Alfredo Castro en la piel de Salvador Allende: “La imitación no correspondía en esta serie”
El actor encarna al exmandatario en Los Mil Días de Allende, ficción de cuatro capítulos que TVN estrena este jueves 7. En diálogo con Culto, aborda el proceso de caracterización, cuenta por qué jugó un rol clave la película Las Horas Más Oscuras (2017) y detalla la respuesta del presidente Gabriel Boric a la producción. “Yo lo sentí profundamente emocionado”, señala.
“Estaba en Pirque haciendo una serie sobre ovnis. Partía filmando todos los días entre a las 5 y 6 de la mañana, junto a actores mexicanos”, cuenta Alfredo Castro por vía telefónica desde Italia.
El intérprete estaba inmerso en el rodaje de El refugio, uno de los primeros proyectos de ciencia ficción de su carrera, cuando recibió un llamado en que le plantearon una de las ofertas más intimidantes que recuerde: encarnar a Salvador Allende en una serie de televisión.
“Físicamente, yo no tenía nada que ver”, sostiene a propósito de ese primer contacto, en el año 2021. Pese a que advertía una dificultad importante, dijo que sí de inmediato. “Interpretar a un personaje de esa envergadura es un punto muy importante en la vida de un actor”.
Leonora González, creadora y escritora de Los mil días de Allende, indica: “No es fácil echarse al hombro a tamaño personaje. Alfredo es un gran actor y eso nos daba la seguridad de que iba a lograr el desafío con creces”.
Junto a Sergio Gándara, el otro fundador de la productora Parox, ya tenían en mente que Castro usara una prótesis y que ese trabajo lo desarrollara Margarita Marchi, una de las mayores expertas en maquillaje, caracterización y efectos especiales del país, con experiencia en títulos como Prófugos (2011-2013), Araña (2019) y El Conde (2023).
Protagonista y realizadores trabajaron estrechamente durante la grabación de un teaser, a inicios de 2022. Debido a que la pieza no sería la versión definitiva de la ficción –se ocupó para postular al Fondo CNTV–, la prótesis a utilizar se construyó con los materiales que tenían a disposición en ese momento. La experiencia dejó importantes lecciones al interior del equipo. “Se logró una aproximación interesante, pero a las horas eso se empezó a caer”, detalla el intérprete. “Por la silicona que se usó, fue algo muy angustiante. Me acuerdo de que me angustié mucho. No se podía hacer de esa manera”.
Antes de comenzar la filmación de los cuatro capítulos de la producción –que se estrena este jueves 7 en TVN y se puede ver en la plataforma Riivi–, dedicaron varios meses a la investigación de ese aspecto. Una de las películas que usaron como referencia fue Las horas más oscuras (2017), la cinta en que un irreconocible Gary Oldman ganó el Oscar por encarnar a Winston Churchill. Con antelación, encargaron los materiales a Estados Unidos y trajeron la peluca del personaje principal desde Inglaterra, desde la afamada compañía Ray Marston Wigs (La favorita, Jackie).
Durante las más de 40 jornadas que se extendió el rodaje de la serie, Castro debía estar sentado tres horas diarias para lograr la caracterización como el expresidente de Chile (y una hora para quitarse todo), un proceso en el que se conservaba únicamente su nariz y su frente. “No es una máscara”, explica Margarita Marchi. “Es una prótesis que se va dividiendo de acuerdo con los movimientos del rostro. Cada una de esas piezas requiere tiempo”.
“La estructura facial de Alfredo no tiene nada que ver con la de Allende. Él tiene un rostro vertical, alargado, delgado, y Allende era más grueso. En este caso teníamos que poner mucho material al modelar, y esa prótesis era mucho más gruesa y, por lo tanto, pesaba más”, señala la realizadora de efectos especiales. “Eso era un tema, porque hay que cuidar que la prótesis no invalide la posibilidad de movimiento, que la persona no se vea estática”, agrega.
