Las sombras se van cayendo sobre Concepción despierto: el arrollador regreso de Los Bunkers a su origen

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Los Bunkers en el Estadio Ester Roa Rebolledo de Concepción. Foto: Javier Vergara.

Ante una audiencia de 40.000 personas, el grupo regresó a su ciudad natal con un show contundente. Solo se detuvo en un par de momentos para atender a fans descompensados. En la antesala del tramo internacional del regreso, el quinteto se vio afiatado y rápido para leer al respetable.


Si Concepción fuera como Pepperland, la tierra de fantasía y psicodelia donde transcurre la película Yellow Submarine de los Beatles, en lugar de la pirámide central que aloja al submarino amarillo, habría un monumento a sus héroes musicales. Y Los Bunkers tendrían de seguro un buen lugar.

En el regreso de la banda a su ciudad de origen, tras los shows en Santiago y el Vive Latino en México, la comunión con su público se hizo notar desde temprano. Desde antes de las 17.00 horas, se veían largas (y a ratos caóticas) filas en las calles aledañas al estadio Ester Roa Rebolledo. Hubo corte de calles y presencia policial, lo que facilitó las cosas.

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Los Bunkers en el Estadio Ester Roa Rebolledo de Concepción. Foto: Javier Vergara.

En la previa, pasó la presentación de la cantautora penquista Dulce y Agraz, como número de apertura. En escena, Daniela González (su nombre real) ha crecido como artista. Un poco por el rodaje de los años, y otro tanto por sus estudios de teatro que le dieron más recursos a la hora de la interpretación, lo que potencia su conocida capacidad como sobresaliente letrista y cantante (suspiros a lo Miryam Hernández incluidos).

Con el uso de implementos como abanicos, velos y guantes, además de bien ejecutados recitados (y sin sonar forzados), la artista repasó parte de su trayectoria, incluyendo clásicos como Súbitamente y Me reparto en ti. Y por cierto, la ocasión permitió escuchar en directo algunos cortes de su más reciente disco, Albor, el que presentará en el Teatro Biobio el próximo 18 de abril. En suma, un acierto, tal como lo ocurrido con Cancamusa en las presentaciones en la capital.

Con el paso de las horas, el público repletó las localidades disponibles del coloso de Avenida Collao. La organización estimó una asistencia de 40.000 personas. Tal como en la capital, el respetable mezcló treinteañeros, que vieron al grupo en activo en sus comienzos, así como jóvenes que por primera vez los vieron en vivo. También niños junto a sus grupos familiares, confirmando, una vez más, el arrastre transversal de la banda.

Después de su show en el Vive Latino, Los Bunkers viajaron a Concepción. La prueba de sonido para el show en el Ester Roa se realizó en la tarde del viernes, con su acostumbrado rigor. Los nervios del debut ya aflojaron y a la banda se le ve más suelta, pero igualmente la recepción en la capital del Biobío fue emotiva.

La introducción musical en que sonó la clásica Solsbury Hill de Peter Gabriel, marcó el arranque de la presentación. Una cerrada ovación recibió al grupo una vez que salió al escenario, ubicado en el costado del arco norte del recinto. Siguió con un masivo karaoke en el arranque con el afianzado doblete de Miéntele y Te vistes y te vas. Dos temas de rock conciso y sobrio, al estilo The Kinks.

Tras los nervios del primer show en Santa Laura, el grupo suena mucho más suelto. El espectáculo se complementa con un atractivo diseño de visuales en las pantallas gigantes, además de un efectivo trabajo del equipo de redes sociales, que en coordinación con los 2 gráficos que acompañan al grupo, generan contenido para el ciberespacio. Porque la web y las redes sociales son el ágora de nuestros tiempos.

“Muchas gracias Conce”, dijeron promediando el primer cuarto de hora.

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Los Bunkers en el Estadio Ester Roa Rebolledo de Concepción. Foto: Javier Vergara.

En el transcurso del show, Los Bunkers, repasaron momentos de su trayectoria. Ahí sonaron sus electrizantes versiones de Silvio Rodriguez (como Santiago de Chile y Quién fuera), así como clásicos del calado de Una nube cuelga sobre mí (nuevamente, dedicada a los niños presentes), Las cosas que cambié y dejé por ti, Deudas, Canción para mañana (con los ojos de Gustavo Gatica entre los que pasaron por las visuales), y muchas otras.

Por supuesto hubo sorpresas; la ocasión imponía tocar Canción de lejos, la misma que dio nombre a su segundo disco y refiere a su origen penquista. “Las sombras se van cayendo sobre Concepción despierto”, dice la parte de la letra que fue recibida con aplausos. “Esta teníamos que tocarla”, admitieron. Aquel fue el único momento más local de la noche, además de algunas intervenciones y bromas entre tema y tema.

La noche ofreció una buena oportunidad para volver a escuchar Rey, la canción que el grupo estrenó en vivo en su primer show de Santa Laura. Ya a un par de semanas de su lanzamiento, hubo quienes la siguieron en respetuoso silencio, mientras otros la cantaron. A tono con su grabación -casi totalmente en directo-, sonó contundente, mientras la pantalla proyectaba el videoclip filmado por Camila Grandi, en frenéticas 12 horas en el Parque Cultural de Valparaíso.

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Los Bunkers en el Estadio Ester Roa Rebolledo de Concepción. Foto: Javier Vergara.

A diferencia de los shows en Santiago, esta vez el grupo le sacó más provecho a la pasarela central que conecta con el escenario. Al menos Álvaro López recurrió hasta allí algo más seguido, acompañado por Francis y Mauricio Durán, quienes también tuvieron su momento en los desatados pasajes instrumentales de solos de guitarra, a lo Ten Years After en Woodstock, a tono con su fibra retro. Marcianeke podría echarle un vistazo a esa película o iniciarse en la música de los Beatles con los compilados Rojo y Azul, a propósito de su chascarro televisivo. No hay nada malo en que no los tenga tan asimilados. El alcance de los crisoles culturales (como la arremetida del rock and roll en plena Guerra Fría), es tan impredecible como insospechado.

Volviendo a Los Bunkers, en esta ocasión también pasaron por el tramo en que se instalan en modo acústico en el extremo de la pasarela. Un momento más íntimo y cargado de dramatismo, potenciado por el juego de luces, el que atrajo a buena parte de la gente en las primeras filas, celular en mano. Allí tocaron La exiliada del sur, El detenido y Si estás pensando mal de mí.

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Los Bunkers en el Estadio Ester Roa Rebolledo de Concepción. Foto: Javier Vergara.

Para el tramo final, más eléctrico y a tope, la banda echó mano a su repertorio más directo, como Fantasías animadas de ayer y hoy, Pobre Corazón, Bailando solo, entre otras. Solo hubo un par de momentos de pausa -uno en medio de la interpretación de No me hables de sufrir- para asistir a personas que sufrieron descompensaciones. Con su experiencia y su habitual sentido del humor, el grupo lo sacó adelante con una rápida reacción. “Cuídense entre ustedes”, remarcaron. Se trata de una práctica cada vez más habitual en los shows en vivo, en especial ante fanaticadas más juveniles y fervorosas, como se vio, por ejemplo, en el show de Harry Styles en el Bicentenario de La Florida el año pasado.

En suma, el regreso de Los Bunkers a Concepción fue una fiesta con un público transversal, que volvió a mostrar su entusiasmo por el regreso del grupo. A falta de la presentación de este domingo en la Quinta Vergara, quedan bien aspectados de cara al tramo internacional de su vuelta, la que hasta ahora deja una buena sensación, al realizarlo en sus términos y a la altura de su historia.

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