Álex Anwandter: “La palabra ‘gay’ ahora tiene una connotación identitaria y limitada”
Uno de los cantautores chilenos más inquietos y reputados a nivel global habla con Culto de su retorno a Chile para dos fechas casi agotadas en el Teatro Caupolicán, de su distancia con el concepto de "comunidad gay", de los costos de su personalidad más frontal y del acento "inmisericordemente" bailable que trae su próximo disco, reflejado en el recién estrenado single Maricoteca.
En septiembre de 2015, Álex Anwandter (39) quedó casi a solas en un camarín en Farellones con el italiano Giorgio Moroder, leyenda de la música de baile europea y pionero del sonido electrónico.
“Le hice la mayor cantidad de preguntas que pude”, reconoce el chileno al rememorar el evento en donde ambos hicieron un DJ set en plena cordillera.
Pero hubo algo que le sorprendió: “Él me decía que nunca salía a bailar, que prefería estar en el estudio haciendo música de baile. Y eso me hizo tanto sentido, me identifiqué mucho con ese tipo de personalidad, con estar pensando en la cultura de baile antes que haciéndola. Es una disociación aparentemente contradictoria, pero que a mí me hace mucho sentido. La música de baile requiere de una arquitectura compleja. No se hace en la pista de baile, se hace en el estudio, entonces no requiere de una personalidad de fiesta, sino que de la concentración, de lo metódico”.
Y para rematar, aclara: “Yo no salgo mucho a bailar”.
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Es posible que en los últimos dos años, nadie haya salido mucho a bailar. En el caso de Anwandter -uno de los cantautores locales más elogiados a nivel global, con tres nominaciones a los Grammy Latinos y aplausos de medios como Rolling Stone-, su rutina estuvo concentrada precisamente en la elaboración de su nuevo disco, el sucesor del más intimista, oscuro y político Latinoamericana (2018), y que desde hace un par de días tiene sonando su primer single de adelanto, Maricoteca.
“Curiosamente, este próximo disco es el menos introspectivo que he hecho”, define ante un cancionero que, de forma preliminar, traza distancias con el tono convaleciente de la pandemia y el encierro.
“Intuyo que lo quise hacer así por esa necesidad de tener más contacto social y de estar con otras personas, por lo que es un álbum re de fiesta y súper bailable. Los singles están pensados para ponerse cada vez más bailables. Era una necesidad casi física. Mi cuerpo quería estar con otras personas después de todos estos meses encerrado en casa. Me mudé a Nueva York también, un centro histórico de la cultura de baile, y empezó a salir música más bailable de la que he hecho jamás. Es un disco inmisericordemente bailable, como que no para”.
El sencillo Maricoteca -en alusión a las discotecas gays- establece esa idea desde sus pegadizos beats iniciales, en una melodía cadenciosa y sugerente que evoca una pista de baile en pleno trance, para después adicionar algo de perversidad en su letra al alertar que “no busques a tu mamá, que aquí nadie te va a salvar/ no te olvides de papá, que está en el baño volando alto/ Tengo planes para ti/ a ti te vamos a coronar/ reina de Maricoteca/ yo a ti te extrañé tanto”.
El video -codirigido por el artista junto a Josefina Alen y filmado en Buenos Aires- muestra al músico en un ambiente fiestero brumoso y lapidado por cierta resaca, fumando, esnifando cocaína, en medio de una pareja besándose o de un grupo de comensales rindiendo culto a sus cuerpos tonificados.
“Me gusta un primer single que resuma el espíritu del disco y Maricoteca es re bailable, re marica, re entretenido, y muestra un poco las temáticas del álbum, si es que las tiene. No quería que lo que se viera en el video fuera una fiesta con colores y arcoíris, sino que algo distinto, más oscuro, más sexual, es un registro que además juega bastante con lo que es real y con lo que no de todo lo que sucede en esa trama”.
“Eso sí, hoy no tengo mucha relación con las drogas. He probado de todo, obviamente, así que en ese sentido no condeno nada, pero ya no lo hago. Ahora estoy en mi casa con mi perro. Sería rarísimo que me empezara a drogar solo en mi casa, en mi estudio. Aparte soy un poco ansioso, entonces no necesito cosas que me hagan subir; más bien, necesito cosas que me tranquilicen”, describe a modo de contrapunto con lo que narra el video.
-El comunicado que presenta Maricoteca dice que la escribiste como una oda a perderse en la pista de baile, un lugar “donde puedes encontrar el amor, el desamor y la perversión de la sociedad”. ¿Qué clase de perversión has encontrado en una pista de baile?
Es medio un chiste eso, porque es un poco una alusión a la imaginería de la canción, que habla de los padres en una situación como esta. Comprometer a los padres en estas situaciones medias ambiguas, que son supuestamente quienes transmiten las reglas morales del núcleo familiar, se me hizo medio perverso. Pero también me entretiene bastante hacer música gay para gays, queer y todo eso, y reírnos un poco de que se nos acuse de perversión. Se me hace una cosa bastante graciosa a estas alturas, a pesar de que en muchas ocasiones no es gracioso y tiene consecuencias medias terribles. Pero también hay una historia en el sentido de reapropiarse de estos insultos, y de reírse de estos insultos y de las cosas que se piensa de nosotros. Un poco ese es el espíritu de la canción.
Maricoteca es re bailable, re marica, re entretenido, y muestra un poco las temáticas del nuevo álbum”
-¿Aún cree que existe una idea de “perversidad” asociada al mundo gay y queer?
Sí y no. Hoy claramente la población trans es la que la tiene muchísimo más difícil y el mundo gay, queer, lo que sea, incluye más casi que una posición social en cómo viven su sexualidad, aunque por supuesto hay casos que prueban todo lo contrario. Sí, te pueden matar todavía, obvio, pero es cada vez menos común. Pero sí creo que la población trans es la que está en más peligro hoy, mucho más que la comunidad gay.
