Mon Laferte a fondo: “Sí han traído costos mis ideas políticas, me han dicho de todo, hasta han deseado la muerte de mi familia”
La cantante está de paso por Chile para participar del acto que conmemorará los 50 años del Golpe, donde interpretará a Víctor Jara. Aquí habla con Culto de su nueva era marcada por el pulso electrónico del single Tenochtitlán, de no adormecerse en los laureles ("quedarse en la zona de confort es cobarde", dice), de sus opciones políticas y de cómo esa nueva canción retrata los comentarios que muchas veces rodean a las mujeres en la música.
Mon Laferte electrónica. La mezcla puede sugerir agua y aceite, pero es el lenguaje que desde hace un tiempo ha venido explorando la cantante chilena radicada en México para sus nuevas composiciones, las que van a suceder esa prolífica entrega de álbumes que en 2021 simbolizó Seis y 1940 Carmen, títulos de artesanía más orgánica, estrenados con una diferencia de meses.
Su nuevo single, Tenochtitlán -ya disponible en plataformas digitales- es de hecho la llave maestra a esa nueva era creativa: una pieza de confección fantasmagórica, atmosférica, donde conviven samples, cuerdas y trompetas en un ambiente tan taciturno como sugerente. Un viaje hacia la etiqueta trip hop que, según admite la cantante, le acomoda plenamente.
Y con una letra dura y frontal, sin mucho espacio para interpretaciones: “¿Cuánto le costó?/ ¿Quién se la cogió?/ Si es una puta sudaca tercermundista/ Nadie le parió/ ¿De dónde apareció?/ La mina se cree artista”.
Es, finalmente, la primera bocanada de un disco con pronta fecha de salida. El retorno de Mon Laferte bajo una nueva piel.
“Lo que me planteé en este proceso, en el disco, es que fuera electrónico. O sea, que no tuviera muchos instrumentos reales y que todo fuera computadora y samples”, define la cantautora, sentada en un salón de un hotel capitalino, de paso esta semana por Chile para participar y cantar en el evento de conmemoración de los 50 años del Golpe de estado que se hará el 11 de septiembre en La Moneda. Después, claro, se referirá a eso. En un principio, el acento principal del diálogo está en la música.
“Quería hacer un disco con lo que tenía a mano. De hecho, tenía mis carpetas de sonido y era como ‘con esto voy a hacer el disco’. Porque me ha pasado que, cuando tienes demasiadas cosas como elementos, puedes usar todos los instrumentos, puedes ocuparlo todo, no sabes por dónde empezar. Entonces, la premisa era esa, hacer el disco con la computadora, con los elementos que tengo a la mano. Y me armé un playlist de música que me hacía sentido en este momento de mi vida. Música que me gusta mucho, cosas que me muevan. Yo funciono bastante así”.
-¿Qué había en ese playlist?
Mira, ese playlist era muy diverso. O sea, tenía salsa, estaba presente la Lupe, Héctor Lavoe, Lisandro Meza. Pero también había mucho trip hop y cosas más electrónicas. Hasta Aphex Twin estaba dentro de la playlist. Entonces, muy variado, muy diverso. Harta música noventera también. Y eso fue como inspiración, ya sea en algunos dije ‘me gusta de esta canción el pad o la base, la batería’, o cositas, detalles que de pronto salen de aquí y se ponen acá.
-¿Y por qué la electrónica? ¿Qué encontraste en esa búsqueda que te hizo sentido ahora y que probablemente no te había hecho sentido en el pasado?
Es que a mí siempre me ha gustado la música electrónica. Y siempre ha estado muy presente en mi vida y en lo que escucho. Pero creo que me interesaba jugar con los instrumentos. Antes me gustaba el elemento humano y estar con la gente, ir al estudio y ver al baterista, qué me tenía que decir, cuál era su interpretación, y lo mismo con cualquier otro instrumentista. Eso era algo que me gustaba y me emocionaba. Pero llegó un momento, sobre todo con los últimos discos, en que yo ya estaba muy cansada de ese proceso del sonido, de la búsqueda, porque de pronto son horas para sacar un sonido. Y ahora quise tener el control absoluto y yo misma programar las cosas. O sea, era lo que ahora me interesaba, ver qué me podía dar la máquina. Y hablando poéticamente, también tiene su cosa bella, ¿no?
-¿Había algo que un poco te había cansado del libreto que venías siguiendo?
