Diez grandes discos de música chilena protagonizados por mujeres
Del pop de pista, a la cantautoría y la música de vanguardia, el catálogo musical chileno se ha nutrido con el aporte significativo de autoras e intérpretes que han marcado momentos particulares. Acá, una revisión por algunos discos fundamentales para comprender la extensión de la mirada femenina en la discografía nacional.
Javiera Mena - Mena (2010)
Tras debutar con el sorprendente Esquemas juveniles (2006), que la posicionó como la novedad indie del momento, Javiera Mena sorteó el siempre complejo paso del segundo disco con Mena (2010). Un álbum que la artista trazó en su computador en un proceso de un año, que luego siguió en el estudio de Cristián Heyne.
A diferencia de su debut, para este álbum tenía un diseño sonoro muy claro: “Escuchaba mucho electro, harta pista de baile, me gustaba tratar de generar eso. Además se me daba más natural de hacer”, le dijo a Culto en 2020, con ocasión de los 10 años de ese trabajo. Allí destacaron temas como Luz de piedra de luna, Un audífono tú un audífono yo, No te cuesta nada, en que destiló su interés por la música romántica y los ritmos de discoteca.
Auguaturbia - Aguaturbia (1970)
Desde el rock, la poderosa voz de la cantante Denise (cuyo nombre real es Climene Solís Puleghini), definió la obra de Aguaturbia, la banda que lideró junto a esposo, el virtuoso de la guitarra, Carlos Corales. Mientras él pasaba por el perfil de músico silencioso y eficiente, ella era pura energía en el escenario. Su puesta en escena destacaba por su impacto y su sentido teatral en que jugaba con la liberación sexual y las drogas que eran la novedad en el boom juvenil de la época. Eso se puede escuchar en su célebre álbum debut de 1970, en que destacan temas como Rolling and Tumblin, Erotica y su afamada versión para Somebody to love, original de Jefferson Airplane.
La capacidad interpretativa de Denise, y su sentido de la música la llevaron a explorar en otros rumbos. Participó en proyectos como Panal y también ha tanteado como solista, con un álbum homónimo de 1991. Incluso en 1989 participó en la competencia internacional del Festival de Viña interpretando la canción Sintonízame, compuesta por Corales, su eterno compañero. Hasta hoy, canta con la potencia de antaño, en que la mostró como una de las pioneras del rock en Chile.
Francisca Valenzuela - La fortaleza (2020)
El cuarto álbum de la cantautora, la encontró en un momento particular. Su nombre ya tenía una consolidación internacional, con participación en los Juegos Panamericanos, como presentadora en el capítulo sobre Café Tacvba para la serie Bios de NatGeo y una celebrada participación en Lollapalooza. Pero en el plano personal, su tránsito era más complejo, de allí que en principio pensó en un relato más asentado en el tópico del viaje del héroe.
Todo cambió cuando vio el cuadro La Forteleza, del renacentista Sandro Botticelli. “Lo que me gustaba de la idea de la fortaleza, cuando la vi representada en este cuadro, es que ahí la resistencia estaba tanto en la fuerza, en la dureza, como también en la suavidad, en la vulnerabilidad”, contó la artista a Culto en enero de 2020. Eso impulsó el concepto del disco, que incluye cortes como Ven a buscarlo, Ya no se trata de tí, la colaboración con Claudio Parra en Al final del mundo, los que resumen un álbum ambicioso.
Los Ex - Caída Libre (1996)
Tras el final de Los Barracos, el proyecto liderado por el ex Upa!, Pablo Ugarte, vino un momento de transición. Su entonces pareja, Colombina Parra, despuntó entonces como una cantautora de pluma afilada y observaciones ingeniosas cargadas de rabia femenina. “De repente aparece la Colombina con unas canciones increíbles, unas letras increíbles y dije, ‘bueno, es el momento de la Colombina’. La apañé con el bajo, para grabar las canciones”, nos contó hace un tiempo el músico.
Como ambos terminaron su relación por esos días, salió el nombre del grupo. De allí, Ugarte, junto a Hernán Edwards y al ex Upa, Tavo Bascuñán, acompañaron a Colombina en el álbum debut de la nueva banda, Caída libre (1996), que se volvió un imprescindible de la época. En las letras de canciones como La corbata de mi tío, Sacar la basura, Las mismas porquerías, entre otras, Parra destiló un estilo agudo e inteligente, sostenido en una propuesta musical decididamente rockera y furiosa.
Mon Laferte - Norma (2018)
Usando uno de sus nombres de pila, Mon Laferte lanzó en Norma un homenaje a sus orígenes. En principio a su abuela materna, una de las personas claves de su infancia en la población Gómez Carreño de Viña del Mar. Pero asimismo, es una mirada propia hacia el cancionero popular, romántico y “cebolla”, de allí a que se le vea picando la lacrimógena verdura en la portada del disco.
