Alejandro Zambra: “Me gustaría escribir canciones. He escrito algunas, pero me gustaría escribir doscientas”

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Alejandro Zambra “Me gustaría escribir canciones. He escrito algunas, pero me gustaría escribir cien, doscientas”. Foto: Andrés Pérez / La Tercera.

El destacado narrador chileno acaba de publicar un nuevo libro llamado Un cuento de Navidad, donde vuelve a los días en que fue crítico literario en un periódico. En charla con Culto se explaya sobre esos años. Además, se apronta para una visita a nuestro país donde presentará Literatura infantil.


Siendo un veinteañero, y tomando el mismo camino que en su minuto siguieron otros escritores nacionales -como José Donoso o Alberto Fuguet-, Alejandro Zambra Infantas estuvo en el mundo de la prensa escrita. A inicios de la década del 2000 trabajó durante tres años como crítico literario en Las Últimas Noticias. En esos años, a quien le entregaba su columna semanal Hoja por Hoja era al editor Andrés Braithwaite. Se publicaba todos los miércoles.

En algún momento, Zambra se propuso ficcionar ese período. Y finalmente, lo llevó a cabo. Ahora, a través de la casa editorial mexicana Gris Tormenta, ese libro ya se puede leer en Chile. Se llama Un cuento de Navidad, y es el segundo lanzamiento del maipucino durante 2023 (el primero fue Literatura infantil, en mayo, por Anagrama).

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11 Octubre 2022 Entrevista a Alejandro Zambra, escritor. Foto: Andres Perez

Una de las gracias de este relato es que además incluye un prólogo del mismo Braithwaite. Y no solo eso, además las hizo de editor. Y llevando la apuesta más lejos, al pie de cada página se incluyen las anotaciones y comentarios de Braithwaite. Un ejercicio que habitualmente en el mundo editorial queda en el ámbito de lo privado, y como uno de los pasos previos antes de ir a imprenta. Sin embargo, ahora se comparte con los lectores.

“El borrador de este relato llevaba sus buenos años dormitando, y la idea de despertarlo, o más bien de reactivarlo, surgió hace unos meses, después de una conversación con los muchachos de la editorial Gris Tormenta -comenta el mismo Zambra a Culto, desde México-. Me encanta el trabajo de ellos y en especial esa colección Editor, que permite comprender el lado colectivo de la literatura, que siempre parece tan solitaria e individualista. Así que les hablé de este relato y se entusiasmaron y se me ocurrió que sumáramos las notas y el prólogo de Andrés (Braithwaite), sin cuya participación el libro habría quedado trunco. Menos mal que lo convencí. No fue fácil”.

En este libro, en particular junto a tu relato se exponen los comentarios del editor. Como dices, es una narración “con las vigas a la vista” ¿De alguna manera es como si fueras un mago que muestra cómo hace los trucos?

Sí, aunque la palabra “mago” me queda como poncho. Igual es natural mostrar las cartas, hasta me parece medio antiguo o exagerado hacerse el misterioso. Nuestra idea de lo clásico incluye la vanguardia y desde ahí remamos, quién sabe hacia dónde. No hemos dejado de ser niños que rompen los juguetes para saber cómo funcionan.

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11 Octubre 2022 Entrevista a Alejandro Zambra, escritor. Foto: Andres Perez

¿No sentiste algo de aprensión a la hora de mostrar tu escritura tan “desnuda”?

No, para nada. Más bien me entusiasma recuperar el proceso de edición, volverlo visible. Yo siento que más bien entramos a la literatura por la ventana, medio por casualidad. Como quien descubre una banda rara y se vuelve fanático y empieza a conocer a otros fanáticos y ahí surge una comunidad. Esas comunidades, esos grupos pequeños de lectores y de escritores, son muy solidarias y perdurables.

De ese paso como crítico literario en LUN, ¿qué cosas aprendiste para tu camino como escritor?

Un montón. Lo primero que aprendí como crítico literario fue que no quería ser crítico literario. Pero en los tres años que tardé en abandonar el oficio, aprendí mil cosas más. No estaba acostumbrado, por ejemplo, a escribir con restricciones de espacio, entonces esa prosa semanal de 2.900 caracteres fue como una métrica que luego tuve que desaprender. Y luego estaba esa cuestión tan rara y antipática de “administrar justicia” siendo un veinteañero. Ese lugar incómodo pero a veces tan absurdamente placentero. Igual había mucha exigencia formal. De Andrés Braithwaite y mía. Seguro que a nadie más que a Andrés y que a mí nos importaba tanto la calidad de esa columna. No repetir adjetivos, estructuras, chistes, construir una voz, un personaje que más o menos coincidiera con la persona. En fin, había una artesanía intensa que nos hermanaba y que recuerdo con muchísima gratitud y cariño. La palabra clave de esos años es complicidad.

