*El Mató a un Policía Motorizado - Súper terror
El estilo de la exitosa banda argentina que se presentará el próximo 1 de noviembre en el teatro Caupolicán, calza en general con esos videos satíricos sobre las fórmulas compositivas del indie rock, entre distintas categorías musicales y artistas susceptibles de ser caricaturizados. El grupo de La Plata puede recurrir a las recetas como todos, y exponer sin mayor recato el gusto por los juegos de guitarras con resonancias a The Strokes como sucede en este sexto título, entre distintas influencias que también incluyen a Depeche Mode, pero el quinteto cuenta claramente con maneras propias. La voz cálida de Santiago C. Motorizado (43), es el punto de inflexión, la diferencia, la singularidad. Parece hastiado y a la vez resignado, con un extraño encanto que ralentiza el ambiente.
Con diez temas grabados en Sonic Ranch de Texas, Súper terror es una obra sin relleno, decantada en capas con un predominio nostálgico en dirección a los 80, como ocurre en la excelente Tantas cosas buenas, coronada con un gran estribillo pesimista: “no me digas que las cosas van a estar bien”. Canciones como Medalla de oro y El universo expresan el talento de Santiago C. Motorizado para concentrar emoción y melancolía sin esfuerzo.
*Myriam Hernández - Nos lo hemos dicho todo
La máxima estrella de la balada chilena atraviesa un período de inusitada productividad, para una artista en la primera línea del pop romántico desde el debut oficial en 1988, cuando ya sumaba una década como figura recurrente, primero en Televisión Nacional y luego en Canal 13. Myriam Hernández proyecta un segundo disco navideño, acaba de rodar once videos en tres días, y con este single adelanta un nuevo álbum con el reputado Jacobo Calderón, hijo del reconocido productor Juan Carlos Calderón.
A solo trece meses de Sinergia, el sólido regreso a sus raíces tras once años sin material de estudio, este single con decorado mariachi, cuerdas y estructura de power ballad acompañado de un video junto al actor Álvaro Rudolphy, explora los sinsabores de las relaciones largas, cuando la dinámica del conflicto redunda en un loop. “Reprochamos lo más hondo, hasta ver que ya no hay nada”, canta Myriam, dibujando una melodía resignada, que expresa una sensación de vacío implicando a la vez un ruego por abandonar la confrontación. La cantante retoma triunfal una de las hebras clásicas de la balada latina, el costado amargo del amor entre dos personas que se conocen demasiado.
*Natanael Cano - Nata Montana
La música regional mexicana vive un auge que, según pronostica la revista Billboard, llevará al género a dominar los próximos Grammy latino donde cosechan escasísimo reconocimiento en las principales categorías, debido a prejuicios por su condición eminentemente popular, junto con subrayar el éxito en Estados Unidos con una considerable alza de 42.1% en su consumo. Parte de este reconocimiento responde al apogeo de los corridos tumbados, que tiene en Peso Pluma a su exponente más encumbrado. Sin embargo se reconoce a Natanael Cano, de Hermosillo, estado de Sonora, como el arquitecto original de esta categoría convertida en la niña bonita del urbano.
Si con Peso Pluma el acento radica en los juguetones ornamentos de los vientos, con Cano son las guitarras acústicas de diversos calibres las encargadas de enmarcar las piezas primorosamente. Nata Montana parece la manifestación de un artista mucho mayor, que ha vivido más de lo imaginable para un joven de 22 años. En ese sentido, el imaginario del mexicano es vigoroso y de ribetes cinematográficos en cortes como Un convoy (“chalecos y rifles largos, el casco tomó soldados, el equipo belicón, no la piensan, son de acción”).
Con estilo y originalidad, Natanael Cano confirma una nueva jerarquía en esta música orgullosamente latina.