Lima Barreto: una mirada lúcida en medio de la locura
Diario del hospicio y otros textos acaba de ser publicado en nuestro país por la casa editora Montacerdos. En sus páginas, se lee la feroz crónica de su autor intentando recuperarse del alcoholismo. Junto a su editor revisamos las claves de los escritores más interesantes de Brasil.
“No me incomodo demasiado con el Hospicio, pero sí detesto esa intromisión de la Policía en mi vida. Íntimamente tengo la certeza de que soy loco; pero debido a la mezcla del alcohol con todos los temores que las dificultades de mi vida material que en los últimos seis años me dominan, cada tanto doy señales de locura, delirio”, anotó Afonso Henriques de Lima Barreto, el 4 de enero de 1920. Conocido solo por sus apellidos, Lima Barreto se internaba en el Hospicio Nacional de Brasil, para combatir su alcoholismo.
Antes de Clarice Lispector, antes de Guimarães Rosa, o de Rubem Fonseca, estuvo Lima Barreto. Oriundo de Río de Janeiro, fue considerado el primer gran escritor brasileño del siglo XX, su obra se basó fundamentalmente en novelas, pero también en crónicas de no ficción, acaso influenciado de su propia labor como periodista en los periódicos Correio da Manhã, Jornal do Commercio, Gazeta da Tarde y Correio da Noite.
La literatura brasileña -salvo excepciones, como Lispector- no ha sido tan conocida en el mundo hispanoparlante. Causa de ello es que no hay tantas traducciones al castellano. Ese es el problema con Lima Barreto, y por ello la casa editora nacional Montacerdos acaba de publicar Diario del hospicio y otros textos. Un volumen que reúne la crónica que el autor carioca escribió desde su tercera estadía por el sanatorio, además de una novela inconclusa, El cementerio de los vivos, que comenzó a redactar justamente en base a sus vivencias en el hospicio. Y termina con un cuento, Cómo llegó “El hombre”, que sí finalizó y publicó en su época.
“Fue el traductor Matías Rebolledo Dujisin —profesor de Literatura de la Universidad de Chile— quien nos acercó el libro y no lo dudamos”, explica a Culto el escritor Diego Zúñiga, editor en Montacerdos. “Lima Barreto es uno de esos escritores brasileños que debieran estar muchísimo más traducido a nuestro idioma, un narrador extraordinario, y este libro en particular, el Diario del Hospicio, es una de sus obras más brutales, un descenso a los infiernos en todo sentido”.
“Nos pareció fascinante el libro, y Matías, que es un gran conocedor de la literatura brasileña, además nos planteó la idea de sumarle El cementerio de los vivos, que fue el intento de Lima Barreto por ficcionalizar todo lo que vivió cuando estuvo internado en el Hospicio, entonces nos pareció perfecto publicarlos juntos”.
Una deuda pendiente
¿Qué tiene de particular la literatura de Lima Barreto? Zúñiga responde: “No deja de ser curioso que estemos tan cerca de Brasil y que siga siendo, en muchos sentidos, un lugar desconocido en tantos ámbitos, como es el literario. Me parece que tenemos una deuda ahí, las editoriales que publicamos literatura latinoamericana, de indagar en una tradición que ha dado narradores excepcionales, como Machado de Assis, Guimarães Rosa, Clarice Lispector, Rubem Fonseca, João Gilberto Noll, Raduan Nassar, Ana Paula Maia o Sérgio Sant’Anna, por nombrar algunos”.
“En el caso de Lima Barreto, la editorial argentina Mardulce publicó hace unos años una nueva traducción de su novela más importante, El triste fin de Policarpo Quaresma, y antes se lo había podido leer en la Biblioteca Ayacucho y en un par de ediciones pequeñas, hoy casi imposibles de conseguir. Una literatura que se publicó a comienzos del siglo XX pero que no ha perdido urgencia ni misterio”, agrega Zúñiga.
Al leer el Diario de hospicio, y revisar el estado decadente en que se encontraba su autor, la tentación de atacharle la etiqueta de “escritor maldito” aparece a la primera vista. Pero caer en eso es un reduccionismo. Diego Zúñiga explica que hay una lectura mucho más profunda, producto de la sociedad carioca donde vivió Barreto, con una fuerte presencia de racismo.
“Pocos, como Lima Barreto, han conocido y narrado lo que significa realmente viajar hacia el fin de la noche: el alcoholismo, la locura, la miseria están ahí, en sus textos, de forma inevitable, nos interpelan. Hay una mirada durísima de clase y racial que atraviesa su obra y que hoy, lamentablemente, siguen vigentes a la hora de mirar a Brasil y también de mirarnos a nosotros. Va más allá de la figura del ‘escritor maldito’, lo de Lima Barreto es más complejo y más rabioso también”.
¿Qué se puede decir de este libro en particular que lo hace atractivo?
Lima Barreto tiene una capacidad de observación realmente asombrosa. Eso le permite registrar, de forma muy singular, lo que es la vida en el Hospicio: los enfermeros, los guardias, los internos, las relaciones que surgen, la violencia, la desesperación, el encierro, está todo ahí. En ese sentido, Lima Barreto es un gran diarista: se va por las ramas, evita indagar mucho en su propio yo, aunque en todo momento lo que prevalece es su mirada sobre las cosas, una mirada curiosamente lúcida en medio de tanta locura.
“Detesto este Hospicio; me tratan bien, pero me faltan el aire, la luz, libertad. No tengo mis libros a mano; mientras, mi casa, el delirio de mi madre...¡Oh Dios mío! Da lo mismo aquí o allá...Saldré de esta catacumba, pero iré a la sala mortuoria que es mi casa”, anotó Barreto en su diario, en un arranque de lucidez.
El Diario del hospicio y otros textos ya se encuentra disponible en las librerías nacionales y en el sitio web de la editorial Montacerdos.
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