“Un inicio prometedor”, “más divertida que House of the Dragon”: el entusiasmo de la crítica ante Los Anillos de Poder
Ya disponible con sus dos primeros capítulos en Amazon Prime Video, la serie de El Señor de los Anillos aborda el despertar del mal en una Tierra Media anterior a Frodo y Sam. El regreso al mundo de J. R. R. Tolkien ha obtenido el favor de los especialistas, que celebran el despliegue de su espectáculo, la actuación de Morfydd Clark (Galadriel) y su banda sonora. Sin embargo, despierta dudas si logrará ser consistente al desarrollar sus múltiples subtramas.
A casi ocho años de la conclusión de la segunda trilogía de Peter Jackson (El hobbit: La batalla de los cinco ejércitos, 2014), la Tierra Media decretó este jueves su regreso a la pantalla.
Con el lanzamiento de los dos primeros episodios de la serie El señor de los anillos: Los anillos de poder (Amazon Prime Video), el universo de magia, aventura y política creado por J. R. R. Tolkien ya tiene disponible una nueva encarnación, una superproducción que opera como precuela de las historias de Bilbo, Frodo y Gandalf.
Presentando algunos personajes familiares para el gran público (Galadriel, Elrond, Sauron), otros conocidos para los fanáticos y unos cuantos derechamente inventados, la ambiciosa producción escrita por J. D. Payne y Patrick McKay se planteó en su primera temporada reintroducir a la audiencia en el mundo de elfos, enanos y orcos, tributando el encanto de la obra original. Una premisa a la que se ciñen con rigor la pareja de episodios con la que arranca, ambos dirigidos por el español J. A. Bayona (El orfanato, Jurassic World: El reino caído).
“Los dos primeros episodios de Los anillos de poder están repletos de efectos visuales alucinantes, varios personajes vívidamente trazados y una sensación de admiración que era un componente crucial de los tres primeros filmes de Jackson”, argumentó en su crítica Rolling Stone, junto con asegurar que la escala de la ficción “se sentiría vacía sin personajes convincentes en medio de esas imágenes exuberantes. Afortunadamente, la serie tiene una colección prometedora de ellos”.
Al menos en su concepción inicial, la producción es una historia coral que se distribuye en diferentes puntos de la Tierra Media mientras atraviesa la Segunda Edad (la trilogía estrenada entre 2001 y 2003 transcurría miles de años después, en la Tercera Edad).
Una obstinada Galadriel (Morfydd Clark) insiste en que el mal no se ha extinguido por completo de la faz de la tierra y, tras negarse a cumplir el destino que le han fijado, conoce a Halbrand (Charlie Vickers), un humano que escapa de su pasado.
En otro eje de la trama, los nómades y casi siempre discretos harfoots (antepasados de los hobbits) están a punto de vivir algo extraordinario. Nori (Markella Kavenagh), una joven con un incontenible espíritu de aventura que pertenece a la tribu, es testigo de la llegada de un ser de aspecto humano que no recuerda nada.
Durin IV (Owain Arthur) y su esposa, Disa (Sophia Nomvete), reciben la visita de Elrond (Robert Aramayo) en el reino enano de Khazad-dûm. Y en las llamadas Tierras del Sur, donde antiguamente el enemigo contó con el respaldo de sus habitantes, un elfo silvano (Ismael Cruz Córdova) indaga en un misterio junto a su interés amoroso, la humana Bronwyn (Nazanin Boniadi), madre de un niño (Tyroe Muhafidin) que oculta una oscura conexión.
Advirtiendo que “el primer episodio está dedicado principalmente a la construcción del mundo”, The Hollywood Reporter sostuvo que “en el segundo episodio, la historia comienza a avanzar y hay personajes y escenas que me parecieron absolutamente encantadores por la forma en que una serie como esta necesita supervivencia a largo plazo, incluso si algunos de los efectos y la escala épica disminuyen un poco”.
“Las motivaciones de los personajes pueden parecer básicas al principio, pero se desarrollan y profundizan con el tiempo”, indicó el medio TV Line. “Los showrunners, J. D. Payne y Patrick McKay (Star Trek: Sin límites), tienen muchos hilos de la historia con los que hacer malabares, pero hasta ahora todos funcionan”.
Una perspectiva opuesta a la que manifestó The Ringer, que afirmó que “al igual que muchas ramificaciones de fantasía, Los anillos de poder funciona mejor como construcción de un mundo que como una historia por derecho propio”. Y agregó: “Lucha por transmitir una historia de fondo densa a través del diálogo, ya sea alienando al espectador con discursos largos y pesados o confundiéndolos con información poco clara”.
Por otro lado, ese medio sí reconoció que la ficción “luce increíble, con una sensación hipersaturada y casi psicodélica, que la distingue instantáneamente de la estética oscura y polvorienta de series como Game of thrones”.
