“Creyeron que era comunista”: cuando Cecilia pasó por la cárcel
TVN prepara para la última parte del año la serie Bravura Plateada, la biografía de la cantante fallecida durante esta jornada. Ahí, profundizará uno de los episodios más complejos de su vida: cuando estuvo en prisión. Fue casi un mes, donde fue golpeada y le rompieron la mandíbula. "Recordarlo hoy es doloroso, porque fue injusto", dicen hoy sus cercanos sobre un pasaje que hasta ahora se muestra confuso. Aquí, la historia.
Fue quizás el último gran anuncio de Cecilia antes de su fallecimiento, sucedido esta jornada a los 79 años. “Amores míos. ¡Hoy les comparto la sorpresa que prometí!”, escribió a fines de junio la cantante Cecilia Pantoja Levi en su cuenta de Instagram, para entregar luces sobre el trailer de su serie biográfica Bravura plateada, a estrenarse en la última parte del año en TVN, a cargo de Vanessa Miller y que recorrerá la vida de una figura inigualable del cancionero local.
Ahí, las imágenes mostraban el personaje de la artista –encarnada por la actriz Amaya Forch- en su complejo paso por la cárcel a fines de los 80, golpeada, humillada, clamando inocencia. Para musicalizar el adelanto, se escucha una versión de Jauría de mujeres, canción que grabó en su estadía en prisión y que esta vez revive en un dúo con Mon Laferte, quien por años ha declarado su devoción hacia “la Incomparable”.
“Una experiencia que marcó mi vida para siempre fue estar presa. Lo único que me salvó fue una ‘jauría de mujeres’ a las que les compuse este tema que fue grabado en colaboración con mi querida Mon Laferte”, remataba el mensaje, dando a entender lo lógico: pese a la alegría con que lo anuncia, para Cecilia recordar su paso por las rejas es una travesía directa a uno de los grandes traumas de su existencia. Será uno de los capítulos más emotivos y ásperos de la producción.
“Le he preguntado cómo ha sido trabajar ese pasaje de su vida para esta serie y la otra vez me dijo que ha sido doloroso, porque fue algo injusto. Tiene pésimos recuerdos, quizás los peores de su vida, pero también algunos buenos, ya que conoció a muchas mujeres que la ayudaron, la protegieron y le hicieron compañía cuando estuvo detenida”, cuenta a Culto Jazmín Bau, mánager de la intérprete.
Vanessa Miller se suma: “Fue súper traumático remover ese recuerdo. La serie es una capitulación desde el momento en que ella está en coma, en Antofagasta durante un mes, y comienza a aparecer su vida. Ahí, la cárcel ocupa un lugar muy especial. Le quisimos dar un toque expresionista, no necesariamente realista. Ella nos fue contando en distintas sesiones, un pedacito cada una, y de ahí armamos este Frankenstein de escenas que significó la cárcel”.
¿Un asunto político?
Su paso por prisión sucedió a mediados de 1987, debido a facturas impagas y un presunto caso de estafa que ella nunca ha reconocido, según se informó en la prensa en ese momento. Fueron 28 días.
Pero Bau asegura que esa fue sólo una fachada para retenerla por razones políticas: “Al final fue por motivos políticos. Los abogados averiguaron y nunca hubo una estafa. La creyeron de izquierda, porque había grabado Gracias a la vida, de Violeta Parra, y Plegaria a un labrador, de Víctor Jara”, argumenta.
En 2022, en una conversación con el matinal Buenos Días a Todos, la propia Cecilia apoyó esa tesis: no hubo ninguna razón clara para tener ese desenlace. “Ese es el único golpe bajo que me dieron en mi trayectoria, porque estuve al cuete, es decir, sin hacer nada”, calificó, para luego seguir: “Estuve presa 28 días por haber grabado el tema Gracias a la vida (de Violeta Parra). Creyeron que era comunista y yo no soy de ningún partido político, te diré… era activista del partido MIR”.
Esa misma temporada, en entrevista con el espacio Mentiras verdaderas, de La Red, también precisó: “La cárcel fue el punto más punzante que vino en mi vida, porque yo no provoqué ningún causal. Ninguno. Estaba en una lista de sospechosos. ¿De qué? No tengo idea. Yo sé la lista quién la mandó. Pero me la ha reservado siempre quién fue esa persona. Nunca se lo dije y nunca se lo voy a decir, porque yo dejo vivir tranquila a la gente”.
También dijo que haber pasado por ahí era una experiencia “miserable”, donde estar un segundo encerrado “es igual a un mes o tres meses”. En rigor, estaba en lo cierto: en el interrogatorio inicial, un golpe de un guardia le fracturó la mandíbula.
Miller agrega: “La prisión para ella fue el clásico paradigma de ‘lo que no te mata te hace más fuerte’. Ese episodio la pudo haber matado. En el interrogatorio, ese golpe que le dieron atentó contra el elemento de su cuerpo con el que ella trabajaba. Los partes médicos no eran esperanzadores. Ella desde ahí toca fondo, debe volver desde las cenizas y debe partir de cero. No tenía casa, tuvo que irse a vivir a una población donde también vivió Violeta Parra, y a partir de ahí canta en boliches del centro, se trata de reinventar”.
