León y Cociña: la historia de los chilenos que trabajaron en la nueva cinta de Joaquin Phoenix
Durante un año y medio, los reconocidos cineastas Cristóbal León y Joaquín Cociña guiaron a un equipo de 21 artistas y animadores nacionales en la creación de una secuencia que es parte de Beau Tiene Miedo y que impresionó a Martin Scorsese. “Él quería nuestro corazón, no nuestras manos. Y lo tuvo harto tiempo”, señalan a Culto sobre su colaboración con el director estadounidense Ari Aster.
El lunes de esta semana se reunieron en Nueva York Martin Scorsese y Ari Aster. Al final de una proyección especial de Beau tiene miedo, el autor de Taxi driver introdujo a su colega como “una de las nuevas voces más extraordinarias del cine mundial. Y he visto muchas películas”.
Avanzada la conversación, Scorsese se interesó en particular en saber más sobre la secuencia animada que es parte del largometraje más reciente del director de Midsommar (2019) y del estudio A24. “Tomó mucho tiempo llegar a eso”, señaló Aster. “Recordé que había visto este filme chileno de animación de Cristóbal León y Joaquín Cociña llamado La casa lobo, que no se parece a nada que haya visto en mi vida. Quería trabajar con estos artistas muy personales y ver qué salía de eso”.
El resultado de esa colaboración es uno de los pasajes más memorables de las tres horas de Beau tiene miedo (ya en cartelera), la ambiciosa cinta que sigue a un neurótico hombre (Joaquin Phoenix) en su intento por llegar a la casa de su amenazante madre (Patti LuPone). La invitación consistió en que se abocaran a dar vida a un segmento que les presentó como El héroe Beau, donde el protagonista se sumerge en un viaje de años por un paisaje indómito.
“Ari es una persona que sabe muy bien lo que está haciendo. A diferencia de nosotros, que somos cineastas mucho más enfocados en el proceso. Él está en las antípodas de eso”, apunta León, quien reconoce que en un inicio les costó entender por qué los había convocado. “Él quería algo muy luminoso. Nosotros tendemos a hacer cosas muy oscuras, muy descontroladas, muy brutas materialmente”.
La dupla tuvo acceso al guión completo del filme, el que Aster ha descrito como una “odisea freudiana cómica, muy episódica”. “La gracia de la película es que es muy abstracta”, plantea León. “Uno trata de entender qué es sueño, qué es ilusión, qué es la realidad, pero la película –muy racionalmente, porque Ari es una persona muy racional– te desafía y te impide hacer esa interpretación simplista”.
Autores de los cortos Lucía (2007) y Luis (2008) en codirección con Niles Atallah, y del largometraje La casa lobo (2018), los cineastas comprendieron que Aster no buscaba que replicaran su impronta, sino que evocaran un estilo “algo más luminoso, ordenado y preciso”.
“Las ideas más parecidas a nuestros trabajos las rechazaba muy amablemente. Pero luego las cosas de la (artista visual) Antonia Bañados eran muy bien recibidas, y entendimos que ese era el camino”, cuenta Cociña. “Fue un proceso de descubrimiento muy lento. Me he dado cuenta de que quería nuestro corazón, no quería nuestras manos. Y lo tuvo, lo tuvo harto tiempo”.
Debido a la envergadura del encargo, reunieron a 21 animadores, artistas, diseñadores y pintores que se ocuparon de crear la secuencia de nueve minutos en su taller, ubicado en Providencia, el mismo en que realizaron su premiado cortometraje Los huesos (2021), producido por Aster, y su videoclip para Thin thing (2022), de The Smile, la banda integrada por Thom Yorke, Jonny Greenwood y Tom Skinner.
Por primera vez en sus carreras, trabajaron con un equipo de esas dimensiones y se enfocaron en dirigir al grupo en vez de animar. “Un 90% u 80% de la animación de La casa lobo fue hecha por los dos, y acá casi no está la mano de nosotros. Nos convertimos en líderes de un equipo y eso fue un proceso de aprendizaje muy importante”, indica León como contrapunto.