-¿En la industria de la música existe homofobia?
No, yo creo que no. De hecho, no sé si existe esta palabra, pero como que se “comodifica” mucho lo gay, como de comodity, como que se transforma en un punto de venta como todas las identidades, se subyugan en cierto minuto al mercado y se transforma en una manera de venderse a uno mismo. No me interesa mucho eso e intento también tomármelo un poco con humor. Lo que sí creo es que hay quizás cierto público que aún le atrae menos la música que no tenga problema en expresar sexualidades así más frontalmente. Quizás eso existió siempre.
-En una entrevista de 2018, dijiste que te sentías muy cómodo con la palabra “fleto”. ¿Por qué?
Es re parecido a lo de marica. Es que la palabra ‘gay’ ahora tiene una connotación medio identitaria y limitada, se identifica mucho con la lucha gay, se asocia al acceso a los derechos, versus la lucha queer o la lucha marica o la lucha fleta que se aboca más a un cambio de paradigma más generalizado, que todo el mundo esté bien, y no sólo se trata de ‘quiero adoptar a un niño y que eso sea legal’, sino a que dejen de matar a personas trans en un lugar socialmente más vulnerable.
-¿El concepto “gay” te parece reduccionista?
Claro, y a esta altura, ya tiene una connotación. Una persona que te habla de ‘comunidad gay’, en el fondo está ignorando que, dentro de la población LGBTQ, no sé si hay una comunidad. O sea, entre personas trans de escasos recursos y Tim Cook (director ejecutivo de Apple), entre esos dos extremos, no sé si hay una comunidad. Entonces, la gente que habla de comunidad gay o cosas así está borrando esas diferencias enormes.
-¿La he traído costos hablar de estos temas?
Es difícil saberlo, porque no tengo cómo medir el camino paralelo. No hago un video donde salgo besándome con chicas en Miami, entonces, como no lo hago, no sé si de esa manera me iría mejor. Creo que ya no me creerían si hiciera un video besándome con una chica. La música mainstream sigue siendo relativamente heterosexual y heteronormativa, aunque también hay excepciones. Pero la música más abiertamente queer probablemente no sea la más masiva.
-También preguntaba lo de los costos porque, en una reciente entrevista con El País, Javiera Mena contaba que en una reunión creativa alguien la había vetado, diciendo “no, Javiera Mena no, porque es muy camionera”.
Seguro que puede pasar. Ahora, quizás los auspiciadores, aunque en verdad yo tampoco ando auspiciando a nadie, piensan algo parecido de mí, pero por el contenido más político de mis canciones. No sé. Igual no me van a ver auspiciando nada pronto.
-¿Por qué has dicho que no al trabajo con marcas?
No sé, no me siento cómodo y no me interesa ser ese tipo de artista. Estéticamente no me hace sentido estar haciendo arte y simultáneamente intentar vender un producto. Le he dicho que no a todo, básicamente. No tengo una lista de marcas, pero sé que ya no llega ninguna invitación porque le he dicho que no a todo en diez o quince años.
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En sus últimos meses de método y trabajo -siguiendo la lección de Giorgio Moroder-, el ex Teleradio Donoso también ha oficiado de productor de dos discos: Tu historia, de Julieta Venegas, aparecido a mediados de este mes; y el debut solista de la cantante de Miranda!, Juliana Gattas, con fecha de estreno para 2023. “Por suerte hacer shows no es lo único que hago”, respira aliviado.
Pero también ha hecho shows. El pasado 5 de noviembre se presentó en el festival gratuito REC, de Concepción, un preludio para una serie de fechas que lo tendrán el 30 de este mes y el 1 de diciembre en el Teatro Caupolicán, doblete con boletos casi agotados, para luego seguir por Quilpué, Chillán, Viña del Mar y La Serena.
“Ahora que estuve en Chile, es como si hubiera cambiado de nuevo”, acota ante su último viaje.
-¿En qué sentido?
Es como si hubiera vuelto a ser como era antes: tranquilo. La metáfora que se usaba era que ‘Chile despertó', pero ahora no está la energía de ese despertar en la calle. Me decepcionó en el sentido de que me había gustado mucho cómo había cambiado. O sea, aparte del elemento político, de cambiar la Constitución, que era el eje de muchos males que se habían acumulado, me gustó que el estallido venía de la mano con una manera de interacción social nueva, un sentido comunitario que yo no había visto. Una idiosincrasia menos apagada, más abierta a hablarse con los extraños en la calle. Menos ‘cada uno por su cuenta’. Me dio un poco de tristeza que eso se esfumara de nuevo. Pero tengo la esperanza de que, si cambió una vez, puede cambiar de nuevo.
“Siento además que las frustraciones que llevaron al estallido social no han sido aún para nada resueltas y quizás se aplacó la inquietud o la fuerza con la promesa de reformas, pero al final no se ha reformado nada profundamente, entonces seguramente va a volver a explotar, en cierto punto. Eso es lo que siento. No sé si otro estallido, pero es cosa de ponerse a pensar los últimos casi 20 años, desde el 2006 hasta ahora, que fue una sucesión de protestas que se iban aglutinando y, cuando bajaba la energía, era porque había promesas de reformas, y yo creo que lo de la nueva Constitución fue la promesa más grande y no se está cumpliendo aún. Entonces, mientras eso no se cumpla, yo creo que va a seguir pasando que se van a juntar las fuerzas de nuevo. Y me parece bien, porque si algo quedó claro el 2019, es que Chile quería cambiar profundamente y eso no ha pasado para nada”.
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