*The Chemical Brothers - For that beautiful feeling
Por casi 30 años The Chemical brothers representa uno de los nombres capitales de la electrónica mundial con un rol clave, trasladando el lenguaje de las máquinas, ordenadores y teclados, al pop y el gran público en clave fiesta. Esta colonización del planeta utilizando beats irresistibles y sin discos flojos, es una operación con un detalle monumental: el ejercicio nivela hacia arriba. Tom Rowlands y Ed Simons no hacen concesiones facilistas, dominando la química que puede atraer a un oyente casual y un conocedor.
Este décimo álbum fluye sin interrupciones con esa actitud frontal, al grano, sin devaneos, gratamente invasiva del dúo; piezas musculares, enérgicas, de ritmo intenso, detalles orgánicos y quiebres psicodélicos, como llamado de atención a todo el sistema solar, guión compartido por Goodbye y Feels like I am dreaming; la cadencia callejera y pendenciera de The Weight, vertebrada con un bajo pastoso hipnótico gigante; los devaneos funk progresivos de Fountains, y Magic wand efectivo hasta la médula, como pastiche de sus mejores trucos. The Chemical brothers refresca un código de honor imperturbable, que no les permite dejar de sorprender al público.
*The Rolling Stones - Angry
Es imposible disociar el hecho de que esta canción, adelanto de Hackney diamonds, el vigésimo cuarto álbum de los Stones, con fecha para el 20 de octubre, es el último eslabón de una trayectoria con más de 60 años. El desafío al tiempo contiene una lección rotunda e invariable: es sólo rocanrol y les gusta; de paso, mantienen una institución de alcances corporativos definitoria de la industria discográfica y los espectáculos en vivo, entre la segunda mitad del siglo XX y lo que va de este.
Angry, producida por Andrew Watt -uno de los grandes nombres tras el pop y el rock del momento, desde Miley Cyrus a Ozzy-, reitera la necesidad de Mick Jagger por estar al día. El sonido es masivo, aplastante, actualizado. El riff martilla según el molde de Start me up de Tattoo you (1981); el golpe de Steve Jordan es más rectangular que la muñeca de Charlie Watts; el bajo a cargo de Keith Richards avanza espeso y movedizo; finalmente Jagger interpreta con la respetable garganta que le queda después de más de medio siglo agitando estadios, los descargos y la resignación de un amante consciente del fin del romance. Primero reclama por poco sexo y luego sugiere un último encuentro, para qué enojarse. Entre medio, hay juego de guitarras sucias y acalambradas entre Richards y Ron Wood. Rolling Stones 100%.
*Slowdive - Everything is alive
Los británicos Slowdive padecieron la esquizofrenia de la crítica. Fueron ungidos como niños símbolo del shoegaze por su primer material, para luego ser descartados como quien arroja un papel a la basura. Las malas reseñas los afectaron hasta desbandarse en 1995. Reagrupados en 2014, recorrieron grandes festivales europeos, publicaron un disco homónimo en 2017, hasta llegar a este quinto título con una paleta emotiva y sónica propia de artistas que sólo responden a sus intereses creativos.
El atractivo es inmediato en el escenario retrofuturista de Shanty, con dream pop de alta gama utilizando el ruido y la saturación, en alianza con voces etéreas. La instrumental Prayer remembered viene con membrete de Faith (1981) de The Cure, una influencia constante, como Alife recuerda cuánto les gusta New Order. Andalucía plays levanta una catedral de sintetizadores y guitarras cósmicas como para despedirse del mundo. Nuevamente los sintes timbran melancólica belleza en Chained to a cloud, con una sencilla frase en espiral bajo férreo cortejo instrumental; de la misma manera The Slab se sujeta a un patrón repetitivo de batería, para desplegar distintas capas de sonido envolvente, sugiriendo una huída, como punto final de un gran viaje.