El proceso de Beau tiene miedo se extendió durante un año y medio y se dividió en tres etapas: diseño del look de la secuencia (para que parte de los objetos fueran replicados y pintados en tamaño real en Montreal), construcción de maquetas y animación propiamente tal. Emplearon stop-motion –la técnica favorita del dúo–, pero también rotoscopia, time lapse y animación con pintura, en un híbrido en el que nunca habían incursionado.
Una de las tareas más complejas fue igualar la luz entre lo que grababan en Santiago y lo que Aster filmaba junto a Joaquin Phoenix en Canadá, con quien rodó escenas en fondo verde para luego permitir el ensamblaje entre ambas. “Hubo mucho ida y vuelta, pero finalmente siempre la pauta la marcaba Ari, él es el director de la secuencia. Nosotros simplemente funcionamos como animadores y diseñadores”, detalla León.
Él mismo revela una anécdota: “En un momento Ari quiso que nos involucráramos en otras partes, como la escena del ático. Pero no nos dio el tiempo. Era un trabajo gigantesco, abrumador, y había que cerrar la película. Él estaba recibiendo mucha presión para cerrarla”. En otro instante se barajó que viajaran a las filmaciones de la cinta. “Sonaba como una buena idea, pero no hubiera sido muy útil”, expresa Cociña.
Aunque nunca dialogaron con el intérprete de Her (2013), ambos coinciden en que cumple una labor descollante. “Esta película, sin un actor del nivel de Joaquin Phoenix, no funciona. El personaje está angustiado todo el rato y tiene muy pocos momentos de agencia, por lo que, si no cuentas con un buen actor, te queda una película insoportable. Ya es un poco insoportable, pero uno empatiza con Beau porque Joaquin Phoenix siempre está al borde”.
“Es una especie de comedia, pero también es una película muy inclasificable”, opina León. “A mí me encantó. La amo. Me produce mucho orgullo ser parte y haber contribuido con una secuencia muy especial. Cuando leí el guión, pensé que se podía parecer un poco a otras cosas, pero después de verla, siento que no se parece a nada que haya visto. Es una experiencia totalmente nueva”.
Y continúa: “Beau no entra con facilidad en los sistemas de clasificación de géneros. Está hecha para tener una experiencia única en el cine. Sales con las tripas revueltas después de tres horas. La casa lobo también la pensamos de ese modo: no imaginar que estás haciendo una película, sino que estás creando un viaje único. Además de tener temas y estéticas en común, compartimos esa manera de entender el cine”.
Ari Aster ya adelantó que su siguiente ficción probablemente será un western y que volverá a contar con Phoenix en su elenco. Los artistas chilenos tienen otros planes. “Adoro a Ari y lo admiro muchísimo, pero fue agotador trabajar para otro director. Es algo que difícilmente vamos a volver a hacer. Espero volver a colaborar con él, pero de otra manera”, sostiene León.
Por lo pronto, a inicios de año terminaron el rodaje de Los hiperbóreos, su segundo largometraje y el primero de sus trabajos en que la animación no es la técnica principal. La cinta tiene a Antonia Giesen en el rol de una actriz y psicóloga que se embarca en la filmación de un guión dictado por el difunto Miguel Serrano y, durante el proceso, comienza a perder el vínculo con la realidad y a ser absorbida por la película, convirtiéndose en una policía de un Chile distópico.
Según explica Cociña, “ya tenemos un corte, pero no sabemos la fecha de salida. Tampoco estamos apurados, la verdad”. A futuro, afirman, están abiertos a considerar nuevos proyectos en Estados Unidos, donde cuentan con un agente y un mánager desde el estreno de La casa lobo. “Estamos con ganas de coproducir y colaborar más”, dice el director, “aunque tampoco vamos a forzar las situaciones”.
*El equipo principal de la secuencia animada de Beau tiene miedo estuvo conformado por Javiera Sandoval, Antonia Bañados, Francisco Visceral, Ignacia Hargreaves, Javiera Vega, Simón Jarpa, Marcos Sánchez, Susana Henriquez, Felipe Bañados y Catalina Vergara.
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