Michel Houellebecq sin filtro: “Habrá ataques y tiroteos en mezquitas, en cafés frecuentados por musulmanes, un Bataclan al revés ”
En una conversación para la revista Front Populaire, el deslenguado novelista lanzó una serie de afirmaciones sobre la inmigración, un fenómeno que cruza la sociedad francesa de las últimas décadas. Además, reconoció que el mote de "populista" le viene bien.
Cuando puede, no pierde la oportunidad de demostrar que es el dueño absoluto del título de Enfant terrible de la literatura contemporánea. A fines de noviembre, la revista francesa Front Populaire organizó una charla entre el filósofo Michel Onfray, quien dirige la publicación, y el siempre polémico novelista Michel Houellebecq. El tema, algo que ha cruzado mucho a la sociedad francesa en los últimos años: la inmigración.
Onfray es un pensador y prolífico autor, con más de 100 libros publicados y se identifica con el llamado socialismo libertario. Por el otro lado, Houellebecq es un polemista nato, y en más de una ocasión ha disparado contra el pensamiento políticamente correcto y el ideario de mayo del 68. Por ello, ha recibido acusaciones de misógino, decadente, xenófobo y racista. Algo que parece no molestarle, y al contrario, parece que le resulta un aliciente.
Con el sugerente título de “¿El fin de Occidente?”, ambos sostuvieron una charla. Por lo demás, es un tema que Houellebecq ha tratado de alguna forma en sus novelas. El autor de Serotonina lanzó una reflexión sobre lo que ha significado la presencia de inmigración musulmana en su país. “El deseo de la población nativa francesa, como dicen, no es que los musulmanes se asimilen, sino que dejen de robarlos y atacarlos. O si no, otra solución: que se vayan”.
Y no le bastó con eso. Houellebecq hizo referencia a una teoría conspirativa que circula en Francia, que es la llamada “Gran reemplazo”, que plantea la sustitución paulatina del pueblo francés por población inmigrante. Para el novelista, eso no es simplemente una idea: “El gran reemplazo me sorprendió mucho que se llamara teoría. No es una teoría, es un hecho”.
Aunque para Onfray, el peligro del islamismo es bastante relativo. Para él, el islam político “no es un fenómeno tan poderoso”, sino más bien “una reacción al poder estadounidense”. El pensador sostiene que, con el tiempo, los musulmanes reemplazarán sus creencias religiosas por el consumismo, tal como ya lo han hecho muchas otras culturas tradicionales en todo el mundo, incluidos los cristianos europeos en Occidente. Algo así como la asimilación definitiva a la sociedad que los acoge.
Pero fiel a su línea poco optimista, Houellebecq hizo una llamativa reflexión: “La gente se está armando. Están consiguiendo armas, tomando lecciones en los campos de tiro. Y no son exaltados. Cuando territorios enteros estén bajo control islámico, creo que se producirán actos de resistencia. Habrá ataques y tiroteos en mezquitas, en cafés frecuentados por musulmanes, en definitiva, Bataclan al revés”. Esto, en referencia a los atentados de atacantes suicidas islamistas en 2015 en el teatro Bataclan de París, en los que murieron 130 personas y otras 415 resultaron heridas.
Ante esto, Onfray le respondió: “Tú crees que viene la guerra civil, yo creo que ya está aquí, tranquilo”.
Incluso lanzó otro de sus planteamientos poco cercanos a lo políticamente correcto. Consultado si le gustaba la idea de abolir la pena de muerte, señaló: “No estoy seguro de que sea un progreso”.
A la hora de las definiciones, Onfray le dijo a Houellebecq: “Eres como yo. ¡Eres un populista!”, a lo que el autor de Ampliación del campo de batalla respondió: “Eso está bien para mí. De derecha tengo mis dudas, pero ‘populista’ me va bien”.
En rigor, la inmigración musulmana en Francia es un tema que Houellebecq ha tratado en sus novelas. De manera lateral en Plataforma (2001), por ejemplo, o más decididamente en Sumisión (2015).
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