Se grabó en junio de 1969 para el álbum Abbey Road, pero Maxwell’s Silver Hammer es una de esas canciones menos conocidas de The Beatles que guardan una historia. Compuesta por Paul McCartney durante los días del White Album, un año antes, luego fue ensayada durante las sesiones de Get Back (como se puede ver en el imperdible documental de Peter Jackson en Disney +), pero recién llegó a los surcos del disco en su siguiente producción.

La canción fue un mal trago para los de Liverpool. McCartney estaba convencido del potencial de la misma, muy melódica y con un aire a los años 20 que a él le llamaba la atención debido a la influencia de su padre, Jim, quien tuvo una banda en su juventud. En el catálogo Beatle ya había temas en esa cuerda, como When i’m sixty-four o Your mother should know. Pero esta vez, Macca quiso ir más allá.

Por ello, insistió a sus compañeros a ensayarla una y otra vez para lograr una toma perfecta; pasaron casi tres días tocándola. El problema es que ya había hecho lo mismo para la grabación de Ob-la-di Ob-la-da, lo que generó una fuerte discusión con John Lennon, que la detestaba y cegado por la rabia acabó aporreando las teclas de un piano (y con ello creó su reconocible introducción). Por ello, esta vez, no hubo mejor ánimo.

“Odio la canción porque todo lo que recuerdo es la grabación; nos la hizo hacer cien millones de veces -contó Lennon años después-. (McCartney) estaba convencido de que el tema era un single, pero nunca lo fue ni jamás lo podría haber sido”.

En su estilo frontal, Lennon le había dicho a la prensa que los Fab Four podrían seducir a las audiencias si seguían sacando “esas agradables cancioncitas folk como Maxwell’s Silver Hammer, que gustan a las abuelitas”.

Incluso el siempre compuesto y pacífico Ringo acabó saturado con el empeño que Macca le dio a su canción. “La peor sesión de todas fue Maxwell’s Silver Hammer -detalló en una entrevista citada por Sergio Marchi y Fernando Blanco en su libro The Beatles en el final-. Fue el peor tema que hayamos grabado. Nos llevó semanas y me pareció una locura”.

Más allá de su estilo, la canción tuvo un par de hitos; durante los ensayos de Get Back, McCartney pidió al roadie Mal Evans llevar un yunque al estudio, para usarlo en la percusión del estribillo y darle un toque más gráfico a la letra sobre un asesino serial con ánimo vengador. Refunfuñando, el roadie cargó como pudo el pesado aparato y él mismo debió “tocarlo” mientras los Beatles, tocaban y despachaban cigarrillos como si fuesen los últimos del planeta.

Además, como destacan Marchi y Blanco, fue el primer tema en que los Beatles incorporaron el sonido de un sintetizador Moog, que pertenecía a George Harrison. En sus memorias, el ingeniero Geoff Emerick cuenta que era un aparato voluminoso, del porte de una pared, que llegó al estudio embalado en cajas y que los músicos exploraron sus posibilidades; en Abbey Road se le puede escuchar en temas como Here comes the sun y I want you.

Esta jornada, se informó que la letra manuscrita de la canción saldrá a subasta a través de la casa Moments in Time, con un precio de venta de US$425.000. Se trata de un documento que la casa Christie’s vendió en 2006 al propietario de una librería de Texas, Bill Butler, por 192.000 dólares. Como informaron medios como Rolling Stone, no hay certeza si se trata del mismo.

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