O sea, más bien, siempre me canso un poco. Como que me aburro de hacer lo mismo. Siento que me estoy traicionando si me quedo haciendo lo mismo en el mismo lugar, eso no me permite la evolución. Quedarse en la zona de confort es, yo digo, cobarde. Entonces me digo ‘no, yo no soy cobarde’. Voy a ir más allá. Me voy a desafiar. Voy a ver hasta dónde puedo llegar, que puede ser un rotundo éxito o hasta un absoluto fracaso.
-Pero esos son los costos de dar el salto.
Me gusta a mí eso de arriesgarme. Y te digo, sí, todo el tiempo estoy en una búsqueda. O sea, de hecho, ahora que la primera canción que salió es Te juro que volveré, que es esto de la cumbia rebajada (NdeR: estilo de música propia de Monterrey, México) y, claro, es como un salto al vacío, porque es una canción donde mi voz, que es algo que le gusta mucho a mis fans, no estaba. O sea, sí, pero totalmente distorsionada. Llevar el efecto vocal al extremo.
-Es como crear otro personaje, como crear otro cantante.
Es como crear otro personaje y es algo que quise tomar ese riesgo intencionalmente, porque también sentía que ahí me hacía sentido también a mí todo lo que digo, lo que hablo, la letra de la canción y todo. Y claro, hubo mucha gente que no entendía, como que decía ‘no, no me gusta’. Pero también mucha otra gente...
-¿Cómo te tomas esos comentarios, cuando dicen que no les gusta algo que estás haciendo?
Yo creo que está bien. O sea, yo siento que no te puede gustar todo. Incluso yo misma, como oyente, no me gusta absolutamente todo lo que a veces tiene para compartir un artista. Hay discos que de repente escucho y hay algo que no me termina de machar. Pero yo entiendo que es un gusto. Entonces, yo respeto muchísimo eso. También no puedo pedir tanto, porque tengo una música tan variada, por así decirlo. Yo siento que mis fans son súper abiertos de mente, porque es muy ecléctico mi repertorio. Y ahí están, y me siguen, y están igual. Y se pueden cantar una cumbia y una bachata.
-Y un trip hop.
Y un trip hop.
Siento que me estoy traicionando si me quedo haciendo lo mismo en el mismo lugar, eso no me permite la evolución. Quedarse en la zona de confort es, yo digo, cobarde.
-¿Y Tenochtitlán es representativa del resto del disco?
Yo siento que sí. Hay algo de que sí. Es la primera que hice, la primera que compuse. Y la compuse de una manera distinta. No compuse como antes, como siempre. Habitualmente yo componía las canciones con guitarra o con el piano. Y después llegaba con la canción lista, letra y melodía, y la montaba con un productor y la empezaba a vestir. Esta vez fue distinto. Primero busqué una base de batería y empecé a armar el esqueleto de la canción sin tener la canción misma. O sea, fui trabajando desde la producción la composición de este disco. Fue súper distinto.
-Hablemos de la letra de Tenochtitlán, que es bien directa. Habla de alguien que se cree artista y que tildan de “puta sudaca”. ¿A qué alude esa figura que vas narrando en la canción?
Hay dos hablantes en esta canción. Son dos voces las que están contando esta historia. Y por un lado está la voz que señala, la voz inquisidora. Y básicamente es esa la voz de los comentarios que he recibido a lo largo de mi vida. Claro, lo hice, lo puse en poquitas palabras, traté de hacer un resumen, que se ha repetido bastante eso. A las mujeres nos pasa mucho eso, que se nos juzga por el tema de favores sexuales, que es como, ‘claro, seguramente logró esto porque hizo un favor sexual’. Siempre tratando de quitar peso o valor a lo que alguien pueda hacer por sí mismo.
“En mi caso, eso me lo dijeron miles de veces, desde chiquitita, o hasta el día de hoy, o en comentarios, ‘o seguramente le metieron mucha plata y por eso funciona’. O sea, es como: ‘no tiene el valor ni el talento suficiente como para lograr cosas en la vida’. Y yo creo que esto es algo que nos pasa a todas las personas, ¿no? O sea, absolutamente a todas. No creo que haya alguien en el mundo que no haya sido puesto en juicio su valor o lo que sea. La gente pone cualquier cosa, una foto de lo que sea de su vida, y alguien le tira mala onda”.
