Andrea Gutiérrez, Subsecretaria de las Culturas y las Artes: “Entiendo las críticas, pero siento que estamos cumpliendo”
La autoridad del Ministerio de las Culturas aborda la crisis del último tiempo, desde el rechazo de Chile a asistir como invitado de honor a la Feria del Libro de Frankfurt, hasta su controversial imagen en el sector.
Días contrapuestos para el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Mientras por un lado la cartera presidida por Jaime de Aguirre intenta darle visibilidad a sus iniciativas más relevantes e inmediatas, por otra parte su agenda debe hacer frente a una serie de complejas coyunturas que han desatado una crisis al interior del sector.
La controversia más resonante guarda relación con el rechazo de la entidad a la invitación realizada por la Feria del Libro de Frankfurt -la más importante del planeta en el rubro- para que Chile se convirtiera en su invitado de honor en la edición 2025. La determinación detonó una tormenta de críticas no sólo desde el mundo editorial, sino que el propio Presidente Gabriel Boric dijo que el hecho no había pasado por él, que nadie se lo había comunicado y exigió a De Aguirre que el escenario se revirtiera para que el país sí pudiera decir presente en el evento.
Tal polémica estuvo antecedida por la participación de Santiago como ciudad invitada de honor de la Feria del Libro de Buenos Aires, lo que también dejó un sabor amargo entre varios de los escritores, editores y organismos convocados para la cita.
A ello se suma un paro de funcionarios que se extendió por poco más de un mes, con parte de uno de sus sindicatos, Afucap, aún movilizados; la paralización del Ballet Folclórico Nacional (Bafona), que ya cuenta tres meses y que exige mejores condiciones para sus trabajadores; los varios cambios y ajustes que afectan al Consejo del Libro y la Lectura, con cuatro de sus seis programas con jefaturas interinas; y una sensación generalizada de que un gobierno que tenía a la cultura como uno de sus estandartes, finalmente ha estado muy lejos de brillar.
Sentada en su oficina del ministerio en calle Ahumada, la Subsecretaria de las Culturas y las Artes, la actriz Andrea Gutiérrez, admite que su área ha transitado en el último tiempo entre proyectos que intentan demostrar gestión y avances, y determinaciones y escenarios que han complicado el rumbo de la cartera. Primero, se da el tiempo para hablar del Registro Nacional de Puntos de Cultura Comunitaria, un programa que busca fortalecer y trabajar con organizaciones sociales locales que constituyan un aporte para su comunidad en términos culturales.
“Es un programa emblemático”, califica en torno a la convocatoria a la que se puede postular hasta el 7 de agosto.
Luego profundiza: “Los Puntos de Cultura significan un mapa, un ecosistema integrado de las organizaciones con base comunitaria en los distintos territorios, que tienen una vocación de participación cultural, de democracia cultural, y que además garantizan en sus distintos espacios la recuperación y la ocupación de los espacios públicos, el enlace entre las vecinas y los vecinos de un barrio. Muchas veces las organizaciones son, además de ser una fuente de la expresión cultural propia de cada territorio, espacios de colaboración social, de fortalecimiento del tejido. Y yo creo que hoy día hace mucho sentido con la situación que estamos viviendo como país, con lo importante que resulta para la ciudadanía en los temas de seguridad. Muchas veces, salva vidas, se rescata a niños y niñas, y construye espacios seguros”.
Tras ello, Gutiérrez entra en tierra derecha con otros temas de la agenda.
Cuando usted asume como subsecretaria en marzo de 2022, en ese entonces como parte del ministerio de Julieta Brodsky, ¿en qué estatus estaba la invitación de Frankfurt a Chile para ser el invitado de honor? ¿Qué es lo primero con lo que usted se encuentra?
Primero, decir que, efectivamente, esta invitación de Frankfurt estaba en el radar y se sabía que existía la posibilidad de que se nos invitara. Y efectivamente se sostuvieron conversaciones en ese momento con la ministra de que esta invitación era una posibilidad específica de que sucediera. Nosotros, la información que recibimos y que le entregamos a la autoridad, tanto a la ministra anterior como al actual ministro, es poder disponibilizar la información de lo que significa, los requerimientos que Frankfurt pide para poder ser país invitado en la feria, porque nosotros asistimos regularmente a Frankfurt. Es algo que regula el Consejo del Libro habitualmente, toda nuestra presencia e internacionalización en Frankfurt, en Guadalajara, y todos los otros espacios internacionales.
