El show de la islandesa Björk fue probablemente uno de los momentos más comentados de la jornada de domingo en la primera edición de Primavera Sound Santiago. La presentación tuvo como gancho un set en que revisó parte de su extensa discografía, pero con arreglos orquestales interpretados por la orquesta de la Fundación de Orquesta Juveniles e Infantiles (FOJI).
Se trata de un espectáculo llamado Björk Orkestral, que arrancó en octubre de 2021 con presentaciones en Islandia. Es un show extenso, de tres horas, pero en su versión para festivales se acota a una hora. Por sus características, es un espectáculo cuyo despliegue en escena ha sido esporádico; solo un par de fechas en Miami en febrero, una gira de siete shows durante el verano europeo, que incluyó pasó por el prestigioso Festival de Jazz de Montreaux, y las tres presentaciones en las ediciones de Primavera Sound en Brasil, Argentina y Chile.
En cada localidad, el equipo de producción de la artista selecciona una orquesta local para acompañar. Para el caso chileno, la búsqueda fue coordinada por la productora Rock Santiago, a cargo de la versión local de Primavera Sound. Así se llegó hasta la FOJI, a través de su director ejecutivo, Miguel Farías.
“Nosotros sabíamos de hace tiempo que venía Björk al Primavera Sound, supimos de manera informal que venía con un show orquestal y que buscaría una orquesta de cuerdas en los países en que se presenta -cuenta Farías a Culto-. Un contacto que tengo me puso en comunicación con la productora, nos llamaron y fue súper expedito. Nos pidieron material para ver el nivel de la orquesta, confiaron al tiro en el alto nivel y de ahí nos fuimos para adelante y comenzamos a organizar los ensayos”.
Un desafío de alta complejidad
Los jóvenes músicos recibieron las partituras con una semana de antelación. La intérprete de viola, Paula Reinoso, quien se declara fan de Björk desde los 13 años, detalla cómo vivió el proceso. “Recibimos las partituras una semana antes y las fui estudiando escuchando la música, viendo algunos pasajes que pudieran ser difíciles, pero es muy distinto cuando uno lo prepara en la casa a cuando uno llega a sentarse con el resto de los compañeros. Tampoco sabíamos que ideas iba a tener el director”.
En principio, a los muchachos no les comentaron de qué iba el trabajo. Lo supieron solo con el correr de los días. “Cuando me dijeron de acá de estar acá en el Primavera Sound yo dije que sí feliz, pero fuimos cachando las fechas y los horarios, nos dimos cuenta que calzaba con Björk y además averiguamos que estaba haciendo una gira con orquesta -cuenta Anaís Prieto, intérprete de violonchelo y declarada fan de la islandesa, gracias a su hermano mayor quien la introdujo en su música-. Antes de una presentación, le pregunté a la inspectora y me guiñó el ojo. Fue increíble, desde ahí comenzamos a vivir esto”.
Los muchachos debieron esmerarse porque las partituras exigían un alto nivel técnico. “Son arreglos complejos, sobre todo musicalmente el tema de la naturalidad que tiene Björk para cantar, eso está muy claro en los arreglos, muy bien escritos, es una especie de ‘habla’ en lo melódico, en lo rítmico, que el director lleva muy bien. Eso fue lo que más costó, esto de darle un ritmo natural a los arreglos”, cuenta Miguel Farías.
“Las partituras eran complejas -confirma la violonchelista Anaís Prieto-. Complejas por la tonalidad, complejas por los ritmos, no es un lenguaje al que estamos acostumbrados. Pero fue hermoso, había que estar muy atento y seguir al director”.
Solo se programó un ensayo a gran escala, el pasado viernes 11 de noviembre en un estudio de TVN. Allí la orquesta trabajó con el equipo de producción de la artista, a ella solo la vieron el domingo al momento de subir a tocar. “Fue un solo ensayo, pero equivalente como a cuatro. Normalmente una orquesta ensaya dos a tres horas, pero esto fue muy extenso, toda la jornada completa -cuenta Miguel Farías-. Lo mejor es que fue con el equipo musical de Björk, que es de un nivel altísimo, el director orquestal es un tremendo músico, estaba también el arreglista monitoreando. El trabajo fue al detalle musical, no tanto a que está sonando mal una nota, sino que al detalle de la interpretación, adecuarse a la interpretación vocal de Björk”.
