El día en que Gabriel Boric rechazó la renuncia de Jaime de Aguirre (y por qué el ministro tenía sus días contados)
El exejecutivo televisivo llegó al ministerio con la intención de sacar adelante la gestión de la cartera, que ha estado cruzada por tensiones que se arrastran desde hace un tiempo. Pero sucesos como los paros de los gremios, el del Bafona -que sigue sin solución-, la cuestionada participación en la Feria de Buenos Aires y el lío de la Feria de Frankfurt fueron asuntos que golpearon la gestión. En esta jornada, De Aguirre debía entregar el Premio Nacional de Artes Plásticas, pero se postergó el evento. Finalmente se despidió de sus equipos pasado el mediodía.
Jaime de Aguirre Hoffa intuía desde hace un par de días que su salida del gabinete del Presidente Gabriel Boric era una opción real y posible. El desaguisado que significó el rechazo de convertir a Chile en invitado de honor de la edición 2025 de la Feria del Libro de Frankfurt -la más importante del planeta- fue clave en su paso por el Ministerio de las Culturas y, según coinciden varias voces consultadas por Culto, condicionó desde junio, cuando se destapó la situación, su permanencia en la cartera. De alguna forma, tenía algo así como las horas contadas. Frankfurt determinó su destino.
De hecho, días después, el propio Boric criticó en público la decisión -el ministro había dicho que se trataba de razones presupuestarias y que se quería potenciar una feria del libro en el país- y le quitó el piso al exejecutivo televisivo. “Esta decisión no pasó por mí, ni me fue comunicada oportunamente, y yo le manifesté al ministro De Aguirre mi discrepancia, porque considero que gastar en Culturas es una tremenda inversión, no un gasto, esta no es plata que se tira a la basura”, dijo Boric.
Luego siguió: “Hay que hacer mayores esfuerzos en este sentido. El ministro De Aguirre lo que planteó en su momento es que, efectivamente, ser invitado de honor tiene un costo asociado del orden de los ocho millones de dólares, no es poca plata. Lo que yo planteo, como país que tiene una dignidad literaria que nos enorgullece, tenemos que estar en esas instancias, tenemos que ser protagonistas, y además hacer una feria importante en nuestro país. Por tanto, lo que he instruido es que se restablezcan las conversaciones para que podamos ser invitados de honor. No me cabe duda que estaremos ahí, como invitados de honor, hay que restablecerlo y ya se lo he encargado al ministro”.
En la misma jornada de aquella dura discrepancia pública, De Aguirre llamó a Boric por teléfono para poner su cargo a disposición. Le dijo que si aquello descomprimía el ambiente, estaba dispuesto a dejar su puesto. Sin embargo, el Mandatario no aceptó y lo confirmó en el cargo. Pero las turbulencias estuvieron lejos de aplacarse. El exhombre fuerte de la red público sólo duró cinco meses y será reemplazado por la actriz Carolina Arredondo.
En esta jornada, De Aguirre tenía en agenda la entrega del Premio Nacional de Artes Plásticas a las 11.45 en el Palacio Pereira. Incluso, su propio equipo de comunicaciones difundió la actividad con la presencia de De Aguirre. Pero la instancia se suspendió y se espera que se reprograme durante la tarde. Mientras, el exministro se despidió de su equipo pasado el mediodía, antes de dirigirse a La Moneda.
“Me han tocado muchas cosas que no aparecen ahora, pero con harta satisfacción. A mí me gustan la diversidad y las oportunidades que se dan al trabajar en una institución como esta”, definía el entonces ministro de las Culturas, Jaime de Aguirre, sus primeros meses en el puesto, en una charla con este medio, publicada en mayo. Por entonces, comenzaba a cruzar el período más complejo de su gestión, tras asumir en el cargo en el cambio de gabinete del 10 de marzo, generando una buena expectativa por su vínculo con el mundo de la cultura y su experiencia como ejecutivo televisivo.
A pesar del optimismo del entonces ministro, que debía revitalizar una cartera tras la gestión de Julieta Brodsky, las tensiones se fueron acumulando con el tiempo. El ministerio ha vivido un complejo proceso de instalación de su orgánica desde su paso a una cartera como tal (anteriormente funcionaba como Consejo Nacional de la Cultura y las Artes), el que, además, fue jalonado por varias situaciones de la coyuntura.
La primera crisis que debió enfrentar De Aguirre ocurrió precisamente en mayo. Ahí ocurrió el paro de los trabajadores del ministerio, agrupados en gremios, los que exigían respuestas para problemas que se venían arrastrando en el tiempo, como nivelaciones salariales, la distribución de cargas laborales, falta de carrera y movilidad funcionaria, entre otras. El asunto fue tenso, incluso, los trabajadores acusaron “desidia” por parte del ministro.