Y eso era. No había todavía la formalización de una invitación. Esa invitación formal llega nada más a los ministros y ministras de cultura, porque son invitaciones al país. Por lo tanto ese era el estatus. Había nociones de que podía existir esta invitación, que había interés de Frankfurt, pero no mayor avance que eso.
¿Pero a qué se refiere con nociones? ¿No había entonces una invitación formal?
No, no estaba la invitación formal.
¿Qué es lo que había entonces?
Estaba el aviso por parte del equipo de que era probable de que Chile recibiera esta invitación, esta posibilidad de postular para asistir a ser invitado de honor.
¿Y eso venía de la administración anterior, del gobierno de Sebastián Piñera? ¿Ellos recibieron esta suerte de invitación?
Yo creo que formalmente la invitación la recibimos nosotros.
Y cuando la reciben, ¿qué es lo primero que se hace o que se responde?
Eso es lo que ha señalado el ministro. La invitación llega de manera oficial al gabinete ministerial y ahí el ministro, con los antecedentes que tiene, toma y resuelve, digamos, la decisión que todo el mundo conoce y que posteriormente el Presidente de la República pide que se revise.
O sea, ¿la invitación más formal llega cuando está la ministra Julieta Brodsky?
Desconozco esa información. La carta oficial, desconozco en qué momento llegó.
Cuando existía esto que usted llama nociones de que Chile podía ser invitado, ¿se empezó a trabajar o avanzar en algo?
Lo que se hizo fue, una vez que llega la invitación formal, el estudio de los requerimientos que Frankfurt realiza, de qué es lo que hay que hacer el año 1, el año 2, el año 3, la instalación de las oficinas… Todos los requerimientos que hay, la cantidad de títulos que hay que traducir, una serie de requerimientos que hace la Feria de Frankfurt para la participación. Y ese es el análisis, digamos, que se hace desde la Subsecretaría para poder disponibilizárselo a la autoridad y que tome la decisión pertinente.
¿Y se hizo ese trabajo y ese análisis?
Sí, se hizo el proceso de analizar todo lo que eso implicaba. Hay que entender que las invitaciones a Frankfurt se analizan por varios años. Los países en general, muchas veces cuando declinan, lo hacen por el tiempo que tienen disponible para poder preparar lo que significa una presencia en Frankfurt, que es un despliegue bastante importante, que es algo que señaló el ministro en su momento, y que hoy día se encuentra en revisión producto de la solicitud que le ha hecho el Presidente de la República al ministro.
¿Cuál fue la razón principal por la que se declina esta invitación?
Es lo que ha señalado el ministro De Aguirre. El toma los elementos respecto de los tiempos, respecto de los presupuestos disponibles y respecto de cómo podemos hacer que esa presencia llegue a tiempo y de buena forma a Frankfurt. Y le parece que no están las condiciones para eso. Y una vez que el presidente le solicita que analice esa situación, es lo que se encuentra haciendo actualmente el ministro.
¿Pasó por usted también la decisión de no ir a Frankfurt?
No, la decisión es de la máxima autoridad ministerial.
¿Considera que fue un error decir que no?
Prefiero no referirme a eso, porque mi rol en realidad está circunscrito a un trabajo de disponibilizar la cantidad de insumos para hacer la toma de decisión. Y yo voy a respaldar en este momento lo que ha dicho el Presidente de la República, que es una tarea en la que hoy nos encontramos abocados.
El ministro toma los elementos respecto de los tiempos, los presupuestos disponibles y de cómo podemos hacer que esa presencia llegue a tiempo (para Frankfurt). Y le parece que no están las condiciones para eso”
El Presidente dijo que no se le había avisado y que la decisión no había pasado por él. ¿Cree que fue un error no avisarle? ¿Por qué no se le avisó?
