Residente, ¿un artista talentoso o un oportunista del marketing?

La semana pasada, el puertorriqueño estrenó una canción contra J Balvin que semeja una ráfaga de insultos y dardos que impactaron y fueron comentario obligado de toda la escena latina. Algunos lo aplaudieron por el ingenio de su letra, otros simplemente lo calificaron como un burdo ejercicio para llamar la atención y reactivar su carrera. ¿Quién es el ex Calle 13 y cómo ha actuado a lo largo de su carrera frente a sus pares? Aquí, un par de respuestas.


Mucho antes de que Residente acribillara a través de una canción a J Balvin -en su reciente tema lo trata de “cobarde corderito” y “qué esperan de este fracasado”, en la polémica más explosiva y comentada de la siempre protocolar música latina en los últimos años-, el puertorriqueño escribió un sencillo que sirve como tarjeta de presentación de su biografía y su personalidad.

De alguna manera, una síntesis para poder entenderlo y conocerlo.

El tema se llama Que lloren, es de 2008 junto a parte de su conjunto Calle 13, y ya desde ahí despacha dardos contra otros jerarcas del reggaetón y el cancionero urbano, además de recalcar orgulloso sus propias cualidades: “Oye este es Calle 13/ Esta canción va dedicada a todos los llorones del genero del reggaeton/ Pa’ que aprendan”, es la introducción sin grandes sutilezas en golpe duro a sus colegas, para después detallar: “Yo quiero que lloren/ Yo quiero que lloren/ Yo quiero que guaguagua/ Lamento informarte que hoy mi cerebro desayuno esteroides /y tu rimando eres la mitad de un espermatozoide”.

En la canción acusa que muchos cantantes latinos se venden como parte de “la calle” pero finalmente igual se están promocionando en “Don Francisco”, en una época donde el Sábado Gigante de Miami era clave como vitrina para muchos artistas regionales.

En esa misma línea, por lo demás, deja espacio a sí mismo: “Déjame darte un par de detalles/ yo no soy calle/ perdona que lo subraye nuevamente, yo no soy calle/ Y si veo alguna tripa algun dia puede que me desmaye/ o que el corazón me falle/ pero hay un solo problema: tú tampoco eres calle”.

¿Quién es realmente René Pérez Joglar (47)? ¿Un francotirador ingenioso del mundo urbano? ¿Un artista respetado? ¿Un cerebro hábil y oportunista del marketing que cada cierto tiempo descarga artillería pesada contra sus pares para salir a flote y reactivar su trayectoria? ¿Merece alguna clase de consideración artística su última “tiradera” contra Balvin?

Un mal sabor de boca

Music Radar Clan, uno de los dueños de uno de los canales de música de YouTube más vistos en nuestro idioma -cuyo nombre real es Víctor y donde cada cierto tiempo desmenuza géneros y tendencias- se pronunció de la siguienta manera en su canal de Twitter: “Pues qué queréis que os diga, a mi el beef de Residente a J Balvin me ha dejado bastante mal sabor de boca. Creo que es de una agresividad verbal poco sana hacia una persona a la que lleva meses humillando sin que siquiera le responda... no se, creo que no está bien”.

Su referencia gira hacia lo sucedido hace un par de meses, cuando el propio Residente calificó la música del colombiano como un “carrito de hot dogs”, luego que Balvin criticara la poca presencia en los Grammy de la música urbana y sus variantes.

Music Radar Clan sigue en su cuenta digital: “Entiendo que Residente es en cierto sentido el caviar de la música urbana latina tanto artística como socialmente, pero no creo que esa posición sea el pretexto para humillar a nadie. Al menos no es lo que yo espero de alguien en su posición. Y eso no quita que pueda tener más o menos razón, que el contexto venga de largo, o que J Balvin pueda ser más o menos capullo. Simplemente alguien que se autoproclama líder y que se comporta así con gente a la que considera inferior artísticamente, para mí no lo es. Por no olvidar que, sinceramente, ya tiene una edad que podía dejarse de rimar con pollas, erecciones, condones, corridas, huevos... que no tiene 15 años, por el amor de dios. No sé, si esos son sus valores, no los quiero”.

Los artistas grandes de verdad a quien le tiran un beef es a las multinacionales discográficas, y las dejan temblando. Sino que le pregunten Michael Jackson o a Madonna, que casi tumban una ellos solos”, apunta el comunicador.

De alguna forma, así ha quedado parte de la crítica tras el último acto de Residente: o aplaudiendo que haya sido sincero contra un Balvin que se ha vuelto cada vez más comercial; o reprochando una avalancha de insultos sin sentido y que sólo lo ayudan a él en visibilizar su figura y reposicionar su nombre.

También en su natal Puerto Rico es un nombre que divide aguas: muchos lo aplauden frente a una incuestionable trayectoria portentosa y llena de logros, además de potenciar el espacio de Puerto Rico en el mundo pese a su condición de colonia; pero otros apuntan a que habla desde el privilegio y siempre con el favor de la industria, pese a que la critica y a que supuestamente se pone en un escalón más alternativo, fuera de la mercadotecnia habitual, en una pose por sobre el pagano negocio del espectáculo.

Su clan

Residente nació en San Juan bajo un entorno familiar que es esencial para comprender su posterior estampa creativa.