Como vemos, en Un cuento de Navidad, Zambra sale de la tecla de la paternidad (que además abordó en Literatura infantil y Poeta chileno, por ejemplo) y vuelve a escribir sobre literatura, o más bien, sobre el ejercicio de escribir. De algún modo, regresando a lo que fueron las temáticas de sus primeros libros, anclados en lo metaliterario, en la escritura sobre la escritura. Uno que desarrolló ese universo, lo sabemos, fue Roberto Bolaño, cuya sombra aparece extendida en esta nueva novela.

Hace poco en una entrevista con Culto, Ignacio Echevarría dijo: “Quien mejor ha leído a Bolaño, a mis ojos, es Alejandro Zambra”. ¿Sientes que de él tomaste la línea de escribir sobre literatura?

No, la verdad. Es que yo no era tan chico cuando comencé a leer a Bolaño. Tenía veintiuno, veintidós años, es decir que ya estaba formado o deformado, si bien sus libros lo cambiaron todo, y funcionaron como inesperados ansiolíticos o antidepresivos. Quizás el modelo, el superhéroe, era Enrique Lihn, un escritor que había pasado por todos los formatos sin alejarse nunca de la poesía. Pero tampoco es que anduviera buscando un modelo; no porque seas joven andas buscando modelos. En cualquier caso, yo me había criado más bien leyendo la prensa cultural, los suplementos, pues resulta que entonces había suplementos, y yo los leía siempre. Leerlos y creerles o descreer de ellos era un panorama del domingo. Coleccionaba la Revista de Libros de El Mercurio y Literatura y libros, del diario La Época. Y quizás más que coleccionarlos, simplemente los acumulaba; los conservaba para leerlos de a poco y releer algunas piezas que me interesaban. Había cosas difíciles de comprender y otras desdeñables, pero todo me interesaba. En mi manera de escribir sobre literatura creo que también influyeron los ensayistas argentinos, en particular Ricardo Piglia, y también gravitaba la universidad, donde tuve clases con los mismos profesores cuyos nombres había entrevisto por primera vez justamente en las páginas del diario La Época, como Soledad Bianchi o Federico Schopf o Bernardo Subercaseaux.

Con Bolaño no solo compartes el hecho de escribir sobre literatura, también la coincidencia en que ambos estuvieron como columnistas en LUN…

Bueno, compartir vecindario con Bolaño y con Vila-Matas y algotros nombres ilustres era en cierto modo como formar parte de un dream team, pero solo desde mi emocionada perspectiva. Quiero decir, yo era un juvenil al que el profe Braithwaite recurría para rellenar el equipo, un defensa en formación que no importaba mucho si fallaba en la marca porque estaban el Mati Fernández y el Chupete Suazo allá arriba funcionando en plenitud.

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FOTO: Ana Hop

En Un cuento de Navidad abordas la relación entre el autor y el editor. ¿Qué tanto incide el editor en el autor?, ¿cuál es la línea a no cruzar?

Depende muchísimo del editor, pues. Por desgracia es un oficio que tiende a desaparecer. Ya en esos años su existencia tampoco era frecuente. Con Andrés tuve muchísima suerte, y luego, con otros editores, también he sido en general afortunado. Hablo de suerte porque entre nosotros, como te digo, también es habitual que simplemente no haya editores. Y que los editores sean en realidad los amigos. A los veinte, a los cincuenta y supongo que a los ochenta, los escritores seguimos dependiendo fundamentalmente de los amigos, con quienes practicamos la noble economía del trueque. Al menos yo me la paso leyendo manuscritos de libros de amigos.

Hay hartos comentarios del editor en torno al lenguaje. Te comenta cómo se te han ido colando algunos “mexicanismos” (“platicar”, por ejemplo). ¿Cómo piensas el lenguaje desde que vives en México?, ¿hay una mezcla voluntaria?

