A los 91 años falleció la poeta nacional Delia Domínguez. Oriunda de Osorno, fue uno de los nombres que ocupó un lugar en la llamada Generación literaria del 50, junto a Enrique Lihn o Jorge Edwards.

Estudió Derecho en la Universidad de Chile, pero no terminó la carrera y se dedicó a administrar la hacienda familiar, el fundo Santa Amelia de Tacamó, en Osorno. Su debut literario fue Simbólico retorno, en 1955. De ahí en adelante inició una trayectoria en la que también generó vínculos de amistad, por ejemplo, con Pablo Neruda.

El parralino dijo de ella: “Compréndase que por naturaleza, por formación ecológica, la poesía de Delia Domínguez, osornina de los bosques de Osorno, es atrevida y descalza; sabe caminar sin miedo entre espinas y guijarros, vadear torrentes, enlazar animales, unirse al coro de las aves australes sin someterse al tremendo poderío natural para conversar con tristeza o con amor con todos los objetos y los seres. Mi amiga silvestre criada entre los avellanos y helechos antárticos domina la relación humana con la ternura que adquirió aprendiendo y defendiéndose de la soledad”. Otra de sus amistades destacadas era Isabel Allende.

Además, colaboró en prensa, en la revista Paula, de la que fue jefa de redacción y crítica literaria. Fue conductora en algunos programas televisivos de arte para el canal 9 de la Universidad de Chile y panelista en el programa Carretera Cultural de la radio Chilena. También directora de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH) y de su revista, Alerce.

Además, fue candidata al Premio Nacional de Literatura, sin obtenerlo. Sí ganó el Premio Consejo Nacional del Libro, en 1996.