Su madre, Flor Joglar de Gracia, formó parte de la compañía Teatro del 60, y en sus años de estudiante perteneció a la Juventud Independentista Universitaria (JIU). Su padre, Reinaldo Pérez Ramírez, era un abogado laboralista, músico y escritor también independentista que participó en diferentes brigadas internacionales en la Nicaragua sandinista y en Cuba. Además, fundó un bufete de abogados dedicado a representar sindicatos de trabajadores. En 1987 viajó a La Habana como representante de la juventud de Puerto Rico y como uno de los miembros del Partido Socialista Puertorriqueño (PSP). En la década de los 80, se mudó durante un tiempo a Nicaragua durante la revolución Sandinista.

De ahí nace el interés del canante por lo político y lo social. Lo ha demostrado desde sus orígenes: por ejemplo, en el paso de Calle 13 por el Festival de Viña de 2008, el artista quiso invitar a líderes mapuches chilenos para que estuvieran presentes arriba de la Quinta Vergara. Por distintos asuntos, no pudo. A cambio, emitió un mensaje en pleno show: “Respeto a Chile y la lucha mapuche”.

En 2010, después de una gira local, recorrió todo el sur del país en auto.

Para diciembre pasado, cuando Gabriel Boric fue elegido presidente de Chile, subió a su Twitter una imagen de hace más de una década, cuando se reunió y brindó con cerveza en Santiago con Camilla Vallejo, Giorgio Jackson y el propio mandatario. “Hace años conocí a unos chamaquitos en Chile que luchaban por una educación gratuita y de calidad. Un día uno de los chamaquitos me dijo que tenía que conocer a otro chamaquito con buenas ideas. Ese chamaquito hoy es presidente de Chile. Felicidades Gabriel Boric”.

En la época en que Boric, Vallejo y Jackson eran dirigentes estudiantiles, Residente siempre los invitó a los shows de Calle 13 en Chile y no era raro verlos en las primeras filas.

Tras criarse con su madre en una zona de clase media de la isla, su interés por la música fue natural y empezó al integrarse a la banda de su colegio. Y aunque su principal foco de entusiasmo adolescente era el béisbol, después expandió sus mundos: ingresó a la Escuela de Artes Plásticas en San Juan de Puerto Rico y tras licenciarse logró una beca para estudiar en el Savannah College of Art and Design, en Georgia, donde realizó un posgrado en Bellas Artes.

A eso, en rigor, se refiere en sus canciones cuando puntualiza que él “no es calle”.

Mientras estudiaba en Savannah crea el seudónimo de Residente para revivir algo que hacía desde chico y durante su tiempo libre comenzó a escribir tanto poesía como canciones de rap. Culminada su maestría viaja a Barcelona. No consigue trabajo y toma unos cursos de cine, otra de sus pasiones. Durante su tiempo viviendo en España presenta un corto que dirigió mientras fue estudiante, el que presentó en Madrid, alcanzando un segundo lugar en una competencia de cortometrajes en un festival de cine independiente.

Sin un éxito resonante ni demasiada claridad vocacional, retorna a Puerto Rico, donde se alimenta aún más su intención de consagrarse sólo a la música. A la travesía invita a Eduardo Cabra, su hermanastro, quien formaría también el germen de Calle 13. Él se encargaría de la música, Residente de las letras.

No les va bien. Los sellos los reciben con portazos y sus primeras canciones no pasan de ser intentonas como las de cualquier trayectoria en ciernes.

Hasta que escriben la canción Tengo hambre -simbolismo de que se estaban quedando sin recursos ni ganas de seguir intentándolo- y contactan a White Lion, una disquera independiente responsable del éxito en ese entonces de otro gigante del sonido urbano, Tego Calderón.

Son los primeros que se toman en serio su apuesta y que ven que el potencial que podría tener sus temas sólo puede aumentar. El resto es historia: luego vienen hits como Se vale to-to o Atrévete -te-te, mientras Calle 13 crece como uno de los conjuntos más inventivos e inquietos del nuevo siglo. Hoy disueltos, y con Residente con una carrera en solitario, siguen siendo una marca que mezcló letras agudas y ritmos urgentes, un punto aparte en el reggaetón latino de los últimos tiempos.

El crítico de música de Culto, Marcelo Contreras, resume así la figura de Residente: “Es hábil, talentoso, tiene carisma, le ha dado categoría al urbano con formas musicales originales tanto en Calle 13 como solista, y posee una pluma que funciona como daga. Por supuesto, entiende muy bien el negocio de la música. Sabe que no hay mala publicidad”.

Con respecto a la canción en que pulveriza a Balvin, acota: “Fantástica. Lo hizo añicos. En una época como esta, donde los grandes artistas hacen declaraciones como si estuvieran en una asamblea de la ONU, esta ráfaga de Residente contra el colombiano nos recuerda el valor de una buena letra sin anestesia”.

En la escena, quien se ha expresado más en detalle en torno al ring Residente/Balvin es el cantante venezolano Danny Ocean, quien directamente le habló a él en redes sociales: “Una persona tan culta y con tantos premios y Grammys ganados me sorprende que tenga tan mal timing para sus releases. Un mensaje de odio en un momento donde HAY MÁS ODIO alrededor del mundo habla aún mucho más de ti, René. Sí, mataste con la lírica, recibiste los comentarios que querías, pero espero que seas consciente del eco que haces con este mensaje justo en estos tiempos. El silencio también es parte de la música”.

Está claro que la pluma afilada de René está muy lejos de generar consensos. O es un talento superior a la hora de hermanar versos y ritmo, o es un mago que saca sus trucos para dejar embrujado a todos. Quizás es una mezcla de ambos.

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