11 de septiembre de 1973: cuando la pantalla se fue a negro
¿Cómo vivieron el Golpe los rostros, directores y productores de la televisión chilena? Este es el arranque de una investigación de cinco años con casi un centenar de entrevistados, que aborda la TV en Chile entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990. El libro Mucha Tele: una historia coral de la televisión en dictadura, de los periodistas Rafael Valle y Marcelo Contreras, se publica a fin de año por el Fondo de Cultura Económica.
*SANTIAGO PAVLOVIC
El 11 de septiembre partí con mis dos guaguas a la sala cuna y en la micro escuché un comentario medio extraño, “ligerito van a empezar a caer las píldoras”, una cosa inolvidable. Llegué y me miraron como si estuviera loco. No había escuchado la radio, demoré mucho en la vuelta. Llamé al canal y prácticamente habían desaparecido todos. Un vehículo militar estaba estacionado afuera, y el único equipo trabajando fue el que estuvo en La Moneda desde temprano, aparentemente porque tenían algún tipo de información. Cuando llegué a la Villa Portales donde vivía, mi ex mujer, maquilladora en TVN, me dice que van a bombardear La Moneda. Subí a la copa de agua del Bloque 2 y observé el bombardeo. Lo encontré impresionante; a lo lejos bajaban los aviones y en cámara lenta parecía que subía el humo. Decidí ir a La Moneda. Vi que la Universidad de Chile había sido atacada; seguí caminando por la Alameda, donde había este foso por la construcción del Metro y vi un helicóptero Puma disparando contra el Ministerio de Educación. Después escuché como un dinamitazo. Al parecer, venía de la sede del Partido Socialista en San Martín. Seguí hacia La Moneda; no me dejaron pasar y llegué a la Plaza de Armas. Aparece un vehículo y escucho: “Chago, ¿qué estás haciendo aquí, huevón? ¡Te van a matar!”. Era un tipo que se llamaba Magno Muñoz, amigo mío de la Escuela de Periodismo, que se convirtió en oficial de la marina, el esposo de la Paty Politzer: “Súbete, que esta cosa está muy peligrosa”. Me deja frente a La Moneda, en el Ministerio de Defensa, y ahí por fin tengo una visión del palacio, a las tres de la tarde. Me devolví caminando a la Villa Portales. Ese fue mi 11 de septiembre.
*EDUARDO RAVANI
Llego el 11 a Televisión Nacional, está todo en el suelo y desordenado. No había nadie de mis amigos, de mis compañeros; la Teruca Cordero hablaba por teléfono. Éramos unos cinco o seis en el pasillo, pone el altavoz y era Augusto Olivares: “Monita, dile a todos que se vayan para su casa, tienen que cuidar a sus familias. Yo me tengo que quedar aquí por mis convicciones”. Esa fue la última vez que escuché a Augusto. Yo llegué 10 días antes a Chile, de la Unión Soviética, por el Festival Mundial de la Juventud, invitado por Volodia Teitelboim y Gladys Marín. Estuve dos años con depresión. Escuchaba que venían a buscarme.
*PEPE (*)
Vivía en Ñuñoa, venía en micro y me bajo en Marcoleta con Vicuña Mackenna. Camino y veo que toda la gente va hacia Vicuña. “¿Qué cresta pasa?”, pensé. Le pregunto a un gallo y me dice que están bombardeando La Moneda. Yo tenía mi oficina en Lira 46, pero entré por la puerta del Hospital Clínico de la Universidad Católica. Le pido a unos compañeros que vayamos al cuarto piso. Pasando por el patio, donde estaba el Estudio 26 del canal (13), nos empiezan a disparar desde las Torres San Borja. Apretamos cueva mientras atrás de un árbol un militar disparaba a las torres; era una película, caían vidrios y persianas de los departamentos. Llegando al cuarto piso nos dicen “manos arriba” unos militares de Telecomunicaciones. Pasé dos meses encerrado a manos del capitán Guzmán y del teniente Jara; comandaban un equipo de 40 militares que tenía tomado Canal 13 desde las ocho de la mañana del 11 de septiembre. “Quédense aquí —ordenan—. Vamos a buscar unos móviles y los vamos a llevar a la Escuela Militar”. Guzmán y Jara con sus militares armados hasta los dientes, hicieron un chequeo de toda mi vida profesional. El capitán sabía todo de mí.
*ARTURO NICOLETTI
El 11 fui al Canal 13 y llegó una orden de arriba: “Hay que sacar los móviles de Protab y llevarlos al Regimiento de Telecomunicaciones de Peñalolén”. Eran dos camiones ingleses de 15 toneladas, unas tremendas máquinas, y pusieron una Kleinbus con tres soldados. Subimos por Arrieta y empezaron a dispararnos. Los milicos sacaron los fusiles por las ventanillas. Yo les dije: “Vámonos a mi casa”, en la avenida Larraín con Plaza Egaña. Esperamos instrucciones, querían que siguiéramos y yo dije que no. Nos dijeron que teníamos que ir entonces a la Escuela de Telecomunicaciones de Antonio Varas. Llegamos como a las dos de la tarde, estaba medio nublado ese día. En un salón empezamos a armar el estudio. Llamó un coronel, y me dijo que se iba a cambiar el lugar de declaración de la Junta a la Escuela Militar. Tenía que ser un lugar solemne.
