El día en que una foto cambió la vida de Luca Prodan (y lo hizo venir a Argentina)
Rebelde y fanático de la música, el italiano encontró en una fotografía enviada por un amigo la chance de dejar atrás una vida de convenciones y reglas, a la que él se había opuesto. Fue el primer paso para llegar hasta Sudamérica, donde no tardó en soltar su creatividad la que se extendería hasta Sumo, la banda que lo llevó a la gloria y a la muerte, un 22 de diciembre.
Son de esos momentos que parecen insignificantes, pero resultan decisivos. Fue una fotografía la que marcó el paso decisivo para Luca George Prodan, hasta entonces un chico italiano que había asistido al Gordonstoun School, en Escocia. Un lugar donde también estudiaba el ahora Rey Carlos III (el mito urbano dice que en una ocasión Prodan lo golpeó) y al que nunca se adaptó.
Desde su adolescencia, Prodan se mostró como un rebelde. Pero también mostró una sensibilidad hacia la música. Como muchos de su generación siguió a bandas como Roxy Music, Van der Graaf Generator, Nick Drake, y otros tantos. Pero será durante sus años posteriores, en Londres, donde se definirá su mayor bagaje artístico.
Así, solía compartir sus intereses con Timmy McKern, un amigo argentino de origen escocés, con quien compartió en sus tiempos escolares, y en sus días en Londres. De hecho, en la capital inglesa, Prodan trabajó en la disquería Virgin, donde los despidieron por robarse los discos. Pero fueron días provechosos; además de descubrir la oleada post punk, gracias a los trabajos de Joy Division, Wire, XTC, The Fall, también se dejó llegar por el gusto hacia el reggae, el dub y la música de los inmigrantes llegados desde las antiguas colonias británicas. Todo ese bagaje, llegaría a los discos de Sumo, años después.
Entre los discos de Dylan, Cannet Head y The Soft Machine, Prodan también se abrió hacia las drogas. Fue en Londres donde se inició en la heroína, adicción que se agravó tras el suicidio de su hermana Claudia, en 1979, lo que le llevó a caer en coma por una severa sobredosis que casi acaba con él. Fue entonces que, buscando paz mental, recibió una postal de su viejo amigo KcKern; una bucólica postal de Córdoba ¿Y sí ahí podía encontrar la calma que necesitaba? lejos de su familia y de la presión de la vida en Europa.
La historia la cuenta Pedro Irigoyen, en sus Memorias del Happy Valley Rock, publicado en diario La Nación (de Argentina), en diciembre de 2017. “Todo comenzó con una foto que cruzó el océano desde estas tierras hasta Roma. Luca Prodan caminaba al borde de la muerte y la postal familiar que recibió mostraba el refugio cordobés de su amigo Timmy McKern donde todo era vida y naturaleza. Un perro, dos niñas, una pareja sonriendo con las sierras de Nono como marco de una vida idílica”.
“Con Timmy habían compartido el colegio del norte de Escocia al que también asistía el príncipe Carlos de Gales. Su invitación era la última carta que Luca tenía para jugar y ganar unos años más de vida. Ni siquiera imaginaba que, años más tarde, con su música marcaría un quiebre en la historia de nuestro rock”, agrega.
Fue así que, en plena era del Proceso, el italiano llegó hasta Argentina. Pronto se instaló en la casa de la madre de Timmy en Hurlingham. Por entonces, Prodan ya rayaba con el post punk y tras conocer a Germán Daffunchio y Alejandro Sokol, comenzó a componer temas con ellos. Allí salieron Night & Day y Regtest, entre otros, cantados en inglés. Serían los primeros de la banda que luego se llamaría Sumo. Fueron tiempos difíciles, más con la guerra de las Malvinas que generó un rechazo hacia la lengua de Shakespeare, e incluso gatilló la salida de la inglesa Stephanie Nuttal, amiga de Prodan y baterista del grupo en sus primeros días.
Allí se definió la formación definitiva de Sumo; la salida de Sokol, dio paso a la llegada de Alberto Troglio, el saxofonista Roberto Pettinato y el guitarrista Ricardo Mollo. Juntos comenzaron a trabajar en un primer demo, Corpiños en la madrugada, al que le siguieron los discos oficiales Divididos por la felicidad (1985), Llegando los monos (1986) y After Chabón (1987).
Pero las adicciones no dejaron a Luca. Imposibilitado de conseguir heroína en Argentina, el italiano se desató en el consumo de alcohol, lo que a la larga le llevó a la muerte, el 22 de diciembre de 1987, a consecuencias de las complicaciones de la cirrosis hepática. En febrero de ese año, el grupo se presentó por primera y única vez en Chile, en un show en la Quinta Vergara, en que también participaron bandas locales y trasandinas como Upa!, GIT y Aparato Raro.
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