“Y lejos de tratar de victimizarme, porque no es la idea de la canción, sino que es invitar un poco a la reflexión, de lo que nos construye como sociedad. Tenemos ese gen, que es el miedo, yo creo. Al final, cuando criticas, eso habla más de ti y de tus inseguridades, que de a quien señalas, de todas sus debilidades, sus complejos, sus miedos”.
“Y luego, está la otra voz en el coro, que es la voz que abraza y te dice: ‘Bella, no llores más bajo el cielo de Tenochtitlán, se arrepentirán’. Y yo creo que esa voz un poco es, metafóricamente hablando, la voz interior que tenemos y también la de la gente que está contigo, de tu mundo, de tu buena onda. Todo va a estar bien”.
-Esa mirada que relatas hacia la mujer, ¿crees que sigue estando presente, sobre todo en el mundo del espectáculo?
Yo creo que sigue pasando, ¿no? Muchísimo. Incluso siento que hoy el mundo está más polarizado que nunca. No sé si tiene que ver con las redes sociales y el algoritmo, porque es como ‘esto es lo que yo pienso y esto es lo que me gusta’, y como te dan más de eso. El algoritmo te da de beber de eso. No sé si ha cambiado. A mí hasta el día de hoy, te digo, me siguen mandando comentarios, me ponen comentarios que tienen que ver con eso, con el prejuicio. El prejuicio siempre ha estado presente. A mí me han tratado de todo, que soy demasiado pa’ esto, que soy demasiado pa’ esto otro.
-¿Y qué te pasaba en un principio de tu carrera cuando te decían eso?
Mira, cuando estaba chiquitita, no había redes sociales y era como el rumor, ‘se dice de’, cosas así, me afectaba muchísimo. Me daba rabia. Yo me enojaba y decía: ‘no, yo no he hecho eso’ y me frustraba mucho.
“Luego, cuando empezó mi ascenso a la popularidad, empecé a tener muchos comentarios. Siempre crece el éxito, la fama y los haters también. Ahí vienen, formaditos. Y también me frustraba. Me daba mucha rabia que me pusieran cosas, que hablaran mal de mí o con mucho odio, me ponía triste, me sentía frustrada, todo. Y siento que, bueno, ahora ya no me lo tomo tan en serio porque, te digo, hoy siento que no es personal. O sea, es porque la gente necesita sentirse bien consigo misma, entonces es más fácil decir ‘esta persona hizo esto malo, yo no’ y señalar. Ya no me lo tomo así”.
“Aparte que está también el tema de ‘se acostó para que le funcionara’; hoy yo no tengo ese juicio moral... bueno, y si se acostó para que le funcionara, ¿cuál es el problema? Como que cada quien tiene sus herramientas. Esa cosa como tan moralista, no. Yo pienso que la gente tiene que hacer lo que se le da la gana, siempre y cuando no te jodas al del lado. Haz lo que tú quieras”.
-Tenochtitlán tiene varias menciones a la religión católica. Hay una referencia a La pasión de Cristo en video y sobre el final de ella recitas el Avemaría. ¿Eres creyente?
No.
-¿Lo fuiste en algún momento?
Cuando chica era más creyente. He tenido etapas de creyente, como algún pololo era creyente y de repente como que sí, dudaba. Pero no, no soy creyente. Tuve una formación muy religiosa. Primero era católica, me llevaban a misa. Mi abuelita era devota de Santa Gemita, entonces todas las noches le rezaba a Santa Gemita. Y por otro lado, después mi mamá estuvo con los Testigos de Jehová . Entonces, tuve muchas etapas religiosas. Pero no, yo soy bastante escéptica.
-¿Por qué decidiste incluirlo entonces en la canción?
Cuando desarrollamos los videos con la Cami (Grandi) y Fer (Garriga), vino la idea de lo religioso. Esta analogía de lo religioso con las redes sociales y los señalamientos, la inquisición, que nos parece muy similar, la cultura de la cancelación, el apedreo. Es lo mismo, pero traído a la actualidad. Por eso quisimos poner toda estas referencias religiosas en el video. Hay muchísimos simbolismos. Las chiquillas se fueron así en un volada.
De la conmemoración a la política
-¿Cómo va a ser tu participación en el acto que conmemorará los 50 años del Golpe de estado del 11 de septiembre de 1973?
Será musical. Voy a cantar una canción. Una de Víctor Jara. Manifiesto.
-¿Tú la elegiste?