*PEPE
El capitán Guzmán me dice: “Usted conoce a Nicoletti, vaya con este militar en la camioneta y me lo trae”. Me puse a jugar a las cartas con los milicos y mis compañeros. Me dicen que hay que irse, y le digo al Negro Muñoz: “Anda tú”. Van manejando la camioneta José Fuentes, el chofer del cura (Raúl) Hasbún y Francisco Opazo, switchman y director de continuidad, más cuatro militares. Los acribillaron donde ahora están los Tribunales de Justicia, frente a Famae. Murieron quemados. Fue a las seis de la tarde y nos enteramos a las dos de la mañana. Supe por el cura Hasbún; me despierta y dice: “Pepe, qué bueno que estés con vida”. Se persigna y dice que mataron a José Fuentes y Pancho Opazo. Un militar sobrevivió con siete impactos. Le pusimos el Siete Balas; el canal le dio pega como camarógrafo. Más tarde nos pusieron de guata en un bus y fuimos a La Florida a buscar las llaves de unos móviles. Regresamos por Vicuña Mackenna. En el paradero ocho o 10, nos dispararon desde Las Industrias quebrando los vidrios.
*ARTURO NICOLETTI
Eran como las siete y media de la tarde y partimos a la Escuela Militar; estábamos todos agotados. En el hall principal pusieron un escritorio, banderas chilenas y se empezó a televisar. No recuerdo bien el orden de quién estaba primero; parece que (Augusto) Pinochet primero, y el último (César) Mendoza.
*MARIO KREUTZBERGER, DON FRANCISCO
Conocí a Pinochet el año 67, cuando era jefe de Guarnición de Santiago. El 11 de septiembre me llevaron a la Escuela Militar y yo me asusté de todos los gallos que estaban sentados, como en las películas. Me dieron ganas de ir al baño y entré a una pieza. Cuando abro la puerta escucho: “¿Qué hace usted aquí?”. Era Pinochet leyendo el primer bando del día.
*PEPE
Estaban los dos móviles instalados en la Escuela Militar; en el primero dirigía Arturo Nicoletti, y en el otro estaba yo con el videotape. Por fonos Nicoletti me daba instrucciones: “Corre tape”, “para ahí”, “grabando”. Ahí me enteré de la Junta de Gobierno: “Yo soy Augusto Pinochet y este es (José Toribio) Merino y este es (Gustavo) Leigh…”. Grabamos para mandarlo a todo el mundo a través de Televisión Nacional de Chile.
*ARTURO NICOLETTI
Empezamos a televisar y Pinochet se equivocó. “Churra —dije—¿oí mal?”. Le pregunté al asistente de dirección y a los que estaban ahí qué escucharon, y todos coincidimos. No recuerdo la cita exacta, pero dijo “sí” a los comunistas cuando tenía que decir “no”. Le pregunté al operador de video y me dijo: “No escuché nada”. “Hay que parar”, pensé. Revisé y estaba mal. El ambiente era tenso, terrible, todos con brazaletes, los gallos pálidos, temblando. Pinochet seguía hablando y le dije: “General, se equivocó”. “¡No! —me dice—, no me equivoqué”. Lo invité a ver el tape. Vio la cinta; “Okey”, y partimos de nuevo.
*PEPE
Ocurre un chascarro. Se detiene el videotape y yo tenía detrás a un militar nervioso con metralleta. Eché a andar el tape para grabar la ceremonia de juramento, se para el video y le digo a Nicoletti: “Se paró el video”. Tuvimos que repetir la ceremonia. Entiendo que también se había equivocado Pinochet, que aprovechó de corregirse. Nicoletti le dice: “Usted dijo ‘sí’, pero era ‘no’ en la frase. Es un error”. Discuten, se para el videotape, y ahí el militar pasó bala. A todo esto, me tenía nervioso un cabro de mierda que subía y bajaba del móvil. Le puse una patada y lo saqué cagando. Me enteré de que se llamaba Sergio Nuño, porque fue a acusarme al papá. Era el hijo del general Sergio Nuño.
*ARTURO NICOLETTI
En el hall principal de la Escuela Militar se armó el set. Bajaban gallos heridos desde helicópteros y el patio estaba lleno de ametralladoras. En todo este hueveo, el que después fue ministro (de Salud), el doctor (Jorge) Jiménez, expresidente de la FEUC y médico de la Escuela Militar, me dijo: “Arturo, ¿por qué no pedís que vayamos a Tomás Moro?”. Y televisamos lo que fue Tomás Moro. Mario (Kreutzberger) había ido en la mañana. Nosotros llegamos tarde, porque terminamos la declaración de la Junta como a las 10 de la noche. Tomás Moro era una cuestión súper deprimente, con unos dólares en el pasto húmedo por la garúa. Entré al baño; había una máquina de bicicleta y estaba el pijama del Presidente Allende. Nos llevaron a la bodega donde tenía los víveres, los tragos. La orden llegó de arriba, como diciendo: “Mira cómo vive el Presidente y el pueblo muerto de hambre”.
