La pelea por los cargos por servicio de los conciertos en EE.UU. y que encabeza The Cure

Robert Smith

En el país norteamericano, hay un amplio cuestionamiento al elevado costo que se exige extra por el hecho de emitir un boleto. En algunos casos, se duplica el precio base de la entrada. Robert Smith ha encabezado las quejas y el asunto ha llegado a la política. ¿Qué pasa en Chile?


A principios de este mes, The Cure anunció una nueva gira por Estados Unidos para mayo y junio, siete años después de su último concierto. En un mensaje publicado en redes sociales, la banda irlandesa señaló que las entradas para cada fecha, distribuidas por el gigante Ticketmaster, tendrían precios específicamente pensados para beneficiar a los fans y evitar reventa a valores inflados, situación frecuente en eventos de amplia envergadura.

Para esto, utilizarían el sistema de Verified Fan, en el que los interesados en adquirir entradas para un show deben registrarse previo al inicio de la venta. Si el sistema lograba verificar a los inscritos como fanáticos, les otorgaba mediante una especie de lotería algorítmica un código de preventa para acceder a la compra de boletos. Con el mismo fin de mantener asequibles las entradas, se rehusaron a utilizar la modalidad de precio dinámico, en la cual los precios de un evento se ajustan a la demanda (como sucede con los pasajes aéreos o las plataformas de transporte).

Una vez que se dio inicio la venta de entradas para el tour, los fans de la banda empezaron a emitir quejas por un cobro de cargos por servicio excesivo, llegando en varios casos a duplicar el precio de la entradas; una imagen en particular mostraba como el sistema agregaba un cargo por servicio de 11,65 dólares (9.200 pesos chilenos), un cargo del recinto de 10 dólares (7.900) y, para terminar, un cargo por “procesamiento” de 5,50 dólares (4.400).

Todos estos cargos elevaban el precio de la entrada desde unos 16 mil pesos a 37 mil, casi el doble del costo original; otros fans reportaron haber sido cobrados más de 90 dólares por este tipo de cargos en tickets de 80 dólares.

El líder del grupo Robert Smith se dirigió a Twitter para protestar por la situación, declarando estar “tan asqueado como todos ustedes por la debacle de las ‘tarifas’ de Ticketmaster de hoy. Para ser muy claros: el artista no tiene forma de limitarlas”. Luego de conversar con la empresa, el músico anunció que los portadores recibirían un reembolso de 10 dólares por ticket, mientras que los compradores de otros tipos de tickets recibirán un reembolso de 5 dólares.

La situación de los ingleses dio lugar a una nueva ronda de críticas hacia la gigante del ticketing, materializada en el último tiempo por problemas similares. En noviembre del año pasado, la empresa fue la encargada de vender las entradas para la última gira de la cantante Taylor Swift, The Eras Tour. Después de vender más de dos millones de entradas el primer día, el sistema de la empresa se vio colapsado a tal punto que, después de hacer esperar por varias horas a los fanáticos, se cayó del todo. Ticketmaster terminó anunciando que suspendería la venta de las localidades, generando indignación hasta en la propia cantante.

El fiasco de esta venta y los reclamos posteriores tuvieron consecuencias en el mundo político: el Senado de Estados Unidos anunció que se reuniría con su comisión encargada de la libre competencia y los derechos del consumidor para analizar el caso, de paso husmeando en su controversial posición monopólica sobre la industria de los eventos en vivo; la compañía es propiedad de Live Nation, uniéndose en el año 2010, y desde ese entonces controlan un 70% de este sector.

En la sesión del Senado llevada a cabo en enero, se hizo un cuestionamiento transversal al jefe financiero de Live Nation por la situación; una senadora en particular cuestionó los cargos por servicio de la compañía, a lo que el representante respondió que estos se hacían en base a los costos de operación de recintos y comparación con otros. Un músico reclutado para testificar en contra rechazó esta explicación, señalando que en su experiencia como músico estos cobros muchas veces se decidían de forma arbitraria.

El caso de Chile

En Chile, el valor cobrado es usualmente un porcentaje adicional al valor de la entrada estipulado por las productoras y la distribuidora de las entradas, de acuerdo a factores como la envergadura del concierto, el recinto donde se realiza, requerimientos de las productoras a cargo y otros costos. Por dar un ejemplo, las entradas para el Lollapalooza de este año contaron con un cargo por servicio del 12%, mientras que los tickets recientemente agotados para el concierto de Red Hot Chili Peppers en noviembre en el Movistar Arena tuvieron un cargo del 16.5%. En el país, rondan entre un 10% a 20%.

En el caso de que ocurra la cancelación del evento por razones como una propia determinación del artista principal u otros, las entradas deben ser reembolsadas. Sin embargo, la obligatoriedad del reembolso de este cargo varía de país en país; en México, por ejemplo, no se reembolsa este cargo de las empresas. En el caso de Chile, el Servicio Nacional del Consumidor deja claro que las ticketeras que operan aquí deben devolver todo el valor completo de la entrada, incluyendo este cargo.

Aquel apartado fue incluido por la entidad tras varios casos de conciertos fallidos donde este cargo no fue reembolsado inmediatamente, como las frustradas visitas de Luciano Pavarotti en 2006 y Aerosmith en 2011.

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