Mariana Enriquez lanza libro dedicado a Suede: “Que el ser fan no sea objeto serio de estudio me parece raro”
La fundamental escritora trasandina acaba de publicar en nuestro país Porque demasiado no es suficiente, un libro donde relata cómo ha vivido su fanatismo por la banda liderada por Brett Anderson. En charla con Culto, se explaya sobre el volumen, el fenómeno del fandom y la particular relación que tiene con el bajista del conjunto. Además, de su presencia en el acto de los 50 años de golpe.
En sus primeros años como periodista musical, la argentina Mariana Enriquez pudo cumplir un sueño de fan, entrevistar, para el suplemento No, a Brett Anderson, el vocalista de Suede, una de sus bandas favoritas. Aunque reconoce que sus miembros predilectos eran, primero, el guitarrista Bernard Butler, y luego el tecladista Neil Codling.
El encuentro fue en 1999, cuando el grupo promocionaba el olvidable disco Head music, pero a diferencia del fan obsesivo, Enriquez no guardó ni el registro impreso de la entrevista ni la cinta de la grabación. “Soy una persona desordenada”, reconoce.
Hoy, convertida en la autora latinoamericana más reconocida del orbe, y con una obra literaria anclada en el terror, vuelve a retomar el costado de la no ficción escribiendo justamente sobre su nexo con la banda británica. La editorial independiente nacional Montacerdos acaba de publicar Porque demasiado no es suficiente. Mi historia de amor con Suede. Un libro bastante personal, donde Enriquez expone su fanatismo por los intérpretes de Animal nitrate. Una de las bandas referencias del Brit Pop de los 90. Conectada vía Zoom con Culto, reconoce que pese a lo íntimo, no es un libro que le haya costado escribir.
“Mido bastante lo que expongo, lo que cuento en el libro no me importa exponerlo. Hay cosas que mantengo en privado, que es mucho, y lo que aparece ahí no tengo pudor en compartirlo. Incluso me gusta compartirlo. Creo que hay un montón de gente que tiene una relación intensa con los artistas. El fan suele ser una persona muy despreciada, considerada un poco loca, pero eso no es algo malo. Todo tan normal, tan policial, tan ordenado es horrible. El momento de vivir el fanatismo es algo de mucha intensidad emocional, mucha pasión, y no me parece algo banal. También expuse cosas como que ‘en esta época me drogaba’ que me parecen algo humano. No tengo demasiado problema con eso. Ya te digo, lo privado y lo secreto pasa por otro lado”.
¿Nunca te llamó la atención hacer una biografía de Suede en el formato más clásico, como la de Mick Jagger, de Philip Norman; o la de Gustavo Cerati, de Juan Morris?
No, solamente hice la de Silvina Ocampo (La hermana menor, Ediciones UDP, 2014) y ya está. A lo mejor de algún otro escritor hago otro trabajo. En este caso, hay muchas cosas que las sé porque soy fan de Suede, no tuve que investigar demasiado. En cambio, para poder hacer una biografía, debería ser la de un arista que me resulte cercano, para poder tener acceso. A mí me gusta mucho Nick Cave, quien no tiene una buena biografía, pero yo no la podría hacer, porque no soy australiana, no vi sus shows en Berlin, es muy difícil de reconstruir. Sobre un escritor de mi lengua y de mi país, sí lo podría hacer. Pero la biografía tradicional me parece difícil y en este momento me quiero dedicar más a la ficción.
En el libro comentas tu relación con el fandom, los foros y grupos de fans, a lo cual ya no perteneces. ¿De alguna manera este también es un libro sobre el ser fanático?
Como fan, soy un poco lobo solitario. El fan funciona mucho en manada, en grupo. Yo no tanto, pero a veces lo necesito, porque los pares son lo que más te pueden entender. A la gente la podés enloquecer hablando siempre de lo mismo, y no necesariamente tienen que compartir tu entusiasmo. Cuanto más grande sos, más te das cuenta de que estás molestando. Pero llega un momento de que hay algo endogámico que hace que me salga. Quizás tenga que ver con mi experiencia como periodista de rock que me impide entregarme del todo. Voy y vengo. Tengo algunas amigas del fandom que las preservo, que las necesito, porque hay cosas de las que podemos hablar. Pero en general prefiero estar sola con mi locurita.
¿Te consideras fan del fanatismo?
