Reseña de libros: de Susan Cain a Lola Larra

Susan Cain

Agridulce, el nuevo libro de la autora de Quiet sobre la belleza de la melancolía; La Eterna Juventud, un conjunto de crónicas autobiográficas y cruzadas de literatura de la escritora de Sprinters, y un cuento ilustrado sobre un gato con aires de príncipe, en las lecturas de la semana.


Agridulce

Agridulce, de Susan Cain (Urano)

Cuando sus compañeras de la Escuela de Derecho entraron a su cuarto, la encontraron escuchando a Leonard Cohen. ¿Por qué escuchas marchas fúnebres?, le preguntó una de ellas. Susan Cain tenía 22 años y durante otros 25 estuvo girando en torno a ese misterio: ¿por qué la música melancólica le parecía inspiradora? Autora de Quiet: El poder de los introvertidos en un mundo incapaz de callarse, Susan Cain investiga aquí en la melancolía o el “sentimiento agridulce”: una predisposición o una tendencia, un modo de ser en un mundo a la vez bello y triste, alegre y difícil. Una actitud que se relaciona profundamente con el arte: la emoción convertida en creatividad o trascendencia. La escritora recoge una serie de historias reales, como la de Peter Docter, realizador de Up y Monster Inc., quien tuvo la idea de desarrollar una película animada en torno a las emociones, Intensamente. Durante el desarrollo del filme, Docter puso de protagonistas a Miedo, una emoción entretenida, y Alegría. Pero no lograba avanzar. Solo cuando se dio cuenta de que la verdadera compañera de Alegría debía ser Tristeza, la película encontró su camino (fue un éxito de taquilla y ganó el Oscar).

Al inicio, la autora incorpora un Cuestionario Agridulce de 15 preguntas, entre ellas: ¿Te emocionas al ver fotografías antiguas? ¿Reaccionas con intensidad ante la música, el arte o la naturaleza? ¿Te parecen reconfortantes o inspiradores los días de lluvia? ¿Buscas la belleza en tu día a día?

Apoyada en la sicología, la filosofía, la música y el arte, la autora explora en las virtudes de “la tradición agridulce” en un mundo que parece rehuir de lo triste.

Eterna

La Eterna Juventud, de Lola Larra (Saposcat)

A los 15 quería ser poeta. A los 17 se enamoró de un bajista de rock. Fue una escritora de concursos a los 20 y a los 30 trabajó en el diario El País. En este volumen, la escritora Lola Larra encierra un conjunto de historias, recuerdos, crónicas y ensayos de contornos autobiográficos: desde las historias de sexo que oyó en el colegio, conciertos de rock en Buenos Aires, fiestas con estrellas de cine en Cannes o la valentía del amigo que decidió quedarse en Caracas cuando la ciudad comenzó a morir. Todas ellas, de alguna manera, están atravesadas por el amor a las narraciones, a la lectura y la escritura. La autocensura, el riesgo, la memoria y la empatía son otros temas sobre los que reflexiona la autora en estas páginas. “Creo que un buen libro enseña algo tan poderoso como la fuerza que hay en la debilidad, la fuerza de la vulnerabilidad. Como un espejo terrible y poderoso y maravilloso, la literatura nos muestra lo que más nos duele, en lo que somos más vulnerables, a lo que más tememos”, escribe.

Particularmente conmovedora es La contradicción de la novela documental, crónica donde relata el proceso de investigación y escritura de Sprinters, su novela sobre Colonia Dignidad, y el modo imprevisible en que la historia se cruzó con ella una noche en Santiago, varios años después. Y es tal vez la mejor síntesis de este libro donde la literatura y la vida, las ficciones y las emociones, se encuentran y se abrazan.

Pistacho

Pistacho, de Solene Ayangma y KMie (Zig-Zag)

Si hay algo que Pierre-Eustache no soporta, además de los malos modales, es la zalamería. No le agrada que le digan tierno. Ni bello. Aunque es un cachorro, es consciente de su belleza y sobre todo de su elegancia. “Con mis ojos más azules que el cielo de mediodía, con mi voz meliflua que aún no ha cambiado, con este cuerpecillo de piernas cortas esperando crecer. Lo sé”, dice. “Es como si un chihuahua le dijera a un león que es demasiado tierno. Ridículo”. Orgulloso de su linaje, el pequeño Pierre-Eustache enfrentará una serie de problemas y equívocos en su nueva casa, partiendo por su nombre: ¡todo el mundo lo llama Pistacho!

Gato con aires de príncipe, tendrá que lidiar con la incomprensión de Lila, la dueña de casa, que no parece reconocer su rol de sirvienta. Su vida se complica cuando la familia crece: Lila y su vecina Dora se enamoran, y Pistacho hará lo posible por seguir siendo el centro de atención. Pero las cosas se ponen más difíciles cuando Lila y Dora le anuncian que esperan un bebé. Escrita con humor y encanto, y con graciosas ilustraciones de Camille Carreu (KMie), Pistacho es una historia que invita a mirar la vida con ojos de gato, a reír y valorar la vida en familia

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.