No, desconozco, no tengo esa información. Pero yo creo que si el Presidente nos dice que revisemos nuestra participación y que tratemos de hacer el esfuerzo de ir a Frankfurt, esa es la tarea en la que nos tenemos que concentrar.
¿Pero cree que se le debería haber avisado de una invitación a un evento tan importante?
Es que desconozco cómo fue el proceso. Entonces, prefiero no referirme a cómo debió ser, porque no es mi rol hacerlo.
Ahora, cuando el Presidente dice que no pasó por él el rechazar esta invitación y pide que se revierta, ¿siente que de alguna manera desautoriza la decisión tomada por el Ministerio las Culturas, que les quita el piso?
Yo creo que el Presidente pone con total claridad y elocuencia el rol que, tanto él como el gobierno que él preside y dirige, le da a la cultura. Y en ese sentido, el rol, la importancia y la inversión del presupuesto en materias culturales es sin duda siempre un aporte para la ciudadanía. En eso, evidentemente, pueden existir matices respecto de dónde está esa inversión presupuestaria. Y yo creo que no hay ninguna contradicción respecto de lo que establece el Presidente y lo que nosotros como ministerio y como autoridades ministeriales hacemos todos los días.
Nosotros estamos desde que el presidente asumió trabajando en un incremento presupuestario. En el primer año de un 16% y cada año haremos un incremento para poder tener una inversión en cultura que sea cada vez más consistente. Por lo tanto, lo que señala el Presidente es nuestra hoja de ruta, siempre. Y él lo ha dicho con mucha elocuencia y por eso también, con mucha humildad, este ministerio asume la tarea de volver a restablecer las conversaciones con Frankfurt y ver cómo podemos avanzar a una participación de Chile al nivel que corresponde y al nivel que queremos tener todas las representaciones internacionales.
En rigor, tomando en cuentas las palabras del Presidente, ¿se puede admitir entonces que fue un error haber rechazado la invitación?
Es que yo creo que aquí el Presidente de la República es el que establece y es el que dice cuáles son las instrucciones y el camino a seguir. Si el Presidente dice que podemos ir a Frankfurt y que también podemos hacer una gran feria del libro en Chile, esa es la instrucción que va a seguir el Ministerio de las Culturas. A mí me parece muy bien que estas conversaciones se den a la luz pública, porque no tenemos por qué tener temor de tener distintos puntos de vista respecto de algunos temas. Por lo tanto, a mí me parece que lo más saludable es lo que sucedió.
Entonces, según lo que él dijo, ¿se puede hacer una gran feria del libro en Chile y a su vez ir a Frankfurt?
Si el presidente lo dice…
Pero se lo pregunto a usted: con el presupuesto que se maneja, ¿se pueden hacer ambas cosas? De Aguirre habló de un presupuesto de 8 millones de dólares para Frankfurt.
Es decir, evidentemente para ejecutar ambos mundos tenemos que tener un incremento presupuestario y eso es lo importante de considerar a la hora de estas decisiones. Así que claro que se puede, pero se necesita un incremento respecto del presupuesto que manejamos en la actualidad en el Ministerio de las Culturas.
¿Y cómo se está tratando de lograr eso?
Es decir, ahora, en este momento estamos en los procesos de elaboración de presupuesto del próximo año, así que estamos justamente en ese trabajo, abocados no sólo este ministerio, todos los ministerios, para poder después encarar de la mejor manera la discusión presupuestaria en el Congreso, que es donde finalmente se decide el presupuesto de la nación. Pero estamos trabajando siempre con ese foco.
Con respecto a revertir esta decisión de Frankfurt, ¿qué se ha hecho en lo puntual? ¿A quién se ha llamado, con quién se ha hablado?
Yo no tengo la información de en qué estamos en el estatus específico, porque es una conversación que sostiene nuestro ministro. El ministro De Aguirre es el que ha estado en contacto con Alemania y lo hace a través también y en conjunto con el Ministerio de Relaciones Exteriores. Pero esto está en manos de nuestro ministro.
¿No sabe usted de alguna respuesta en estos días de los ejecutivos de Frankfurt? ¿Si han dicho si se puede o no se puede retomar lo de 2025?