“Hicimos pruebas de luces en estudio, para ver cómo funcionaba la prótesis. Si le pones cualquier luz, no se ve bien. Por eso teníamos completamente prohibido que alguien externo viniera a filmar a Alfredo durante la etapa del rodaje”, apunta Leonora González, quien revela que descartaron el uso de un corpóreo para asemejar el torso del actor al del político.
Llegaron a esas conclusiones mediante un proceso de ensayo y error, y tras revisar otros casos similares, como la compleja labor que se hizo con Brendan Fraser en La ballena (2022) y la transformación de Helen Mirren como Golda Meir en la película Golda (2023).
“Lo lindo fue que, junto a la dirección de Nico Acuña, la producción de Parox y Margarita Marchi, decidimos en muchas conversaciones que no íbamos a hacer una imitación de Allende, porque podía ser muy burdo y caer en una caricatura muy ridícula. No correspondía en esta serie”, argumenta Castro. “Había que buscar una forma que fuera verosímil, creíble”.
Y plantea una reflexión íntima: “Cuando Margarita me probó el primer molde fue bien impresionante, por razones personales; me parecía mucho a mi padre. Él era médico, masón, socialista y compartía logia con Salvador Allende”.
Durante su preparación también tomó clases con Claudia Berger, con el fin de estudiar la expresión vocal del personaje real. “Tenía un tiempo de hablar muy cadencioso, muy épico, aunque fuera en la vida cotidiana. Para Allende hablar siempre era una manifestación teatral, en el buen sentido de la palabra”, expresa el actor. “No era fácil aproximarse a eso. Y decidimos finalmente no aproximamos, porque podía volverse una imitación muy burda. Entonces yo mantuve mi forma de hablar, pero traté de mantener su tiempo. Un tiempo largo, didáctico, propio de su época”.
Además de trabajar en torno a su plano más político –algo en lo que lo ayudaron sus charlas con Jorge Arrate, ministro de Minería durante la UP–, el intérprete estaba particularmente interesado en saber si era una persona emotiva en su dimensión personal. Por ello contactó a Isabel Allende y Marcia Tambutti, hija y nieta del líder socialista, quienes lo invitaron a la casa familiar de Allende en calle Guardia Vieja. “La respuesta de ellas fue que él era un hombre muy emotivo y sensible en la privacidad, pero públicamente no era alguien blando”. Y define: “No es una imitación, sino que es una aproximación fantasmática a la figura de Allende”.
Castro tuvo la oportunidad de ver el primer episodio de la serie en una avant premiere realizada en la Cineteca Nacional, donde llegaron el presidente Gabriel Boric, miembros de su gabinete y políticos como Sergio Bitar y Carlos Ominami. “Él me abrazó con mucho cariño. Yo lo sentí profundamente emocionado, sentí que estaba muy tocado y comprometido con lo que había visto”, asegura en relación con su encuentro con el mandatario.
Dos estrenos en los 50 años
Ante de grabar Los mil días de Allende, Alfredo Castro filmó durante 2022 El Conde, su sexto largometraje junto al director Pablo Larraín, que debutó esta semana en el Festival de Venecia y llega a Netflix este viernes 15.
En la sátira sobre un Augusto Pinochet vampiro (Jaime Vadell) encarna a Fyodor, el impertérrito y brutal mayordomo del protagonista, una figura que tras 250 años desea renunciar a la vida eterna debido a su desprestigio.
“Tuve que defender a ese animal”, afirma sobre un sórdido personaje que está basado en Miguel Krassnoff, el exagente de la Dina que suma más de 80 condenas por delitos de lesa humanidad. “Pablo es un artista con un imaginario increíble. Yo, que tengo una amistad con él, jamás le diría que no. Para mí es bienvenido lo que sea que me pida interpretar”.
Y reflexiona: “Ambos trabajos tenían diferentes dificultades y cosas a superar. Los mil días de Allende, sin duda, fue una misión muy importante, muy emocionante. Para mí fue difícil el tema de la emoción con Allende”.
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