Santiago de Chile, año 1976. ¿El escenario? Una enorme casa -de más de 580 metros cuadrados- ubicada en calle Vía Naranja 4925 (Lo Curro). Vista panorámica de la ciudad, mozos, cocineros y chofer. Exclusiva residencia de los agentes de la DINA Mariana Callejas y Michael Townley, implicados en los asesinatos de dos ex ministros del Presidente Salvador Allende: Orlando Letelier -y su asistente Ronnie Moffit- en Washington (1974) y Carlos Prats y su esposa Sofía Cuthbert en Buenos Aires (1976).
El tercer piso de la mansión albergaba -con frecuencia- tertulias literarias y largas fiestas donde los invitados bailaban al ritmo de Abba, Janis Joplin o Barry White. Fallecida en agosto de 2016, a los 84 años, Callejas lideraba allí una serie de talleres a los que acudieron escritores que -más adelante- formarían parte de la denominada Nueva Narrativa Chilena, como Gonzalo Contreras, Carlos Franz y Carlos Iturra. En el primer piso, en tanto, Townley tenía su propio refugio. Precisamente, allí fue torturado y asesinado el diplomático español Carmelo Soria y Eugenio Berríos montó su laboratorio secreto para experimentar con gas sarín.
El taller, estrenada en 2012 en la desaparecida sala Lastarria 90, es la primera obra dramatúrgica de Nona Fernández. Inspirada en hechos reales, retrata las tardes de un grupo de aspirantes a escritores que se reúnen bajo la cálida hospitalidad de la Marita, flamante ganadora del Concurso de Cuentos de El Mercurio. La llegada de un nuevo tallerista a la casona de Lo Curro -el enigmático Mauricio, que quiere escribir sobre el atentado al general Carlos Prats en Buenos Aires- pone en alerta a la talentosa escritora, que hará lo posible por proteger su esquizofrénica doble vida. Porque Marita es en realidad -junto a su marido gringo, el Tomy- una agente encubierta de la DINA con más de un macabro secreto que esconder.
“Siempre supe que esta historia debía ser una comedia negra. Me pareció una metáfora muy entretenida de la época, de la ceguera, donde veíamos sólo lo que se quería ver, y del rol de la creación -de la literatura y del arte- en momentos difíciles”, recuerda Fernández sobre el montaje protagonizado por Carmina Riego, Francisca Márquez, Juan Pablo Fuentes, Francisco Medina, Nancy Gómez y la propia Fernández en el rol de Marita.
En cada sesión, los talleristas leen y comentan sus incipientes textos centrados, en su mayoría, en reconocidos personajes de la historia universal. “Por alguna razón prefieren relatar las aventuras amorosas de Rasputín, el monje ruso loco, antes de contar lo que ocurre frente a sus narices. Son ciegos a su época, lo mismo que la sociedad chilena, en el pasado y presente. Sus proyectos literarios apuntan a narrar historias lejanas… Se van a Rusia, a la época de los zares. Y he aquí una de las interrogantes que plantea la obra. ¿Cuál es el rol de un autor frente a su época? ¿Qué elige narrar y qué no? ¿Existe una responsabilidad ética frente a la época que se vive?”, reflexiona la mujer de Space Invaders.
Música disco, aspirantes a escritores, Rasputín, premoniciones, crímenes y misterio se mezclan en esta comedia negra que hoy, a once años de su estreno, sigue más vigente que nunca: “Volvemos con los cuerpos cansados y la escenografía deteriorada. Nos subimos así al escenario, mostrando el desgaste, porque creemos que es el estado de nuestra memoria. Contamos una historia del pasado, la de un grupo de escritores que no quería ver el horror que tenían encima, pero a la vez contamos la historia de nuestro presente, donde todavía hay tantos que se niegan a asumir la brutalidad de los crímenes de la dictadura”, finaliza Fernández.
La obra se presentará desde el 6 al 23 de septiembre de 2023. Miércoles a sábado a las 19.00 horas en elTeatro Nacional Chileno (Morandé 25, frente al palacio La Moneda).
Las entradas a la venta en boletería del teatro o sistema Ticketplus. Valores: $7.000 general y $5.000 estudiantes y tercera edad.