Todo se arregló el 20 de junio, cuando tras un período de negociaciones, los socios y socias de la Asamblea Nacional de Anfucultura, de Arica a Punta Arenas, votaron por deponer el paro nacional. El protocolo de acuerdo incluyó el desarrollo de un “Plan de Fortalecimiento Institucional” de la Subsecretaría de las Culturas y las Artes. “El petitorio de las asociaciones gremiales incluye demandas de larga data, por lo que desde el inicio de la paralización manifestamos nuestra voluntad de diálogo y compromiso con el bienestar de las funcionarias y funcionarios de la subsecretaría”, destacó el ministro De Aguirre en esa oportunidad.
Pero no fue la única movilización. La huelga del elenco del Bafona (movilizado desde el 24 de marzo) cruzó casi toda la gestión del ministro como un asunto en que se pudo avanzar muy poco, pese a que el mismo De Aguirre buscó generar un entendimiento al menos en uno de los puntos demandados, como el de la búsqueda de un lugar con mejores condiciones laborales para desarrollar los ensayos. Hasta ahora, estos se llevaban a cabo en un subterráneo en el edificio del Ministerio de Educación, el que, según los integrantes del ballet folclórico, no cuenta con condiciones mínimas e incluso tendría filtraciones y hasta hongos.
Las negociaciones se llevaron adelante por parte de la exsubsecretaria Andrea Gutiérrez y la jefa del Departamento de Ciudadanía y Cultura, Marianela Riquelme, quien ha sido cuestionada como interlocutora debido a las demandas por maltrato laboral. Pese a todo, De Aguirre ofreció dos alternativas para el asunto del lugar: unas dependencias ubicadas en la Municipalidad de La Pintana y la otra en la Escuela de Karen Connolly, en barrio Bellavista.
Pero desde el Bafona señalaron que estas dependencias no habrían tenido condiciones óptimas y así decidieron rechazar la convocatoria. “Ninguno de los representantes de los elencos artísticos fue invitado a visitar la sede para establecer las necesidades que requiere nuestra labor”. Más bien, acusaron recibir un correo en que se les invitaba a una “jornada de reconocimiento y retorno” y establecía “asistencia obligatoria”. Todo el entuerto incluso ya llegó a tribunales, con una denuncia por amenazas ante Fiscalía y un recurso de protección interpuesto ante la Corte de Apelaciones
Con el paso de las semanas, De Aguirre fue más crítico con el Ballet Folclórico de Chile. “Están en una parada muy ruda con respecto al ministerio, hacen peticiones que, en la práctica, no son todas posibles”, detalló en charla con El Mercurio. Incluso fue más duro. “A mí me da la sensación como si no quisieran volver a trabajar, pero esa es una sensación nomás”.
De Buenos Aires a Frankfurt
La gestión de Jaime de Aguirre debió abordar situaciones vinculadas al mundo literario que se volvieron complejas. La participación chilena en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, en que Santiago de Chile fue la ciudad invitada. Desde el mundo editorial se acusó un sesgo ideológico tanto en la elaboración del relato curatorial como en la lista de invitados. Además se acusó opacidad en el proceso y que, en general, fue lento.
Sobre al asunto del “sesgo” en la selección de invitados, De Aguirre defendió el trabajo realizado en charla con este medio. “Yo creo que (esa opinión) fue un poco apresurada, dado que eso no se vio en la feria misma, en ningún aspecto. Además, la comitiva fue seleccionada por un comité editorial independiente y autónomo sobre la base de un criterio transparente y público que consideraba criterios de paridad, autores de trayectoria, pero también emergentes, y una diversidad de voces en el ciclo del libro”.
Pero una crisis que incluso se expandió fue la negativa inicial de aceptar la invitación al país como invitado a a la Feria Internacional de Frankfurt, lo que incluso gatilló una discrepancia con el Presidente Gabriel Boric. Con los días, De Aguirre reveló que hubo gestiones con La Moneda para intentar una postergación de la participación chilena. “Yo respondo a las coordenadas que dio el Presidente de la República, que las considero muy acertadas. Él (Boric) me pidió tratar de estar el 2025 y no se pudo. Pero estaremos en 2027, 2026″, detalló a El País. Además, afirmó que la invitación no solo se rechazó por la falta de recursos. “Es importante que se sepa que es demasiado poco tiempo. Frankfurt exige montar una oficina, que uno traduzca una cantidad enorme de libros, no es un tema de ir o no ir”.
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