*DON FRANCISCO
El 11 de septiembre me llevan a la casa de Allende en Tomás Moro. Tiene que haber sido en la tarde, porque todavía estaba fresco eso. Estaba la policía política; vi las cartas que Allende había interceptado de (Eduardo) Frei, las estaban revisando. Aún estaban los cadáveres de los guardias.
*PEPE
Mario es pillo. Se había comprado una cámara en Nueva York para hacer “La película extranjera”, la primera con micrófono incorporado, espectacular. Lo llevan a Tomás Moro con la chiva de que facilite la cámara, pero era para que hiciera un reportaje. Mario les dice: “Mira, yo soy el huevón de Sábados gigantes. Esta cuestión es histórica y es mejor que usted lo haga; saben técnicamente que este proyectil es de tal tipo”. Así que salió hablando un capitán. Otro día fuimos a hacer el allanamiento a Cañaveral. Nos llevaron a las 10 de la noche con los móviles, porque querían registrar la vida de Allende. Tenía una sala de cine. Se hablaba mucho de que había cintas pornográficas. Revisé y no encontré ninguna.
*SANTIAGO PAVLOVIC
A Allende le gustaban las películas de cowboys. Los fines de semana le mandaban una proyectora desde TVN. De ahí se debe haber dado la idea de que era un vividor enloquecido y gozador. Puede que haya sido un gozador, mujeres no le faltaban a Don Chicho. Tenía buena presencia y era un seductor.
*PEPE
En el velador de Allende encontré un sobre con raíces de amapola, alucinógenos chinos; me contaron que eran para sentirse impeque. También vi unas hojas que decían que en caso de atentado, el Presidente debía dirigirse solamente a la Clínica Santa María, que el doctor que lo atendería se llamaba tanto y nadie más; que si el Presidente tenía un dolor de guata, había una ficha clínica y otra ficha en caso de urgencia; que si el Presidente tenía un dolor en el pecho, qué había que hacer. Eran las 12 de la noche y seguíamos grabando, cagados de hambre y de frío. Y nos balearon cuando quisieron. Apagaban la luz los milicos detrás de la casa de Allende, una casa linda, de troncos, y nos baleaban de los cerros. Yo me persignaba detrás de una pared.
*JORGE NAVARRETE
Yo estaba todos los días en A esta hora se improvisa, y seguí en el directorio de TVN hasta el 9 de septiembre del 73. Después del Golpe, el gobierno militar intentó mantener el programa un tiempo, pero la verdad es que ya al tercer capítulo el último apagó la luz. Yo desaparecí de la televisión.
*ANTONIO VODANOVIC
Mi debut profesional en televisión es con Campeonato estudiantil los domingos: competencia de colegios, un programa producido por Don Francisco en el mismo estudio de Sábados gigantes, Lira 27. Lo hicimos cuatro años. Yo era director artístico de la Radio Cooperativa para el Golpe y el rumor venía de muchos días. Cuando llegué a la radio ya había un batallón de milicos jóvenes. Estuve cinco o seis días sin salir de ahí, pero al segundo o tercer día un grupo de militares me escoltaron a buscar mi auto. Los tanques habían pasado por encima de todos. El mío, un mini rojo, estaba intacto.
*SANTIAGO PAVLOVIC
Llegué dos o tres días después del Golpe a TVN, porque la Villa Portales estaba sitiada por militares. El canal estuvo cerrado más o menos una semana, y llegó de director un tipo muy simpático: el Guatón (Eduardo) Sepúlveda, un coronel de la FACh, buena onda, amigo de todos los periodistas y del Gato (Alberto) Gamboa. Era jefe de Relaciones Públicas (de la FACh); algo sabía de comunicaciones.
*PEDRO CARCURO
El 11 de septiembre me sorprende con licencia administrativa, iba a nacer mi primer hijo. El canal quizás se abrió el 14 de septiembre. Me llamaron los compañeros, si no me equivoco, el mismo Gonzalo Bertrán, presidente del sindicato. Hubo una asamblea, se contó que había muerto Augusto Olivares Becerra, el director general del canal, y se le rindió un minuto de silencio. Desde el primer día hubo una lista de gente que no podía entrar. Había militares, no muchos, muy jóvenes, más que nada por resguardo de la seguridad. Con el tiempo se fueron incorporando personajes distintos, personal de inteligencia, etcétera. Asumió el coronel Sepúlveda, de la FACh. Su hijo Reinaldo hizo la práctica en prensa del canal durante la UP. Los primeros días fueron más o menos blandos. Cuando sale Sepúlveda —no estuvo mucho tiempo, cuatro o cinco meses— empieza a ponerse más espesa la cosa.
(*) José, ex productor de programas de Canal 13; pidió mantener su apellido en reserva.
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