Emilia Clarke aterriza en Marvel: “Siento que las series de TV extensas murieron”

Interpretó durante ocho temporadas a Daenerys Targaryen, por lo que sabe una o dos cosas sobre personajes con grandes ambiciones, manejar un código moral complejo y estar en medio de un mundo al borde del estallido de una guerra.

Debido a que, además de participar en todos los ciclos de Game of thrones, irrumpió en películas de Star Wars y Terminator, Emilia Clarke (Londres, 1986) también conoce lo que es actuar en algunas de las producciones más gigantescas de Hollywood.

Sin embargo, según sus propias palabras, nada se le acerca a la miniserie Invasión secreta, su más reciente estreno y su debut en las historias de Marvel. “Creo que lo que definitivamente puedo decir es que este fue el set más cálido, maravilloso, seguro, encantador, alegre y divertido en el que he estado”, afirma en una conferencia de prensa en la que comparte con Samuel L. Jackson, Olivia Colman, Ben Mendelsohn y Kevin Feige, el mandamás de Marvel Studios.

Compara su experiencia con subir a la copa de un árbol y encontrarse con otras personas en las alturas. “Te das cuenta de que todos los que están allí lo están pasando realmente bien. Así es como se sintió”, señala.

Más tarde, en entrevista con Culto, profundiza en sus sentimientos al entrar en el popular universo de superhéroes conocido como MCU, hoy divido entre la pantalla grande y el streaming. “Cuando estás en Marvel, todo es posible. ¿Luego habrá otra serie? ¿Una película? ¿Un proyecto de animación? Quiero decir, no lo sé. Todo es posible. Y eso lo vuelve muy emocionante y fresco”, explica a través de videollamada.

En Invasión secreta encarna a G’iah, un personaje que, sin ser una superheroína, tiene una capacidad fuera de los límites de lo humano: es una skrull, una especie alienígena que puede adoptar la forma de cualquier sujeto, desde la de alguien común y corriente hasta la de los máximos líderes mundiales. Apareció como una niña pequeña en Capitana Marvel (2019), pero su presente –han transcurrido 30 años desde ese filme– la retrata como una sobreviviente de experiencias difíciles.

En el primer episodio (en la plataforma Disney+, uno nuevo cada miércoles) se aprecia que ahora es parte de un grupo rebelde que usa su habilidad para infiltrarse en las altas esferas del poder y causar el colapso global, con el fin de adueñarse de la Tierra. Esa facción de los skrulls –encabezada por el despiadado Gravik (Kingsley Ben-Adir)– busca un hogar propio, mismo objetivo que todavía persigue el padre de G’iah, Talos (Ben Mendelsohn), de quien ella se ha distanciado y mantiene un duro juicio sobre sus elecciones.

“Diré que fue difícil, porque siento cero enojo y frustración con esta maravillosa y hermosa criatura”, apunta en referencia a su querido compañero de reparto. “Si me siento enojada o frustrada, normalmente es conmigo misma. Realmente no me enojo ni me frustro mucho con otras personas. A menos que molesten a mi perro, con lo que estarías muerto para mí. Pero fue divertido explorar eso: ‘No me voy a tomar mucho tiempo para considerar cómo te sientes. Sólo voy a hacerte saber cuánto me lastimaste’”.

La actriz admite que el principal estímulo para aceptar el proyecto fue el gran elenco con el que le tocaría compartir. Pero ciertamente no hizo daño que la miniserie de seis episodios estuviera definida como una historia de espías, un sombrío entramado que se ramifica a partir del atribulado Nick Fury (Samuel L. Jackson). Revela que goza cada vez que vuelve a ver Tinker tailor soldier spy (El espía, 2011), la excelente cinta basada en la novela de John le Carré.

“Es mi (género) favorito. Es exactamente lo que me gusta. Tienes que mantener tu cerebro alerta mientras miras. Pero sigue siendo escapismo, por lo que no se siente como si estuvieras viendo las noticias”, explica Clarke, junto con enfatizar: “Obtienes el factor de entretenimiento, porque es Marvel, pero también estás haciendo que tu cerebro participe de una manera que se detiene si te pones a pensar en alguno de los problemas que te están aquejando”.

También ofrece una confesión. “Definitivamente creo que quedé con un poco de trastorno de estrés postraumático con las series en curso. Con cuánto tiempo me necesitan (en el set)”, indica sobre haber filmado Game of thrones durante casi una década.

“Con la evolución de la televisión, en lo que se ha convertido –este monolítico de increíble calibre en el que estamos todos, donde cada uno está haciendo una serie de televisión en este momento–, siento que la serie en curso y extensa ha muerto. Succession fue enorme, ¿y cuántas temporadas tuvo? Friends tuvo como 90 mil temporadas. ¿Sabes lo que quiero decir? A medida que avanzamos, cada vez hacemos menos”. Y ella, la misma Daenerys de la Tormenta, no podría estar más a gusto con ese cambio.