Belén Mora fue de más a menos, logra Gaviota de manera forzada y se va entre pifias
Si bien comenzó de buena manera, la rutina de "Belenaza" se hizo larga, desordenada y comenzaron a aparecer pifias, confirmando la incertidumbre que rondó la Quinta Vergara al inicio cuando se mencionaba su nombre. Pese a las pifias sonoras, solo la galería pidió gaviota y se la dieron, pero amén de una rutina que se fue haciendo cada vez más inentendible. El primer fracaso del humor en Viña 2023.
Entró rápida y con un ritmo alto, Belén “Belenaza” Mora -en su debut en Viña- desde sus primeros momentos sacó aplausos al “Monstruo”. En la previa, Al momento de ser nombrada la comediante, generó una reacción mixta: unos aplaudieron, otros pifiaron, lo cual generó algo de incertidumbre. Pero si habían dudas, se disiparon rápidamente. Al menos en un inicio.
Mora utilizó la pandemia como parte importante de la primera parte de la rutina. “Ese calzón que tuvimos que usar en la cara por casi tres años” y que las mujeres “íbamos a tener que empezar a depilarse”. Además de recordar los dos permisos que se entregaban en la Comisaría Virtual en los días duros de la cuarentena. “No faltó la tóxica que puso el rut del expololo para que el hueón no pudiera salir”. Además, por supuesto se refirió a las blusas de la exsubsecretaria Paula Daza al momento de entregar los reportes Covid. “La pandemia lo cambió todo...cambió la tele”.
Además, le pegó a la clase política. “Los políticos tienen el derecho de emitir su opinión ¿pero antes de almuerzo? ¿y a guata pelá? noo, yo quiero que vuelva a la TV de antes”. Además de demostrar su simpatía por la abogada Carmen Gloria Arroyo, de Carmen Gloria a tu servicio, por ello, dice “Yo te puedo asesorar en lo que sea”. También hubo referencias a José Luis Repenning, Priscilla Vargas (y su supuesto romance comentado eternamente). Es que las referencias a personajes de la televisión hicieron que “Belenaza” enganchara sobre todo con el público popular de la galería de la Quinta.
Por supuesto, se refirió a quienes falsificaron permisos o hicieron fiestas en pandemia aunque dijo que ella hizo “lo más ordinario” que se podía hacer: embarazarse, lo que desató risas. Ello le dio pie a otra parte temática de la rutina. “Fue de ociosa, no por amor. Ahora pienso, ¿por qué no hice arroz?”.
Los temas del embarazo se tomaron parte de la rutina “lo que callamos las mujeres”; comentó. Ahí pasaron minutos en que le habló directamente a las madres. Aunque mezcló con algo de crítica social porque parió en una clínica “cuica”, “otro Chile”, reiteró. Otro Chile.
Y en su estilo, la puntarenense dijo: “Tener un hijo es como cagar un piano”. Y se dio el tiempo de hacer comentarios con agudeza social, que la maternidad era “la experiencia más dolorosa y traumática que pasa una mujer, por Fonasa o por Isapre”. No solo reivindicó la maternidad, también la crianza y las peripecias al ser apoderada en un jardín infantil. Y recomendar comprar una consola para la crianza. “Con las consolas se vuelven más independientes más autónomas, ya no están ‘mamá...¿quién es mi papá?”.
También se río de la maternidad con hijos adolescentes, como en su caso. “Cada vez que entro a su pieza tiene lleno de papeles desechables”. Y aprovechó de reírse de las reuniones de apoderados y a la pléyade de los típicos caracteres que se encuentran en los colegios. De hecho, se definió a si misma como mamá tipo “monito de potito colorado”, por llegar tarde a las reuniones y “pagar cuotas que no existen”.
Sin embargo, el ritmo y las referencias no bastaron, la rutina se hizo larga, desordenada y comenzaron a aparecer pifias, confirmando la incertidumbre que rondó la Quinta al inicio. Un aplauso espontáneo la salvó momentáneamente de una crecida mayor de las pifias, pero estas siguieron. Y siguieron hasta el final de la rutina en que perdió el rumbo, se hizo inentendible y aburrió. Las pifias se mantuvieron y solo la galería aplaudía. Lo bueno que hizo al inicio, se desinfló.
Tras las pifias, y el alargue de los animadores que intentaron darle tiempo para rescatarla de un desastre seguro, Belén Mora recibió la gaviota de Plata de manera forzada, básicamente porque solo se pidió desde la galería, no de manera general. Incluso se empezó a pedir la de Oro, pero pidió “tener tiempo” para ganársela. Pero las pifias solo fueron creciendo. Un desastre. “¡Ándate!”, le gritaron y la pifia solo fue en aumento ante una Belén Mora que no reaccionaba y apelaba a un humor cada vez más efectista.
Al momento de despedirse, su rutina no mejoró. Y al lado de los animadores dijo que era “bueno” que el público se expresara y que la rutina “no depende del día, sino del comediante”, sin hacer siquiera una autocrítica. Esto, desoyendo claramente las señales que se le presentaron en la previa, cuando recibió pifias en el festival de Limache, hace dos semanas. En la rueda de prensa previa, el pasado martes, señaló que no iba a cambiar nada, haciendo una muy mala lectura de la situación. “Claro, pifias pueden existir siempre, si una tiene que estar preparada para eso. Pero no, no modifiqué mi rutina por eso”, dijo.
Tras dos noches de éxito en el humor, “Belenaza” firmó el primer fracaso en el humor de Viña 2023.
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