La también guionista de la ficción que cuenta con financiamiento del Consejo Nacional de Televisión (CNTV), dice que a Cecilia la ayudó estar con un grupo de presas muy específicas y particulares: todas eran “famosas”, ya que estaban ahí por delitos que habían aparecido en los medios. Entre ellas estaba Chinoska, legendario nombre del mundo penitenciario nacional debido a sus asesinatos. “Eso la ayudó a sentirse más acompañada”, recalca.
¿Y qué hizo después de prisión? “Después limpié mi nombre y la persona que hizo la lista, cagó. Limpié a varia gente, los saqué de la lista. Buscaban comunistas. No me gustan. Algunos tienen la cabeza muy cuadrada”, dijo la propia cantante en Mentiras verdaderas.
El hecho se confabuló con un tormentoso pasar para la voz de Baño de mar a medianoche en el epílogo de los 80. En general, no fue un buen decenio para los astros emergidos del período sesentero de la Nueva Ola, con Chile casi sin vida nocturna, la TV sólo remitida para unos pocos y los gustos juveniles focalizados en fenómenos más modernos, como el rock latino. En esa época, Cecilia apenas se presentaba en boites y restaurantes, sólo apuntalada como una figura underground rescatada por cierta vanguardia capitalina. “Se me cerraron las puertas (...) no había ofertas de trabajo, no había lugares donde cantar, no me llamaban de la televisión”, contó en 2012 a la revista Ya.
Pero en el infierno también nacen frutos. Ya está dicho, en su paso por la cárcel escribió Jauría de mujeres, un retrato del apoyo que tuvo de otras reclusas para enfrentar la incertidumbre. Parte de su letra dice: “Salí de mi casa una tarde del día 16/ con las manos atadas/ me querían encerrar/ Toda la impotencia/ y pagar con mi inocencia”. Hasta ahora, en la grabación con Laferte, era un track que se mantenía inédito.
No fue lo único que escribió. Marcapasos es otra composición tras las rejas que, de hecho, sí alcanzó a registrar, ya en democracia. Y aunque no se editó en ningún disco ni se encuentra disponible en internet, existen dos copias del tema: una en manos de la cantante y otra que hasta hoy conserva el director Germán Bobe, emblema de la vanguardia y del videoclip chileno desde la época de la transición, quien a comienzos de los 90 se reunió con “la Incomparable” para trabajar en un video de la canción que nunca se completó. Tres décadas después, el realizador obtuvo en 2022 un Fondart para terminar el proyecto inconcluso.
De esa forma, según cuenta Bobe, juntó a un grupo de actrices que personificarán a Cecilia y que revivirán la canción en un cortometraje. “Es algo que quedó muy bonito, al estilo Michael Jackson”, grafica el artista. La fecha de estreno de la iniciativa será el 21 de octubre, justo cuando la estrella de la Nueva Ola alcance los 80 años.
El hito también marcará el reencuentro de Bobe con la intérprete de Un compromiso, a quien conoció por primera vez en 1989, cuando daba sus primeros pasos como director con diversos trabajos experimentales, mientras la cantante sobrevivía como un mito en los subterráneos de la bohemia santiaguina. Si bien Vicente Ruiz ya había utilizado canciones de Cecilia para musicalizar su obra Hipólito, en 1984, buscando resignificar su obra entre los jóvenes de la época, faltaban algunos años antes que la solista se convirtiera en la figura pionera y el ícono de la diversidad que encarna hoy.
En ese primer encuentro, Bobe la invitó a participar del lanzamiento de su opera prima, Latina (1989), un cortometraje experimental y mudo protagonizado por una adolescente Javiera Parra -quien ya había participado de Hipólito con Ruiz y años después reversionaría Un compromiso- con música de Mecano, Myriam Hernández y la propia Cecilia.
El show en el extinto Centro Cultural El Arrayán, con el líder de Los Tres, Álvaro Henríquez, en la guitarra y diversos protagonistas del circuito under musical entre el público -entre ellos los integrantes de la banda punk Fiskales Ad-Hok-, terminó sellando el abrazo definitivo entre la figura de los 60 y la llamada “Bobe Al Camp Troupe”, el colectivo multidisciplinario surgido en los estertores de la dictadura al alero del cineasta, su fallecido hermano Andrés -el fundador de La Ley-, los Tres, los Parra y la artista transgénero Candy Dubois, entre otros protagonistas de la vanguardia de la época.
Para Jazmín Bau, la resurrección de Cecilia con una serie, y con dos canciones salidas de su era más oscura entre barrotes, cumplen el mismo propósito: revitalizarla para las nuevas generaciones. Que los jóvenes de hoy conozcan a una leyenda incomparable.
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