Jeanne Dielman: la historia de la mejor película de todos los tiempos
Filmada con tomas largas y fijas, la cinta de 1975 indagó en el mundo de una ama de casas que se dedica al cuidado de su hogar y a ejercer la prostitución. “El ritmo es necesario no sólo para contar la historia, sino también para hacerte sentir, en tus huesos, en tu carne, en tu corazón”, definió la directora belga sobre su retrato de la vida doméstica. Este jueves fue elegida la mejor película de la historia en la encuesta que periódicamente elabora la revista Sight and Sound, superando a Vértigo (1958) y Ciudadano Kane (1941).
El debate comenzó la semana pasada y probablemente no se apagará del todo hasta que en 2032 se elija una nueva ganadora. Es una historia más o menos conocida: la encuesta de la influyente revista británica de cine Sight and Sound aviva la discusión cada diez años, el tiempo que se toma para volver a preguntar cuáles son las mejores películas de la historia.
Este año participaron 1.639 expertos en el área (críticos, programadores, académicos y curadores), la cifra más alta de votantes que ha reunido en todas sus ediciones, y el resultado arrojó que la número uno es Jeanne Dielman, 23, quai de Commerce, 1080 Bruxelles (1975), el filme de 1975 de la cineasta belga Chantal Akermal.
Es primera vez que una cinta de una mujer encabeza el listado y apenas la cuarta película en ocupar ese lugar: en 1952 la seleccionada fue Ladrón de bicicletas (1948), de Vittorio De Sica; en las cinco encuestas siguientes la monarca fue Ciudadano Kane (1941), y en 2012 el batatazo lo protagonizó Vértigo (1958).
Ahora Jeanne Dielman desplazó al segundo puesto al clásico de Alfred Hitchcock y al tercero a la obra cumbre de Orson Wells. ¿Un despropósito? ¿O más bien una decisión ajustada a los méritos artísticos?
La discusión está abierta. Lo cierto es que el filme de Akermal cuenta desde hace años con el rótulo de obra maestra. En la lista de Sight and Sound debutó recién en 2012 (ocupó el lugar 35), pero en festivales y círculos cinéfilos es considerado un título fundamental del panorama mundial y la mejor producción de su directora.
Segundo largometraje estrenado de la cineasta, Jeanne Dielman gira en torno a una viuda (Delphine Seyrig) que a diario se ciñe estrictamente a su rutina, ya sea cuando por las mañanas cumple labores de ama de casa o cuando por las tardes ejerce la prostitución en su propio hogar y en ausencia de su hijo adolescente (Jan Decorte).
Mediante planos largos y estáticos, la película estudia sus acciones en detalle: cómo dobla las sábanas de la cama, cómo prepara un pastel de carne, cómo se da un baño y sale de compras. Sus 201 minutos abarcan tres días en su vida, recibiendo un cliente distinto cada jornada y avanzando hasta un clímax de consecuencias devastadoras.
Akerman la filmó con un presupuesto acotado (contó con el apoyo de un fondo local) y con mucho espacio para la exploración y escaso margen para las dudas. En los 90, invitada a una charla en la Universidad de Harvard, ahondó en su visión.
“Al principio, la película parece muy larga y de repente lo aceptas. El ritmo es necesario no sólo para contar la historia, sino también para hacerte sentir, en tus huesos, en tu carne, en tu corazón”, señaló, agregando que “por lo general en una película te olvidas del tiempo y el espacio. Pero eso no es lo mío”. También defendió el uso de la cámara inamovible como “una cuestión de ética, moral, política”.
Aunque la realizadora nunca asumió que la había creado con perspectiva de género, Jeanne Dielman se convirtió en un largometraje de referencia para grupos feministas. “En Chicago en los años 70 hubo talleres de ‘Jeanne Dielman’. Ella (Akermal) tenía la audacia de escapar de las fórmulas, para imaginar un mundo cinematográfico que anteriormente era inimaginable”, dijo en su momento la crítica de cine B. Ruby Rich.
La cinta se estrenó en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes 1975 y luego se exhibió en Venecia, Toronto y Nueva York, encumbrando el nombre de su autora en el radar de colegas y expertos.
“Desde la primera toma hasta la última, Jeanne Dielman te atrapa con sus composiciones contundentes, su creciente sensación de pavor y las poses exigentes y maniquíes de la Sra. Seyrig y su ambigua inexpresividad”, escribió en 2015 Manohla Dargis, la reputada crítica de cine de The New York Times.
Su gran acogida al otro lado del Atlántico contribuiría a que en 1971 Akermal se mudara a la Gran Manzana, donde filmó varios trabajos, entre ellos News from home (1977), documental en que mientras recorre la ciudad lee las cartas de su madre, una sobreviviente de Auschwitz. Sight and Sound este año la ubicó en el puesto 52, duplicando la presencia de la directora en la lista.
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