Los domingos de HBO ya no le pertenecen a Succession y Barry, sino que a The idol. La serie cocreada por Sam Levinson (Euphoria), Abel “The Weeknd” Tesfaye y Reza Fahim no aporta demasiado a la fama de canal prestigioso que ostenta la señal. A cambio, ofrece la cuota de provocación que la compañía seguramente no mira con malos ojos después de despedir a dos de sus producciones más celebradas de los últimos años.
A riesgo de volverse tan vacía como el mundo que retrata, la ficción se zambulle en las experiencias de Jocelyn (Lily-Rose Depp), una joven estrella pop que lidia con una crisis personal mientras está a las puertas de lanzar un nuevo disco. No parece demasiado a gusto a gusto con su carrera, pero empieza a mirar las cosas desde otra perspectiva cuando conoce a Tedros (Tesfaye), el líder de un culto de Los Angeles.
Tras la emisión del primer capítulo, aquí revisamos los principales momentos del debut de la serie (en HBO y HBO Max). Ojo: spoilers a continuación.
*Una compleja sesión de fotos
Jocelyn responde con naturalidad a las indicaciones que le entregan en la sesión de fotos para su nuevo lanzamiento. Sabe cómo lucir más osada o inocente según sea el caso, demostrando que, a pesar de su juventud, cuenta con experiencia de sobra en esas instancias.
En un momento la cantante se acomoda la bata roja con la que está vestida y queda con sus pechos al aire, mientras el fotógrafo continúa disparando con su cámara. El coordinador de intimidad plantea su preocupación, porque en el contrato que firmaron todas las partes no está considerada la desnudez de la artista, y asegura que cualquier ajuste en el acuerdo tardaría 48 horas en aprobarse.
Lo ataja Chaim (Hank Azaria), uno de los managers de la intérprete. No está dispuesto a sumar otro problema a su jornada, por lo que resuelve encerrar al coordinador en un baño y le paga a un trabajador para que sostenga la puerta durante las siguientes horas. En un par de minutos, la cámara de Levinson captura el desquiciado universo que rodea a Jocelyn, uno que está a punto de sumar otro foco de tensión.
*Una imagen filtrada
Mientras se desarrolla la sesión, el equipo de la cantante se entera que se acaba de viralizar una comprometedora foto de Jocelyn. Según comentan, aparece con el rostro cubierto de semen y no quedan dudas de que es ella y no alguien con un sospechoso parecido.
Sus dos managers (interpretados por Da’Vine Joy Randolph y Azaria), la ejecutiva de su sello discográfico (Jane Adams) y su director creativo (Troye Sivan) resuelven ocultarle la noticia hasta que concluya su día de trabajo. Quieren evitar a toda costa que sufra un nuevo brote sicótico, el estado en el que cayó después de la trágica muerte de su madre. Aumentando el estrés, ingresa a escena una periodista de Vanity Fair (Hari Nef) que realizará un perfil en torno a la cantante y su nueva etapa musical.
The idol no es una serie sutil, por lo que muestra en pantalla la foto en cuestión cuando le cuentan la verdad a la artista. Ella, en vez de colapsar, se resigna diciendo que la situación es mala pero que podría ser peor. Como una corte que se mueve al compás de sus altos y sus bajos, su entorno se muestra de acuerdo y resuelve encontrar al responsable lo antes posible.
*Guiños a Britney Spears y Madonna
Una de las preguntas que han rodeado a la ficción es si está inspirada en Britney Spears o en algún otra estrella pop en problemas, algo que Sam Levinson ha descartado.
Quizás respondiendo a esa especulación, el primer capítulo introduce un paralelo entre Jocelyn y la voz de Toxic. Parte de su equipo conversa sobre cómo ambas –en el mundo de la serie– han sido maltratadas por la prensa. Una alusión con la que enfatiza que el personaje de Lily-Rose Depp ha tocado fondo y que atraviesa un momento frágil de su carrera.
Subrayando su reverencia a las figuras pop, la escena en la discoteca de Tedros se musicaliza con Like a prayer, de Madonna. La artista es parte del soundtrack de la producción con Popular, una canción que canta junto a The Weeknd y el rapero Playboi Carti. Y es probable que los guiños a otras personalidades de ese mundo no cesen en los cuatro episodios restantes.
*¿Quién es Tedros?
En la conferencia de la serie en el último Festival de Cannes, Abel “The Weeknd” Tesfaye comparó a su personaje con Drácula. La referencia es bastante obvia y se explicita en la primera visita de Tedros a la casa de Jocelyn, cuando aparece vestido totalmente de negro y con un abrigo extenso que le otorga una apariencia de Nosferatu contemporáneo.
Minutos antes, cuando conoce a la artista en el club de baile del que es dueño, exhibe un dominio que seduce a la cantante. Ella se ríe de su coleta –nunca se ha acostado con alguien que tenga una, le dice–, pero no deja de sentirse atraída por su misteriosa figura. El guión se apoya en una química que en pantalla no termina de materializarse, en parte por la irregular actuación de Tesfaye, aunque hay margen para que el extraño vínculo entre ambos adquiera nuevas capas en el resto de la historia.
*La escena más perturbadora
En la casa de Jocelyn la artista le muestra a Tedros la canción que está a punto de lanzar. A ella no le gusta, porque considera que es tan vacía como el resto del panorama de la música pop, pero él la valora. Aunque parece categórica en su opinión de su propio trabajo y la industria, la serie sugiere que con un simple comentario de su nuevo amigo es suficiente para que reconsidere su perspectiva. El poder de un gurú de Los Angeles.
Esos instantes dan paso a una escena íntima en que Tedros le quita la bata con la que está vestida y le cubre la cabeza con ella. Con un lazo la ahoga y, mientras la invita a que confíe en él, le pide que abra la boca. A continuación, con un cuchillo realiza un tajo en la tela y permite que Jocelyn respire.
Es el ejercicio de dominación que promete marcar el curso de la ficción: él, un líder de una secta que aún no conocemos, está a punto de ejercer una insospechada influencia en su vida personal y profesional. Aún está por verse si el viaje vale o no la pena.