Voluntaria e involuntaria. Y la extranjería se entremezcla con el habla de mi hijo, que habla mexicanísimo. Mi lenguaje se desestabiliza y eso me encanta y supongo que dentro de algunos años mi forma de hablar sonará fundamentalmente impura. Eso me encanta. En realidad, me encanta este problema del acento, me parece sensacional tener esta clase de problemas a los cuarenta y siete años.

Este libro se llama Un cuento de Navidad. Si uno revisa los títulos de tus otros libros, no son muy referenciales. ¿Cómo piensas los títulos de tus libros?

No tengo, no creo tener una forma de titular, aunque es verdad que Bonsái y La vida privada de los árboles figuraban en la sección de botánica y Formas de volver a casa junto a los manuales para aprender a conducir y Poeta chileno en poesía y supongo que Literatura infantil también es un título medio equívoco. Así que tal vez sí tengo una forma de titular. Voy a pensar en eso.

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Paternidad y escritura

La próxima semana, entre otras actividades, Alejandro Zambra viene a Chile para presentar Literatura infantil. La paternidad es el eje que cruza el relato del libro. De naturaleza difícil de definir, pues mezcla varios registros, puede leerse como una fragmentada carta a su hijo, pero también como un poema largo sobre el hecho de ser padre. Como sea, es uno de los ejes que el autor de Facsímil ha tocado en sus libros.

¿De alguna forma son esos dos mundos -la paternidad y la escritura- son los que has pretendido mostrar en tu narrativa?, ¿hay alguna otra capa que sientas que se pueda leer en tus libros?

Claro que sí. Pero le estás preguntando a la persona equivocada, me cuesta enunciar mi trabajo así, como para un fondo concursable, me resisto. Igual que a los veinte, quiero hablar de mil cosas, ojalá al mismo tiempo.

En Literatura Infantil hay un texto que se llama Jennifer Zambra donde juegas con la idea de lo que pudo haber sido. Por eso, haciendo el ejercicio a la inversa. ¿Qué libro escribirías y no has escrito aún?, ¿qué otro registro te gustaría explorar?

Me gustaría escribir canciones. He escrito algunas, pero me gustaría escribir cien, doscientas, quinientas. Quizás es porque estoy rodeado de músicos chilenos acá en México. Los adoro y envidio con todo el corazón.

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11 Octubre 2022 Entrevista a Alejandro Zambra, escritor. Foto: Andres Perez

A propósito de algo que comentas en ese mismo libro. Hace poco publicaste Mi opinión sobre las ardillas, ingresando de lleno en la literatura infantil. ¿Es una idea continuar en ese terreno?

Así parece. Ese es, de hecho, el proyecto que tiene mi hijo para mí. “Papá, que el próximo libro sea para niños, pero de verdad para niños, ¿sí?”. Ya me lo ha dicho varias veces. Quién soy yo para contradecirlo.

¿Qué piensas de la Inteligencia Artificial y su uso en la literatura? ¿Tienes algún tipo de temor a que Chat GPT desplace a los escritores?

No. La literatura coquetea con la obsolescencia, está en su naturaleza. Me interesa la inteligencia artificial, por supuesto. Igual yo soy una máquina bien lenta. Recién estoy procesando Blade Runner.

¿Qué lees por estos días?

Estoy escribiendo un ensayo sobre El obsceno pájaro de la noche, es un ensayo breve, en realidad un prólogo, pero me he pasado estos meses releyendo esa novela, que leí por primera vez hace veinte años y entonces me deslumbró pero me impresionó muchísimo más. También he leído en las últimas semanas Fifty Sounds, de Polly Barton, Lexikón, de Sergio Raimondi, Autor Material, de Matías Celedón, y Sulfuro, de Fernanda García Lao.

Alejandro Zambra se encontrará en nuestro país durante la próxima semana, entre los días 16, 17 y 18 de agosto, invitado por BTG Pactual y Anagrama. Acá realizará una serie de actividades. El 17 de agosto a las 18.00 dará una conferencia en el edificio BTG y al día siguiente participará de un encuentro llamado Formas de volver a casa con estudiantes en el Teatro Municipal de Maipú y con escritores en la Biblioteca Municipal de Maipú. También, en la plataforma BTG Talks quedará disponible una entrevista con el editor Vicente Undurraga.

Finalmente, presentará su último libro, Literatura infantil, en la Sala Ceina, el 18 de agosto a las 19.00 hrs, que consistirá en una entrevista con el periodista Humberto Sichel y que contará con la participación especial del músico Pablo Ilabaca.

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