Sí, yo creo que ese es el análisis que se está haciendo, en qué año y cómo poder hacerlo. Pero yo creo que las voluntades y el puente de diálogo está abierto, de eso sí tengo la certeza.
En caso de que se revierta la decisión y Chile incluso pueda ser incluido en 2025 como invitado de honor, ¿dan los plazos para poder trabajar en todo lo que se requiere en aquella invitación?
A toda máquina.
¿Pero se llega? ¿Se puede?
Habría que hacer un esfuerzo institucional importante. Pero, si ese es el desafío, claro que se puede. Hemos sacado cosas muy importantes en muy poco plazo, así que yo confío mucho en nuestra musculatura.
El caso argentino
En otra feria del libro, la de Buenos Aires de abril y mayo, ¿cómo fue su evaluación?
Mi evaluación es muy positiva. Y es muy positiva no encerrada en esta oficina, sino que tuve la posibilidad de participar de la Feria del Libro de Buenos Aires, de todo el proceso de preparación. Y la verdad es que no lo he señalado yo, sino que lo señaló la organización de la Feria del Libro, lo señalaron los medios de comunicación en Argentina, lo importante que fue nuestra presencia y lo elocuente que fue, lo diversa que fue.
El pabellón hecho además por arquitectos tremendamente reconocidos a nivel internacional, daba cuenta de nuestra historia como ciudad, de la conformación de esta ciudad, pero además era un espacio de carácter público. Es decir, fue un pabellón permanentemente visitado, lleno de niños, de jóvenes, que interactuaban no sólo con los conversatorios, sino que también con el material que había ahí. Era un pabellón abierto, y nosotros siempre quisimos, junto al gobierno regional, tener esta sensación de plaza pública puesta en la presencia allá en Buenos Aires.
Y por otra parte, todas las actividades anexas. Me tocó estar en las lecturas de Raúl Zurita, completamente repleta; el concierto que hicimos con artistas argentinos y artistas chilenos, completamente repleto. Las exposiciones y los ciclos de cine que armamos en el centro cultural que está en nuestra embajada. Y la verdad, la conversación que tuve allá, tanto con la delegación que fueron más de 100 personas y todo el cuerpo diplomático que está allá en Argentina, más la gente de la organización de la feria, fue muy positiva y muy diversa. Así que quedamos muy conformes.
Su evaluación positiva se contrapone absolutamente a lo que han planteado escritores que estuvieron invitados, como Óscar Contardo o Simón Soto, u organismos como la Corporación del Libro, quienes han dicho que la participación de Chile fue mediocre, que el stand era oscuro, que la atención del público no fue la esperada. ¿Qué le parecen entonces esas críticas?
Primero, me parece que cada persona es libre de tener la opinión que le parezca con los antecedentes que maneja. Es muy importante que en estas cosas cada uno puede emitir su opinión de acuerdo a la experiencia que se tenga. Yo lo que trato es basarme en los antecedentes concretos que tenemos, la respuesta oficial que tuvimos, las cifras de asistencia a la propia Feria y a nuestro libro stand, la repercusión que tuvo en los medios de comunicación. Y en ese sentido, trato de basarme en esos hechos concretos, porque entiendo que siempre van a haber voces que tengan ciertas observaciones y ciertas críticas. Y creo que uno tiene que tomárselas de buena manera. El rol público y el rol nuestro no es que nos encuentren que hacemos todo bien, sino que también poder acoger aquellas críticas y aquellas observaciones que nos permitan hacer de los procesos, algo que integre cada vez más a las distintas voces. Y ese es nuestro empeño.
¿Qué es lo que más recoge de estas voces críticas?