Yo la elegí, la verdad. Me invitaron a cantar y me pareció que tenía todo el sentido cantar algo de Víctor Jara. Y bueno, me siento honrada de que me inviten. Igual es raro porque, sí, me pasan cosas, siento como una energía de tristeza. Estoy recién llegada, acabo de ir al ensayo y mi corazón se aprieta un poco siempre que vengo a Chile. No sé si es lo gris, el frío, la cordillera. Pero hay algo que siempre me pasa y siento que es vez más.
-¿Te refieres al hito del Golpe? Porque en rigor, es un hito con un peso muy especial y nostálgico.
Y en un momento en que el país siento que está muy polarizado y lo lamento mucho. Siento que no deberíamos llegar a los 50 años con esa polarización.
-El hecho que te hayas vinculado al presidente Gabriel Boric y haber demostrado una clara inclinación política, ¿te ha traído costos? ¿Te importan esos costos?
Bueno, yo primero tengo que decir que al presidente Gabriel Boric lo conocí en una última visita y fue un saludo cordial. Él es nuestro Presidente de la República, elegido democráticamente. O sea, no es mi mejor amigo. Así también he saludado y he compartido con otros presidentes alguna vez en mi vida. O sea, tampoco es como que la gente pueda decir: ‘ay, mira, es la mejor amiga de Gabriel Boric’. O sea, todos mis respetos por el presidente.
“Ahora, si me puede traer costos mis ideas políticas, yo creo que sí. O sea, supongo, en redes sociales, en Twitter sobre todo, que es el más incendiario, sí, hay muchísimos comentarios, todo el tiempo. Me han dicho de todo. O sea, hasta han deseado la muerte de mi familia en redes. Es muy fuerte, las redes son así, pero yo creo que realmente la gente que publica esas cosas es gente a quien me gustaría mucho invitar a la reflexión”.
“Siento que hay mucho fanatismo y, si hay fanatismo, no hay reflexión. Y yo puedo tener una idea, o sea, la gente puede tener una idea de cuál es mi ideología, a lo mejor política o lo que sea, pero yo siento que nada es blanco o negro. Hay una escala de grises inmensa y tanto como yo puedo estar de acuerdo con un sector político, o en desacuerdo, igual sucede lo mismo para ambos lados. El fanatismo es religioso, es lo mismo. La gente fanática de las ideologías políticas es como fanática religiosa. Y nunca voy a decir que soy blanco o negro, porque eso me alejaría de lo que yo quiero ser, que es ser una persona pensante y reflexiva, tener pensamiento crítico”.
-Veo que el tema de la polarización y sus derivados te preocupa mucho.
Sí, muchísimo. Es que es sentido común. Eso me importa mucho. O sea, a lo mejor hay acciones que realizo o discursos que se toman como si yo fuera una persona súper fanática. Y yo creo que al contrario. Yo siempre he buscado a través de mi música, que es lo único que sé hacer, mi arte, que es juntar a las personas, porque…no sé, voy a hablar a lo mejor algo que puede sonar un poco ingenuo, pero cuando yo vivía en Chile, la música estaba súper dividida.
“Eran como los rockeros (por un lado) y los de la tele eran los poperos, y se odiaban entre sí. Eran como extremos. Eran mundos distintos. Y yo sentía que yo era Myriam Hernández, Cecilia la Incomparable, pero también era una banda más rockera. Yo escuchaba de todo y yo estaba conectada con todos esos mundos. Yo decía ‘¿por qué yo no puedo hacer esto y ser de ambos lados?’ Y con esto no estoy diciendo que tengas que ser de la izquierda o de la derecha a la vez. Sino que, insisto, no todo es blanco o negro, y hay escala de grises, hay personas, y hay muchos pensamientos distintos en cada persona.
-¿Te arrepientes alguna vez de algunas cosas que hayas dicho precisamente ligadas a lo político? Por ejemplo, cuando dijiste que en Chile torturaban durante el estallido social o que Piñera era un dictador.
Yo me arrepiento de muchas cosas que he hecho en la vida y creo que es súper importante y es de sabios arrepentirse. Creo que habla bien de ti el saber arrepentirse. O no sé si arrepentirse como tal, pero reflexionar, porque a lo mejor cambias, uno cambia con los años. Ahora, particularmente de estos comentarios, no he reflexionado si estoy arrepentida.
-¿No hay todavía un análisis al respecto?
No sé si tan profundo. A lo mejor sí hay un análisis, pero no sé si hoy te podría dar una respuesta concreta a eso.
-¿De si hay arrepentimiento o no?
No te podría dar una respuesta a eso.
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