Con apenas dos capítulos disponibles (uno nuevo cada viernes), el debate sobre si la superproducción es más forma que sustancia aún está abierto. “Si la ambiciosa primera temporada no reinventa el anillo, es una reproducción impresionante que añade algunas filigranas nuevas. Inmediatamente evoca el hechizo visual de las películas. Incluso más importante, se las arregla, eventual y ocasionalmente, para crear su propia magia de narración y aventuras de capa y espada”, expresó The New York Times, apuntando que “es espectacular en la pantalla, pero el espectáculo solo te llevará hasta cierto punto en la televisión”.
En su crítica Rolling Stone reconoció que “el nivel de emoción de la serie se sostiene mucho más en el espectáculo que en las historias”, aunque celebró que “puede ser notable a nivel técnico tanto con las cosas íntimas como con las grandes batallas”.
Otros aspectos que despertaron elogios fueron la interpretación de su actriz principal y la composición musical de Bear McCreary. “Con la tarea de lograr que Galadriel sea a partes iguales la voz de la razón y la heroína de la batalla, (Morfydd) Clark demuestra ser la figura más confiable de la serie”, expuso Variety. “En la imponente actuación de Clark, se pueden ver destellos del personaje tentado por el Anillo Único en el filme (de Peter Jackson)”, dijo The New York Times.
En palabras de The Hollywood Reporter, “la música es grandiosa y emocionante, y dispone cuán grande quiere ser la serie, sin importar cuán grande sea tu pantalla”. “El arrollador y etéreo score de Bear McCreary también se suma a la sensación de grandeza”, opinó TV Line.
El frente a frente con House of the Dragon
Aunque le aportó elementos de su propia cosecha, una de las principales inspiraciones de George R. R. Martin al momento de escribir su saga Canción de hielo y fuego fue El señor de los anillos. Tiempo después, la brújula se movió en la dirección contraria: en 2017, en pleno auge de las plataformas, Amazon adquirió los derechos televisivos de la obra de J. R. R. Tolkien por cerca de US$ 250 millones con el propósito de poder crear su propia Game of thrones.
Tras sellarse esa dinámica de influencias compartidas, House of the dragon y El señor de los anillos: Los anillos de poder se lanzaron con apenas 11 días de diferencia y sus capítulos finales llegarán separados por poco más de una semana. De ahí que los paralelos entre ambas sean inevitables.
Sin embargo, las producciones de Amazon y HBO son tan diferentes como lo son los autores en los que se basan. Martin monta una fantasía apta para adultos que no teme ser despiadada, brutal, sexy y a veces hasta vulgar. Una suerte de respuesta a la Tierra Media, donde si bien puede haber elementos de violencia y ambigüedad, prima una candidez completamente ausente en Westeros.
The Guardian fue uno de los medios que más se entusiasmó poniendo una frente a la otra. “(Los anillos de poder) es tan cinematográfica y grandiosa que hace que House of the dragon luzca como si hubiera sido improvisada en Minecraft”, indicó, asegurando que la ficción de Amazon “es un acontecimiento, un espectáculo”.
“Los anillos de poder sigue el ritmo de Game of thrones en el volumen de sangre derramada, tanto roja y humana como negra y orca, pero su sensibilidad es mucho más idealista”, propuso The New York Times, anotando que el espíritu de la fantasía posterior a GOT “de ‘chicos buenos son decapitados’ fue en muchos sentidos una reacción a Tolkien”.
“Estas dos precuelas de fantasía en streaming persiguen la misma mina. Buscan más de lo mismo de lo que funcionó la primera vez, pero un diferente tipo de lo mismo”, argumentó Chicago Tribune, junto con plantear que “Los anillos de poder tiene un comienzo prometedor y lujosamente armado”.
Según un artículo de la revista GQ, “House of the dragon es un poco más interesante, mientras que Los anillos de poder es más divertida”. Y agrega: “Los dos primeros episodios son mucho más divertidos de ver, tan impresionantes como una película de El señor de los anillos en términos de valores de producción. También ayuda que Los anillos de poder no tenga un tono tan serio como House of the dragon”.
Ambas tendrán más temporadas –HBO renovó para una segunda a su spin-off tras su exitoso debut y Amazon planifica cinco de su adaptación de Tolkien–, pero aún queda por ver el impacto real de esta última.
“Es prudente afirmar que el apetito de los espectadores por el universo ficticio de Martin aún no ha menguado. ¿Pero los espectadores quieren algo más allá de esa marca?”, se preguntó Rolling Stone.
“‘No puedo evitar sentir que hay maravillas en este mundo”, insiste Nori. Los anillos de poder tiene muchas maravillas que ofrecer al principio. Ahora tendremos que ver si la serie puede lograr que estas continúen y si los espectadores están tan emocionados por ellos como Nori”, concluyó la revista.
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