¿Alguno de los arreglos que le llamara la atención? Miguel Farías detalla: “Hay varias que me gustó el arreglo, pero hay una que me llamó mucho la atención, Jóga, el arreglo es maravilloso. Como compositor me llamó mucho la atención la estructuración de la orquesta; siendo una orquesta de cuerdas uno ve muchos colores, lo que no es muy común. Es una música con una escritura académicamente muy rica, piensa que una fila de violines a veces se divide en 3 o 4 partes en el arreglo, entonces la complejidad para ellos ha sido una experiencia increíble”.
Pese a la barrera del idioma, los jóvenes músicos cuentan que no tuvieron mayor problema para entenderse, gracias al lenguaje universal de la música. “No fue complicado -detalla Cristofer Mariani, intérprete de viola-. El lenguaje no fue una barrera para comunicarnos lo que quería que nosotros hiciéramos. El director tenía todo muy claro. Por ejemplo, en una parte quería que sonara todo muy brillante, él lo tocaba, lo expresaba o lo cantaba, lo entendíamos de una. Después tocábamos y nos decía ‘sí, eso quiero’. Hubo una química increíble, porque además, él era muy simpático y se notaba que tenía preparación de música clásica”.
La intérprete Paula Reinoso, complementa sobre el trabajo con el director: “Él hablaba italiano, pero podía articular frases completas en español, y se entendía bien. Muy pocas veces necesitamos al traductor. Además para explicar frases musicales, en verdad no es tan necesario el idioma, sino más bien tararear. Es es lo lindo de la música, te permite trabajar con gente de cualquier parte del mundo. Nunca pensé que iba a poder comunicarme tan bien con alguien de Islandia”.
La orquesta probó sonido durante la mañana del domingo en el recinto del Parque Cerrillos. Como decíamos, solo pudieron ver a la cantante (enfundada en un traje y máscara diseñados para la ocasión) cuando subió a cantar a las 19.05 horas, ante un público expectante por la presentación que arrancó con Stonemilker, tema original del álbum Vulnicura (2015). En el set de 15 piezas pasaron composiciones como Hunter, Jóga, I’ve seen it all, Isobel, Hyperballad, y el cierre con Pluto, en una versión “techno” en que la islandesa dejó el protagonismo a la orquesta. “Ella se excusaba de vernos antes porque nos decían que era muy profesional y se cuida mucho antes de los conciertos”, detalla Miguel Farías.
Para los jóvenes resultó una experiencia novedosa y no exenta de algunas dificultades propias de tocar al aire libre. “Tuvimos el contratiempo del viento, hacía que las partituras se fueran hacia un lado. De hecho con mi compañero de atril nos pasó que se nos cayó la partitura en medio del concierto”, cuenta el joven violinista Vicente Bravo con algo de risa.
“A ella la escuchábamos clarito -dice Paula Reinoso-. Yo no escuchaba nada de mis compañeros, tenía que mirar mucho al director con los arcos, además se sentían los gritos de la gente. De repente interactuaba con nosotros, nos miraba, nos cantaba. Fue increíble, porque pasaban las canciones y una como fan dice ‘¡esta canción yo me la sé desde los 13 años!’ además una está acostumbrada en el teatro a estar con la gente sentada, callada, a lo más te dan la mano después, pero acá la gente estaba eufórica cantando, incluso en la sección en que tocó la orquesta sola”.
Una vez que terminaron de tocar, la artista y la orquesta bajaron por zonas separadas, como establece el protocolo de la organización del evento. Sin embargo, fue la misma Björk quien pidió a los jóvenes de la FOJI que se acercaran para conocerlos. Con cortesía, saludó a cada uno de los 32 músicos y luego se tomó una fotografía junto a todo el grupo. “Nos sacamos una foto grupal y nos dio los cinco”, cuenta Anaís Prieto. “Fue increíble”, agrega. Para el final del año, la Orquesta tiene en agenda una presentación el próximo 25 de noviembre en CorpArtes.