Julianno Sosa, la acontecida historia de una estrella entre el perreo y la cárcel
Recientemente detenido por un incidente con carabineros, el chileno que acaba de regresar al país, es uno de los nombres claves de la escena urbana local tras cimentar una carrera principalmente en Estados Unidos, donde residió desde 2016. Desde ahí lanzó sus principales hits, pero también se enredó en líos con la justicia que lo llevaron a prisión y complicaron su situación migratoria. Su estilo es fundamentalmente callejero, emparentado con lo que hace Pablo Chill-E, acaso su mayor aliado en el rubro.
Fue pasadas las 18.30 del domingo 6 de agosto en que el trapero chileno Julianno Sosa fue detenido por personal de carabineros. Según la información preliminar, todo ocurrió en la Avenida Concha y Toro, en las inmediaciones de la estación Protectora de la Infancia, del metro.
Al lugar habría llegado Sosa, tras una convocatoria que él impulsó en redes sociales, montado en un cuatrimoto sin placa patente y sin el casco. Por ello, refiere el parte policial, fue fiscalizado por carabineros. “En el momento del control el individuo se ofuscó y se negó a la fiscalización, acelerando su vehículo y atropellando en el pie derecho a un funcionario policial para luego darse a la fuga”. Fue detenido finalmente algunos metros más adelante.
Sosa regresó a Chile el pasado 22 de julio tras ser deportado desde EE.UU. Llevaba años en el país del norte desarrollando una carrera musical que pese a la distancia, lo ha posicionado como uno de los nombres destacados de la bullente escena de música urbana chilena. Ha logrado imponer hits de cargados de lírica calleja y vocación pistera como Cochinae y Perrea KTM, además de dos discos, el más reciente, El rey de los trenches, publicado este año.
La de Julianno Sosa es una historia de calle, con idas, vueltas y bifurcaciones. Nacido y criado en Puente Alto como César Pozo Martínez, tuvo una infancia difícil. La música llegó por influencia de sus hermanos mayores, que por las tardes se juntaban con amigos para rapear. “En mi casa se escuchaba mucho Camela, su Chayanne, La oreja de Van Gogh por mi mamá, que escuchaba esa música para hacer aseo. También música gitana, mucho música gitana con mi hermano. Ya después cumbia, rap, de todo un poco, hasta su metal de repente ¿los Beatles? puede ser que haya sonado, por qué no”, dijo a este medio en abril pasado.
Entusiasmado, se inició de joven en las rimas y el trap, por entonces un estilo poco conocido en el país y comenzó a hacer sus primeras canciones. Por esos días se vinculó con un joven Pablo Chill-E, también en ascenso. Así definió su identidad musical; Julianno, porque le gustaba, Sosa, por Alex Sosa, el enemigo de Tony Montana en Caracortada.
En 2016 tomó la decisión de irse a Estados Unidos. Allí tomó distancia de la música y se entregó a los caminos de la calle. Al poco tiempo volvió a lanzar canciones, como X Dinero, en que se explaya sobre esos días. Pero ahí vendría un golpe de realidad; un incidente lo envió por cinco meses a la cárcel del condado de Morris, Nueva Jersey. Fueron días difíciles. La salida la documentó en el videoclip de la canción Otro día.
Sosa detalló a Culto cómo fueron esos meses a la sombra. “Realmente estar entre cuatro paredes te aburres todo el día, no sabía qué hacer y cuando tienes tanto tiempo libre, te pones a pensar cosas buenas, cosas malas, que te joden a la larga mentalmente. Te pones en un estado depresivo, te da ansiedad, quieres puro irte”.
Además conoció de primera mano la discriminación. “Hasta los mismos latinos, hermano. O sea, tipo con cara de latino y te dicen que le hables en inglés. Se ve más en lugares donde hay una autoridad diferente, en la escuela, en la cárcel. Es raro cómo se vive la discriminación, pero de que está, está, y es brígida. Pero fuera de la cárcel, así en la calle, te diría que es mínima, como en todos lados”.
Pero a su salida no perdió el tiempo y se abocó a los lanzamientos, como el EP Querían perreo? y sencillos como Perreo pa los flaites, Dime donde firmo, En la calle haciendo plata y otros tantos, en que mantiene su estilo habitual, cargado de jerga callejera y una decidida intención de prender las pistas de baile.
Pero todo el embrollo judicial había complicado su permanencia en EE.UU., donde se mantenía con una tobillera. Incluso en junio volvió a ser detenido. “Lamentamos informarle que por circunstancias fuera de su control nuestro familiar conocido como Julianno Sosa se encuentra detenido. Más información en breve”, detalló su mánager en una publicación en Instagram. La información que se difundió fue que esta detención ocurrió por una causa pendiente.
Desde hace meses, su equipo venía trabajando en destrabar su situación judical para así permitir su regreso al país. Para Sosa era importante regresar al país para capitalizar el éxito que ha conseguido en las plataformas y consolidarse como uno de los nombres de la escena urbana, donde cuenta como principal aliado a Pablo Chill-E. Por ello, tras confirmarse su regreso (tras ser deportado), fue esperado por fans y amigos en el aeropuerto. A pesar de todo, su fanaticada no lo abandonó y lo ve como una suerte de ídolo que ha superado obstáculos una y otra vez.
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