la información”. Justamente, IMICHILE, gremio representante del rubro en nuestro país, contabilizó 65 empresas asociadas hasta el 2020.

Dañobeitía agrega que la industria nacional también se caracteriza por tener una fructífera producción de nuevos contenidos, con un promedio de 1,5 lanzamientos por artista asociado a sellos independientes. “Se lanza mucha música, aproximadamente 700 lanzamientos al año, que, para la cantidad de sellos y de músicos, es bastante”, señala.

Otros datos entregados por el estudio apuntan que los países donde los artistas chilenos han realizado más conciertos son México, Argentina y Perú; y que los géneros más populares son el indie pop, el hip hop, la cumbia y las distintas expresiones de la música urbana.

El desafío chileno para la industria del futuro

A pesar de que Chile se encuentra relativamente bien posicionado a nivel Latinoamericano, lo cierto es que aún quedan muchos aspectos por mejorar. Todavía se reconoce una importante precarización laboral dentro del rubro independiente, que, entre otras cosas, hace difícil una especialización de la industria.

“Muchas veces los bajos sueldos obligan a que los trabajadores tengan que tener segundos ingresos que no están relacionados con esta industria; ser emprendedores o freelancers de otros trabajos para poder mantenerse en estos puestos”, precisa Dañobeitía. Cabe destacar que, de ellos, sólo un 38,8% se dedica full time a sus labores dentro del rubro.

Porcentajes de trabajadores de la industria musical alternativa en Chile según su género y jornada laboral. Elaboración de OLMI
Porcentajes de trabajadores de la industria musical alternativa en Chile según su género y jornada laboral. Elaboración de OLMI

Además, se percibe una baja posibilidad de invertir en ámbitos como el marketing que, si bien no resulta imprescindible para la producción del contenido propiamente tal, sí ayuda a que el producto pueda relacionarse mejor dentro del mercado.

“Vemos que hay muy poca capacidad de inversión, probablemente porque tienen muy pocos ingresos y alcanzan a pagar sueldos y a mantenerse vivos, pero no a invertir. También hay muy poco acceso a financiamiento, y eso es súper importante. Tanto de forma pública como privada. Eso también dificulta la capacidad de inversión. No se pueden endeudar con los bancos, porque no los aceptan, y también es difícil recibir apoyos del Estado. Existen apoyos, pero obviamente no es suficiente. No se alcanza a cubrir todas las necesidades”, reflexiona el presidente del ODMC.

Sin embargo, afirma que las carencias existentes representan una oportunidad para que los organismos estatales y gubernamentales promuevan políticas públicas que contribuyan al desarrollo del sector. Para Dañobeitía, resulta esencial que la orientación esté dada al fomento de una verdadera industria.

“Pensando también en el cambio de gobierno, y si es que tuviera que haber un cambio, creo que es necesario un acercamiento por parte del Ministerio de Culturas a la industria. También son importantes los artistas y el arte, pero es necesario conocer cuánto están ganando los trabajadores, promover que se formalicen empresas. Aspectos donde, en el fondo, el Ministerio tiende a tener una mirada más del artista, y muchas veces observa con mal ojo el tema comercial o industrial”.

Complementa Dañobeitía que, en eso, la cartera cultural “a veces deja de ver que existe una realidad económica detrás, que hay gente que tiene trabajo, que son empresas pequeñas pero importantes, y que si no fuera por ellas no habría mucha producción musical. Creo que falta acercarse a las ‘industrias’, al mundo más económico”.

Por otro lado, el director del OLMI también apunta a que es necesario que se mejoren algunos aspectos burocráticos que contribuyan a facilitar el acceso a la postulación de fondos y la formalización de los sellos y pequeñas empresas.

También reflexiona que sería bueno mirar las políticas desarrolladas en otras latitudes. Da el ejemplo de Francia: “Hay tiempos donde se te devuelven impuestos para que tú puedas mantenerte en períodos de creación y después salir a mostrar tu contenido. En el fondo, también hay un problema económico para los sellos y los músicos que, en algún minuto, se encuentran en proceso de creación y no están produciendo. Esa brecha en el arte hay que solucionarla. No es igual que otras economías”.

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