¿Por qué el mundo odia a Kanye West?
En el último tiempo, el polémico rapero se ha enfrentado a la distanciamiento con marcas y compañías, a propósito de dichos antisemitas de los que se niega a retractarse, y que en rigor no son nuevos. Antaño un nombre descollante del rap, sus crecientes vínculos con círculos ultraconservadores de EE.UU lo han vuelto una figura cada vez más aislada en la industria musical.
Es claro que a Kanye West (o Ye, como se hace llamar desde el año pasado) le gusta causar revuelo. Pero sus últimas polémicas ya le han comenzado a repercutir en sus contratos publictarios, dando un golpe a sus ingresos. Una situación que, nuevamente, pone al rapero en el comidillo de la prensa internacional más por sus líos y declaraciones destempladas, que por su carrera musical que en algún momento, lo tuvo como uno de los nombres más importantes del rap.
Todo comenzó con una serie de declaraciones antisemitas que West desperdigó sin asco en sus redes sociales. Apuntaba principalmente a ejecutivos y mánagers de la industria de origen judío, pero eso no quedó impune. La compañía Adidas decidió cortar su colaboración con él, la que se desarrollaba a partir de la marca Yeezy, con la que lanzó una línea de zapatillas en 2013.
El vínculo fue particularmente provechoso, ya que, como informó el Washington Post, se generaron ingresos por cerca de US$2 mil millones al año, lo que equivalía más menos a cerca del 10 por ciento de los ingresos anuales de la compañía. Pero las declaraciones de Kanye, acabaron por hartar a los ejecutivos de la marca de las tres bandas.
“Adidas no tolera el antisemitismo y cualquier otro tipo de discurso de odio”, señaló la compañía en un comunicado. “Los comentarios y acciones recientes de Ye han sido inaceptables, odiosos y peligrosos, y violan los valores de diversidad e inclusión, respeto mutuo y equidad de la empresa”.
Sucede que no era el primer cruce. Anteriormente, West había acusado a la marca de robarle sus diseños, y en uno de sus insólitos cruces en que despliega su carácter directo y frontal, intentó intimidar a unos ejecutivos durante una reunión mostrándoles videos pornográficos. Como sea, la reacción de Adidas no fue la única. Marcas como GAP, Balenciaga, la agencia de talentos CAA y el banco JPMorgan Chase tomaron medidas similares en los últimos días.
Peor aún, hace unos días se dio a conocer la información de que West había contratado a la abogada Camille Vasquez, la misma que participó en el equipo jurídico que logró defender con éxito a Johnny Depp en su demanda de difamación contra Amber Heard. La idea era que Vasquez lo ayudara a poner orden sus asuntos comerciales, pero con la condición de que él se retractara de sus palabras. Sin embargo, el 24 de octubre se informó que Vásquez decidió dejar a West, al darse cuenta que este no se iba a retractar de ninguna manera.
Antisemita y aliado de Trump
En el último tiempo, West se ha mantenido cerca de tendencias ultraconservadoras y ha cuestionado ciertos discursos más progresistas, acaso siguiendo su asociación anterior con Donald Trump.
Por ejemplo, hace unos días difundió la falsa información de que el afroamericano George Floyd murió por sobredosis de fentanilo y no, como estableció el forense, porque el exoficial de policía Derek Chauvin, quien de hecho fue condenado a pena de presidio por el crimen, apoyó su rodilla sobre su cuello por casi diez minutos. Por ello, recibió una demanda por difamación de la familia por US$250 millones.
Tal parece que a West solo le van quedando aliados en los grupos de extrema derecha en EE.UU. Hace unos días también se había mostrado interesado en aliarse con la plataforma Parler, vinculada a grupos ultraconservadores. Incluso visitió un polerón con la leyenda White Lives Matter, en un evento de Yeezy.
Tampoco es primera vez que se acerca a ese nicho. Ya en 2013 puso una bandera confederada en parte de su merch. Solo unos años antes, en 2011, durante su participación en Big Chill Festival en Inglaterra, se había comparado nada menos que con Adolf Hitler. “Camino por el hotel y camino por la calle, y la gente me mira como si estuviera jodidamente loco, como si fuera Hitler. Un día la luz brillará y un día la gente entenderá todo lo que hice”.
A ello se le suma, su excéntrica reunión con Donald Trump en 2018, vistiendo la gorra roja con la leyenda Make America great again, popularizada durante la campaña presidencial del exmandatario. En esa ocasión dio un confuso monólogo en que defendió la masculinidad y la política exterior de Trump. “Amo a este tipo”, señaló. Luego vino su delirante aventura presidencial.
Además, ha reiterado en varias oportunidades una serie de tesis conspirativas en que acusa a los judíos de controlar el mercado financiero. Más aún, hace unos días en charla con Fox News, ha hecho eco de ciertas tendencias extremas que ven a la población negra como los verdaderos descendientes de los judíos. “Cuando digo judío, me refiero a las 12 tribus perdidas de Judá, la sangre de Cristo, quienes realmente son las personas conocidas como la raza negra. Así es nuestra gente. La sangre de Cristo. Esto, como cristiano, es mi creencia”.
En cuanto a los lanzamiento discográficos, Kanye West está lejos de sus días de gloria. Peor aún, como informó Variety el contrato de West West con el sello Def Jam, de Universal Music, que posee los derechos de autor de sus grabaciones hasta 2016 y los distributó hasta el año pasado, ya finalizó y no ha sido renovado. Lo último fue el enigmático álbum Donda (2021), luego del cual ha lanzado una serie de sencillos en alianza con otros raperos y sellos independientes.
En un comunicado de la compañía dado a conocer por el mentado portal, se especifica la razón. “No hay lugar por el antisemitismo en nuestra sociedad. Estamos profundamente comprometidos a combatir el antisemitismo y cualquier otra forma de prejuicio”. Hoy, todos parecen rechazar a Ye.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.