Con futbolistas y famosas en el público, Romeo Santos desata la euforia en el Movistar Arena
El Rey de la bachata descolló en la primera de sus 9 noches en el recinto del Parque O’Higgins. Con un show sostenido en su carisma y cargado a los hits, el artista ofreció un show entretenido que fue seguido con fervor por la fanaticada femenina.
El fervor por el ídolo se hizo notar desde temprano. A una hora del primero de los 9 shows de Romeo Santos en el Movistar Arena, el público ya llenaba gran parte de las localidades y se hacía notar, con cintillos, carteles y todo tipo de ingenios pensados para la ocasión. La fanaticada, principalmente femenina, bramaba a cada mención del Rey de la Bachata.
El fervor se mantuvo en alto incluso con los números de apertura. El chileno Pablito Pesadilla y el dominicano DJ Mad dejaron el ánimo en alto con un set cargado a la pista de baile. Incluso había un fan action diseñado para la ocasión; corazones de cartulina en alto para el momento en que pasaran los temas Sus huellas y El pañuelo.
Asi, el fenómeno de Romeo Santos está sustentado en un espectáculo diseñado desde sus números de apertura. Un show entretenido hasta para los menos familiarizados con su música. Aunque en esta ocasión desplegará nueve shows en el Movistar, batiendo lo que antes de él hicieron Ricardo Arjona y Chayanne, el estadounidense-dominicano ya acumula experiencia con su fervorosa fanaticada chilena. Antes, se presentó dos veces en la Quinta Vergara (2013 y 2015); llenó un Estado Nacional el 2015; y realizó cuatro shows sold out el 2018 en el mismo Movistar Arena.
Por ello, cuando el Rey entró en escena, a las 21.35, el Movistar fue un solo rugido. Romeo emergió desde el piso inferior. Luciendo chaqueta blanca, un jeans cortado de dudoso gusto y su estampa de galán de teleserie del caribe, Santos arrancó con el hit El pañuelo, de inmediato coreado por la fanaticada. Le siguieron temas populares como Eres mía, de constante rotación radial.
En el palco, se podía apreciar a la convocatoria de famosos de turno. Pasaron figuras televisivas como Paz Bascuñán, Daniela Aránguiz (junto a su nueva pareja, Luis Mateucci), Karen Paola y Betsy Camino. También se vio a la influencer Ignacia Antonia, así como futbolistas entre los que se notó a Matías Zaldivia y Fabián Orellana, entre otros.
En su mayor parte, el público es femenino. Mujeres adultas, universitarias y treintañeras, que repletaron el Movistar Arena. Muchas de ellas, probablemente siguieron al ídolo desde sus días en el grupo Aventura, que en su momento tuvo tal impacto en Chile que su último show fue en el Festival de Viña 2011. Desde entonces, Santos con inteligencia administró e hizo crecer lo que ya tenía.
En escena, el Rey de la bachata hace gala de una bien cuidada puesta en escena. Apoyado con una banda de alto nivel, Santos es el centro del espectáculo gracias a su carisma, su estilo de interpretación dramático y cargado de seducción (sonrisas y guiños repartidos a destajo), lo que le permite una fácil llegada con el público. Y por supuesto, apeló a clásicos de cualquier show como destacar al público local (“son los más eufóricos”, aseguró). Los lásers, los juegos de luces y las visuales hicieron el resto, aunque no son lo más fuerte del show. Se han visto mejores.
Lo más fuerte es entonces el repertorio. Aunque el set mostró canciones clásicas de su carrera como Necio, Sobredosis y otras piezas bachateras y románticas, también estuvo cargado a los temas de su más reciente disco Fórmula vol. 3, los que eran conocidos para el público. También algunas de sus incursiones en la música urbana, como Ella quiere beber (junto a Anuel), o X si volvemos, el reciente hit facturado junto a Karol G, coreado a rabiar por la audiencia.”Romeooo te amoooo”, le gritaban desde la primera fila.
El tramo final estuvo cargado a los hits como Solo conmigo, Noche de sexo, con arreglo enfatizado en su beat más urbano. Además de un momento en que interpreta a capella canciones pedidas por el público. “De eso se trata, de retarme”, dijo el Rey, con su habitual y cuidada seguridad en sí mismo. Incluso con algún repaso por canciones de Aventura, desatando el furor del respetable.
Para el cierre, con su afinado sentido del espectáculo, Romeo cantó Sus huellas desde una bañera instalada en el escenario, con su habitual juego entre el drama y el erotismo. El final pasó con Propuesta indecente, coreada por la fanaticada.
En total fueron cerca de 30 canciones, despachadas en algo más de dos horas en una presentación rápida, con pausas apenas necesarias y que no decae en punto alguno. Un show de alto nivel, bien diseñado y ejecutado.
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