Yo creo que lo más importante es saber que los procesos de preparación, por ejemplo, de los festivales y los encuentros, tienen que ser cada vez más inclusivos. Y esto es un desafío que no tenemos solo nosotros como institución, también lo tiene el sector del libro en su conjunto. Poder dialogar más entre los distintos agentes que tienen diferentes propósitos, que tienen diferentes motivos de estar agrupados y que podamos empujar conjuntamente las tareas que tiene el libro y la lectura, ya sea a través de la hoja de ruta de la política, como por ejemplo, poder ponernos todos juntos detrás del desafío de una gran feria internacional acá en Chile, y recuperar esta capacidad de trabajar colaborativamente como ecosistema. Yo creo que ese es un desafío no solo del Estado, sino que el sector del libro en su conjunto. Si algo recojo de eso, es que nosotros como Estado tenemos que encabezar el desafío de que el sector del libro pueda conversar integradamente en pos de objetivos comunes y que nadie se sienta nunca excluido, sino que si lo hace, lo hace por voluntad propia y porque no ha querido participar. Por lo tanto, si hay que escuchar voces críticas que lo que quieren es construir un mejor camino, siempre van a ser bienvenidas. Y si ese debate se da de manera pública, me parece que es transparente y democrático.
Del Consejo del Libro a los paros
Con respecto al Consejo del libro y la lectura, en mayo Gladys González salió como secretaria ejecutiva y asumió Claudia Toro de manera interina.
Ella es la secretaria ejecutiva del Libro titular.
¿No siente que se ha despreocupado el Consejo del libro? El programa de internacionalización, clave en asuntos como los de Frankfurt, e igual que otros tres programas, no cuenta con sus coordinadores titulares y está con jefaturas interinas.
Efectivamente hay gente que ha salido de los cargos por voluntad propia, de hecho. Son personas que partieron a cumplir tareas en otros lados. Y nosotros estamos en proceso de recuperación de esos cargos. Pero las tareas propiamente tal, hoy día están asignadas en el equipo de El Libro, donde hoy día lo lidera Claudia Toro, que a mí me da una gran tranquilidad. Es una funcionaria que tiene una larga trayectoria dentro de este ministerio, mucha experiencia en el ámbito del fomento. En el caso del Libro y la Lectura, ha podido reorganizar el trabajo del equipo y llevar adelante los distintos desafíos. Hoy día cada una de esas tareas está cubierta y no solo cubierta, sino que está además con renovaciones. Pero, además, estamos a través de concursos públicos transparentes, restituyendo los roles de las personas que han dejado la institución. No es que hayamos disminuido el equipo, ya que se está renovando, porque hay personas que han abandonado sus puestos de trabajo por tomar otras opciones laborales.
Han enfrentado también el paro del Bafona. Lleva tres meses y exigen diversas mejoras. ¿Qué han ofrecido ustedes que no se ha podido llegar a un acuerdo? Ellos se reunieron con ustedes el 22 de junio y al salir acusaron desidia de las autoridades.
Sí, lo primero es decir, de manera muy tajante, de que la actitud y el comportamiento de diálogo de esta gestión, tanto del ministro como mía, ha sido permanente. Y eso, prueba de eso, es el diálogo fructífero que tuvimos con las asociaciones de funcionarias y funcionarios del Ministerio de la Cultura. En el caso particular de Bafona, había solicitudes muy concretas respecto de la mejora del espacio donde se desempeña el elenco. Eso es algo que nosotros ya hemos puesto las soluciones sobre la mesa, para tener un espacio de transición donde puedan estar. Tenemos tres opciones ahí sobre la mesa, esperando cerrar las conversaciones con el elenco. Por lo tanto, es un problema al que ya le hemos dado solución, porque nos parecía muy atendible que después de todos estos años que lleva Bafona en ese mismo espacio, poder darles otro que sea lo más digno y posteriormente la construcción de un espacio definitivo para el funcionamiento del elenco.
Y por otra parte, también le hemos dado respuesta a la revisión de los contratos. Bafona es un elenco que tiene una jornada de 25 horas, que es justamente para poder hacer y coordinar los descansos compensatorios respecto de las giras que se realizan, porque es un elenco que tiene despliegue por todo el territorio. Y hemos hecho un resguardo y una mirada de que las condiciones de trabajo sean las adecuadas y las que mandata la ley
¿Cuál ha sido lo que ha detenido la conversación y lo que no nos ha permitido estar de acuerdo? El elenco quiere un alza de remuneraciones de manera inmediata y un alza considerable de remuneraciones de manera inmediata. Y eso es imposible para nosotros asumirlo como institución, porque no está contemplado en el presupuesto que fue aprobado el año anterior. Por lo tanto, nos hemos comprometido, con una agenda de avance en mejora de remuneración, pero en la discusión presupuestaria que está por delante. Y eso es algo que no se ha aceptado. El elenco quiere esa mejora de remuneración de manera inmediata. Y ellos se han retirado y han cortado las conversaciones en este momento con nosotros, en las que esperamos que se retomen lo antes posible, porque es un elenco que valoramos mucho.
