Ganó el Grammy a Mejor Nuevo Artista con 95 años: la historia de Ángela Álvarez
La artista cubana hizo historia como la persona más longeva en ganar una estatuilla en la premiación. Un triunfo inesperado para quien esperó casi toda una vida para publicar su primer disco con canciones que fue escribiendo a lo largo de los años. "Lo dedico a mi patria querida, Cuba y a los que no han podido realizar su sueño", señaló en la ceremonia.
Un momento emotivo en la ceremonia de entrega de los Grammy, en el Michelob ULTRA Arena de Las Vegas, fue el reconocimiento a Mejor Nuevo Artista, que el tuvo dos ganadoras; la mexicana Silvana Estrada y la cubana Ángela Álvarez, quien a sus 95 años, hizo historia como la persona más longeva en ganar la estatuilla.
“Quiero dedicar este premio a Dios y a mi patria querida, Cuba, que nunca la podré olvidar. Y también a aquellos que no han realizado su sueño, aunque la vida es difícil, siempre hay una salida y con fe y amor lo pueden lograr. Les prometo que nunca es tarde”, señaló al momento de recibir el premio junto a su nieto, Carlos José Álvarez quien además es su productor musical.
La mujer fue nominada gracias a su álbum homónimo, que publicó en 2021. Un trabajo en que reunió canciones que fue escribiendo a lo largo de su vida y que por diversas circunstancias no había conseguido publicar.
Ángela Álvarez comenzó tocando el piano en su natal Cuba. Pero en el internado de monjas donde estudiaba conoció la guitarra y se decidió a aprender. “Yo le hice una carta a mi papá, que yo quería aprender guitarra ,y él escribió que sí y empecé a tocar la guitarra y me fascinó”, recordó en entrevista con la agencia The Associated Press desde Baton Rouge, Luisiana, donde reside. “Todas las fiestas que había y reuniones en el colegio, yo era la artista tocando la guitarra”.
Con los años, la guitarra se volvió una afición. “A mi esposo le gustaba mucho que yo cantara -detalló en la misma entrevista-. Él viajaba mucho por su trabajo, trabajaba en la industria azucarera, íbamos mucho a El Salvador, a Guatemala, a Costa Rica, en todos esos países él decía que yo tocaba la guitarra y que me gustaba cantar y él me decía ‘canta’ y yo cantaba. Me gustaba ver cómo a las personas les gustaba, de otros países que les gustaba mi música”.
Como otros cubanos, Ángela dejó la isla en 1962 tras el triunfo de la Revolución. Por problemas de migración tuvo que enviar a sus hijos solos a EE.UU, como parte de la llamada Operación Peter Pan, realizada por el gobierno estadounidense con apoyo de la iglesia católica, en la que 14.000 niños cubanos sin acompañantes adultos a Estados Unidos y España.
Por ello, sin tener los recursos para reclamar a sus hijos por la vía legal, Ángela tardó mucho tiempo en reunirse al completo con su familia. “Fue una cosa muy fuerte porque yo realmente nunca pensé en mandarlos solos”, señaló Álvarez en la misma entrevista.
La mujer comenzó a escribir canciones, como Amor, Pedacito de cielo y Qué linda es, en las que deslizó su añoranza por su amada Cuba. Pese a que con los años se dedicó a otras labores, continuaba escribiendo de cuando en cuando, pero no tenía alguien que la ayudara a grabar un disco. Eso, hasta que su nieto Carlos, quien es músico profesional, dio el paso.
Carlos llevaba años esperando el momento perfecto para grabar el álbum de su abuela, hasta que un amigo en España le dijo “¿estás esperado a que muera?”, recordó. Allí entendió que tenía que hacerlo sin más. “Ese fue el momento que me venció”, señaló a la AP. “Me dijo ‘no va a haber un momento perfecto, lo tienes que hacer ahora’”.
Carlos viajó hasta Los Ángeles y la llamó para decirle que grabarían su disco en la costa oeste. “¡Ay pero Carlos, un viaje de aquí a Los Ángeles es como un viaje a la Luna!”, señaló su abuela. En principio lo concibieron como un proyecto más íntimo y familiar para preservar las canciones escritas por Ángela. Participaron una decena de músicos, incluyendo a José Álvarez, padre de Carlos e hijo de Ángela.
Al escuchar el material, comprendieron que tenían algo valioso. “Nos dimos cuenta de que la teníamos que compartir con el mundo, esto era mucho más grande que un proyecto familiar, porque... el valor que tenía para hacerlo a su edad era inspirador para todos”, dijo Carlos. “Ella le pertenece al mundo, tenemos que sacar esto y compartirlo”.
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