Luis Fonsi (43) prefiere tomar palco y no atrincherarse en bandos. Cuando observa la reciente y sanguinaria canción que con Residente golpeó sin tregua a J Balvin ( “cobarde corderito” y “eres más falso que un hot dog sin ketchup ni pan”, son parte de la dedicatoria), asegura que no le sorprende, que es un round que le sabe habitual y que prefiere mantenerse al margen de las grescas entre colegas.
“Yo no opino mucho sobre las tiraeras”, admite en conversación con Culto, en referencia al concepto con que se rotulan los ataques de un artista a otro en la escena urbana. Luego sigue: “Lo que está pasando es que mucha gente no conocía la cultura de las tiraeras en el género y yo he conocido muchas tiraeras históricas durante los últimos 20 años que uno se disfruta como espectador, y a veces es mejor no sobreanalizar quién tiene o no tiene la razón. Eso es parte de la cultura del género. Esto no es nada nuevo. No es el primero ni va a ser la última tiraera. Yo conozco a ambos artistas y son grandes amigos y son dos grandes estrellas. No tengo mucho qué opinar, porque no es mi lugar para opinar”.
Pero hay un lugar donde el puertorriqueño sí puede opinar. Un hito mucho más significativo y donde es probable que experimente una sincronía mayor con sus contemporáneos: en 2017 lanzó el hit Despacito junto a su compatriota Daddy Yankee, convertido no sólo en un suceso del que pocos habitantes del planeta pudieron zafar; también asomó como una suerte de fractura cultural en que como pocas veces antes lo latino empezó a monopolizar los gustos musicales de todo el orbe. En parte, fue la primera piedra -al menos en el siglo XXI- para que figuras como el puertorriqueño Bad Bunny reinen hoy sin contrapesos, o para que una canción como No se habla de Bruno, de la película Encanto, crezca hasta adquirir un tamaño omnipresente.
“Siento que he sido parte de eso. (Pero) decir la palabra pionero sería un descaro para los que vinieron antes de mí”, matiza el artista, subrayando que en el pasado también hubo otros latinos de voracidad universal.
“Para decir pionero hay que dar para atrás a José Feliciano, Julio Iglesias, Gloria Estefan, Ricky Martin, Shakira, Enrique Iglesias, que vinieron muchísimo antes de que yo y rompieron las reglas, en el sentido de mezclar el español con el inglés o inclusive ellos haciendo crossover. Pero, aunque quizás estaban cantando en inglés, siempre defendieron la cultura latina. Así que pionero, no. Son palabras muy grandes. Yo por respeto a los que vinieron antes de mí, no lo soy. Pero sí reconozco que fui parte de algo histórico, de una canción como Despacito que, sin yo tener que cambiar idioma, se convirtió en fenómeno y abrió muchas puertas para la música latina”.
Desde esta semana, Fonsi tendrá una nueva oportunidad para reactivar su indiscutido espacio en el pop en español de los últimos años. Ya está disponible Ley de gravedad, su décimo álbum, una extensa entrega de 16 composiciones elaborada antes y durante la pandemia, y donde también se presenta como un fervoroso creyente del formato disco, cada vez más en desuso por un mercado que prefiere fluir conciso a través de los singles.
“Yo soy de alma y corazón antiguo. Me gusta el espacio que me da el disco. El single es una canción que va directo al público y que tiene que ser comercial. En cambio el álbum te da la libertad para jugar con muchas más cosas y no tener esos parámetros tan cerrados”.
Efectivamente, el trabajo funciona como un espejo retrovisor al Fonsi más clásico (las baladas Fin de semana y Nuestra balada), pero también como una declaración de actualidad en los ritmos urbanos a los que suscriben Vacaciones (con Manuel Turizo), Bésame (con Myke Towers) y Vacío, con otra estrella latina del momento, Rauw Alejandro. Farruko, Sebastián Yatra y Nicky Jam son otros nombres que aparecen en los créditos.
“El género urbano será permanente para siempre”, postula, en una bendición donde proclama larga vida al trap y al reggaetón. “Si vas a cualquier país que no conozca nuestra cultura, un país europeo o asiático, ellos definen la música latina como la música urbana. Así es que lo ven. Tiene mucha potencia. A mí verdaderamente me gusta. Mi disco no es un disco urbano. Ley de gravedad es mucho más romántico que mi disco anterior. Obviamente hay muchas colaboraciones con artistas urbanos, pero cada canción tiene una receta diferente”.