Por ello, el álbum está articulado en torno a las etapas de una relación. Desde la seducción, en Ronroneo, hasta los días de pareja en Caderas Blancas, los celos en El mambo, y los días de crisis hacia el final con Cumbia para olvidar. Un disco que además tiene el mérito de ser grabado en directo, en una sola sesión en el estudio A de los Capitol Studios de Los Ángeles, California. Sin recurrir a overdubs, o sobregrabaciones, Mon grabó todo con una sola toma, al viejo estilo. Cuando había que cantar de verdad.
Camila Moreno - Mala Madre (2015)
El tercer álbum de la cantautora fue el que le dio el salto definitivo que le permitió consolidar su mirada autoral propia. En trabajo de producción junto a Cristián Heyne, Cristóbal Carvajal y Tomás Preuss, la artista desarrolló total libertad para fusionar timbres acústicos y eléctricos; voces procesadas y otras tomadas de los demos; sonidos más análogos y otros digitales, mezclados con efectos de estudio.
Se trata de un contundente cóctel musical, servido para sostener un trabajo lírico en que la artista despliega inquietudes sobre la antigua relación entre la maternidad con la brujería, de allí el nombre del disco. “Las mujeres que menstruaban en la luna llena eran expulsadas de las tribus, y estas mujeres fueron las que desarrollaron la brujería, la hechicería”, contó en una entrevista. Eso lo plasmó en canciones como Sin mí, Libres y estúpidos, Tu mamá te mató, Bathory, entre otras. Fue reconocido como el álbum del año en los Premios Pulsar 2016.
Saiko - Informe Saiko (1999)
Un buen álbum debut para el proyecto levantado por los ex la Ley, Luciano Rojas y Rodrigo “Coti” Aboitiz. Para desmarcarse de su pasado, buscaron a una mujer para llenar el puesto de vocalista, y el puesto fue tomado por Denisse Malebrán; una cantante con una voz muy particular y mucho carisma en escena. El resto lo hizo la propuesta estética del grupo, asentado entre el dark y el new wave.
Así, su voz destaca en sencillos como Cuando miro en tus ojos, que obtuvo buena rotación radial. Fue la presentación que permitió a Malebrán, poco a poco, consolidar una voz autoral propia que se hizo notar con más fuerza en discos posteriores de la banda, como Campos Finitos (2001) y Las Horas (2004), además de sus propios trabajos en solitario.
Dulce y Agraz - Trino (2018)
La cantautora penquista Daniela González, ha firmado bajo su nombre artístico de Dulce y Agraz, una obra musical contundente. En su primer álbum, desarrolla un cancionero en que destaca su fina prosa, fruto de su evidente interés por la literatura y sus años de escribir canciones desde pequeña, estimulada por su madre.
Allí pasan canciones como Súbitamente, Renacer, No me alcanza, en que desarrolla tópicos como el desamor y la nostalgia. Sumado a sus buenas letras, sus composiciones crecen con su poderosa capacidad como intérprete, con eficientes armonías vocales. Hace poco, publicó una sesión en que grabó versiones propias para tres canciones de Jeannete, de la factoría clásica de Manuel Alejandro (la de Corazón de poeta es particularmente notable), las que permiten degustar su fino sentido musical y su capacidad como cantante. Un nombre a tener en cuenta, sobre todo quienes asistan al show de Los Bunkers en Concepción el próximo 25 de marzo, en que será el número de apertura.
Fulano - En el búnker (1989)
No es sencillo destacar en una banda integrada por músicos virtuosos, que además hacen de su bagaje musical parte importante de su propuesta. Pero la cantante Arlette Jecquier lo logra con creces en los temas de En el búnker, el segundo largaduración de Fulano, el proyecto que reunió a músicos como Jaime Vivanco, Jorge Campos.
Ese álbum, el primero en formato doble de la historia discográfica del país, el grupo lanza una propuesta vanguardista, que en su momento de asoció de alguna forma con el jazz, debido a lo sueltos que tocaban los músicos, sus composiciones alejadas de la canción pop y sus armonías poco convencionales. Pero Jequier luce su registro haciendo voces en temas como La historia no me convence, solo me atraganta; y Adolfo y Benito, Augusto y Toribio, en que hizo gala de su capacidad como una intérprete versátil.
Violeta Parra - Las últimas composiciones (1966)
El álbum más importante en la historia de la música popular chilena. Aunque el nombre suena profético a causa del posterior suicido de la artista en febrero de 1967, en rigor reunió parte del material que había compuesto por esos días. En este álbum, Violeta Parra se hace acompañar de sus hijos Ángel e Isabel, así como del músico uruguayo Alberto Zapicán, pero su voz limpia y poderosa, es la que se lleva el protagonismo. Mientras, intentaba sortear una profunda desazón, asentada sobre decepciones personales y el poco entusiasmo que despertó su proyecto de la carpa de La Reina.
Este disco -sobre el que se ha desarrollado una áspera polémica legal, por lo que aún no se ha reeditado ni está disponible en plataformas - reúne composiciones como Gracias a la vida, Maldigo del alto cielo, Volver a los Diecisiete, en que la cantautora destiló una mirada autoral más universal y humanista, superando la canción folclórica tradicional. Es decir, logró aquilatar todos sus años de trabajo de campo y de absorver el cancionero popular, para darle una forma propia. De allí su valor.
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