¿Cómo se espera llegar a una solución si la piedra de tope es algo que ustedes no pueden entregar?
Hay que flexibilizar y encontrar mecanismos para entregar confianza, que es lo que hemos hecho con los funcionarios y los funcionarias del ministerio, que es asumiendo compromisos, poniendo plazos, mostrando la voluntad política y concreta de que estamos comprometidos con hacernos cargo, con las transformaciones y las modernizaciones que necesita esta institucionalidad y que no había tenido por muchos años.
Con respecto al paro de funcionarios, con un sindicato, Anfucultura, se llegó a un acuerdo. Pero parte de otro, Afucap, aún sigue en paro. Ellos han dicho que parte del petitorio para deponer la movilización incluía su salida de la Subsecretaría por malos manejos internos.
Primero hay que entender que en estos procesos de movilización siempre van a haber discursos o solicitudes que exceden las atribuciones o el contexto de la conversación. Yo comprendo muy bien, vengo del mundo sindical, ese es mi espacio de formación. Yo fui dirigente sindical por muchos años y por lo tanto entiendo que en los procesos de movilización aparecen también discursos y solicitudes que pueden resultar grandilocuentes a ojos también de la comunicación pública. Pero la verdad es que en las mesas de conversación, nunca estuvo en cuestión mi presencia en el Ministerio, entre otras cosas. Y lo más importante, porque las autoridades de este ministerio las elige el Presidente de la República. Por lo tanto, formó parte de probablemente algunos relatos o de algunas declaraciones, pero nunca estuvo en los petitorios oficiales y en las mesas de conversación. Estuvo solo en conversaciones de declaraciones públicas y cosas de ese tipo, pero nunca estuvo en los marcos de la negociación.
Con toda esta serie de conflictos y críticas, ¿no le parece que queda la sensación a nivel público de que un gobierno que se iba a preocupar tanto por la cultura, con un presidente lector y que cita a poetas, finalmente queda al debe en este sector?
Yo creo que lo importante para nosotros, y la convicción además que yo tengo desde que asumo este desafío y en adelante y en todos los años que tengo de trayectoria en el sector cultural, es que no tenemos que perder de vista lo importante. Y a qué nos dedicamos. A veces las discusiones públicas se suscitan sobre hechos específicos, pero no dan cuenta necesariamente de aquello que es lo verdaderamente relevante que se hace en este ministerio. Es decir, a mí obviamente me gustaría que se resaltara mucho más el trabajo que se está haciendo, por ejemplo, en materia del IVA para los servicios culturales, que se destacara mucho más cómo estamos renovando y diversificando las formas de financiamiento del sector cultural, de acuerdo y respetando sus realidades y sus formas de producción.
Yo creo que tiene que ver con cómo se instala muchas veces una conversación social, pero creo que no podemos perder el foco. Yo me siento tremendamente privilegiada y afortunada de estar en el lugar que estoy, porque conozco este sector, porque entiendo también las críticas, por qué se suscitan, pero siento que nosotros estamos cumpliendo y que esto no es una carrera de 100 metros planos. Esto es una maratón. Y yo estoy segura que los resultados van siendo elocuentes, porque lo que hay aquí es un cambio de paradigma, de lo cultural, de entender la cultura como algo básico en la construcción de sociedades y que esté presente de verdad en la vida de todas las personas, no de algunas personas, sino que en todos los territorios del país. Sé que los hechos van a ser tremendamente elocuentes y estoy segura que la gestión del Presidente Boric en Cultura, va a tener un legado a la altura del presidente lector y preocupado por la cultura que tenemos.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.