No, pero es un fenómeno que me interesa muchísimo, que me parece súper movilizador y me interesa cómo cambió. Como tema, como fenómeno social, está muy subestudiado o sino, está estudiado desde una perspectiva negativa. Se piensa en el fútbol y muchísimo menos en estas relaciones con los artistas. En el libro no tomo mucho el fanatismo contemporáneo porque me parece que entró en una etapa diferente: la posibilidad -a través de redes sociales- de organizar conciertos privados de ciertos artistas, la relación de ciertos artistas con su público. Taylor Swift es el gran ejemplo de una artista que entendió perfectamente cómo amaestrar a sus fans dejándoles pistas, mostrándoles momentos. Es un gran fenómeno de comunicación con los fans que terminó en un súper estrellato similar al Michael Jackson o el de Madonna, con otras herramientas. Que eso no sea objeto súper serio de estudio, porque a nadie le parezca interesante, me parece raro. No sé cuánto tiene que ver la aprensión académica a lo híper emotivo, híper sentimental y melodramático que tiene el fanatismo, que provoca cierto rechazo y eso hace que sea juzgado de una forma burlona, negativa. Me gustan los géneros despreciados, como el terror. Y el fandom, que es la gente devota de un artista, es como un género menor. Como el terror, siempre fue algo muy personal. Mi primer fanatismo duro fue con Duran Duran, de coleccionar cosas, ver los videos, y creo que es para cualquiera, requiere cierta disposición de la imaginación, y eso algo muy narrativo. Siempre me sirvió creativamente.
Mi amigo Mat
Un momento importante en el fanatismo de Enriquez por Suede no solo fue haber entrevistado a Brett Anderson -con quien ha podido volver a hablar un par de veces- sino que haber establecido un vínculo amistoso con el bajista del grupo, Mat Osman. Fue en 2019, por entonces Enriquez terminó de escribir su aplaudida novela Nuestra parte de noche (“lo hice gracias a la ayuda de Suede”, afirma, en referencia a las letras del álbum The blue hour, publicado ese año). Luego, cogió unos tickets para unos shows de Suede en Inglaterra. Estando ahí, en el Airbnb, se atrevió a mandarle un mensaje directo a Osman a través de Twitter. Para su sorpresa, este le contestó. El músico tiene un interés por la literatura y ubicaba a Enriquez, puesto que para entonces ya contaba con dos libros traducidos al inglés (por la estadounidense residente en Chile, Megan McDowell).
“Tenemos una relación, eso no lo puse en el libro porque el libro es como una autobiografía de la imaginación y lo sensible, y él como que pertenece a mi vida real y nos llevamos muy bien. Con Mat tenemos una relación porque él es escritor, es una relación que no tiene que ver mucho con Suede. Yo le escribí un mensaje en un momento de locura, le dije que era escritora, que iba a verlo, qué se yo, pero con ninguna intención de conocerlos, porque además yo me iba el otro día. Se lo mandé después de un show y yo ya me estaba yendo”.
¿Y qué pasó?
Me contestó. Dijo que me había leído y desde entonces mantenemos una correspondencia y a veces nos vemos, Pero es muy normal, y tiene que ver con que él es escritor, y muy bueno. Es una relación de colegas, apenas hablamos de la banda, y no me cuesta nada, es como si mi cabeza estuviera totalmente dividida entre una cosa y otra.
Acá no se le conoce tanto como escritor, ¿Qué escribe él?
Tiene dos novelas. Una se llama The ruins, que es una novela policial, pero muy rara, que transcurre en Los Angeles, tiene un protagonista exestrella de rock decadente. Es muy novela negra de Los Angeles. Y la segunda, nada que ver, The ghost theatre, y es sobre un grupo de niños actores de la Inglaterra isabelina. Es una novela hermosa, mejor que la primera. No hablamos mucho de la banda más allá de cuando toca. Y si estoy en la ciudad donde se presentan, a veces lo engancho, ve mi mensaje y voy. Pero con los demás soy súper tímida.
¿Cómo te llevas con el resto del Brit Pop? En el libro comentas que Blur no te interesa NADA, con mayúsculas...
Oasis me parece que tienen unas canciones hermosas y un montón de basura, el fenómeno Oasis no me interesa demasiado, pero me parece que tienen muy buenas canciones. Luego, soy ultra fan de Manic Street Preachers, que no es exactamente Brit Pop, son un poco anteriores, como antes del estallido. Del fenómeno Brit Pop, los que más me gustan son Pulp, porque son de la misma línea que Suede, más glamorosa, más literaria, más narrativa, más política, otra cosa. Elastica no me gusta mucho. De lo anterior, que es el shoegaze, me gusta My Bloody Valentine, pero es otra escena.
Pulp va a estar en Argentina próximamente, ¿irás a verlos?
Sí. Yo ya los vi cuando tocaron en el Luna Park (2012). Son muy buenos en vivos, no sé cómo estarán ahora, si tendrán ganas de tocar, pero lo que yo vi, eran muy buenos. Es difícil con las bandas que tuvieron su momento, a mí lo que me interesa de Suede es que es una banda que sigue sacando discos, y son buenísimos. No es una banda que piense en la nostalgia, a lo mejor en los shows tienen que hacerlo por los fans, sobre todo en festivales, pero sacan discos mejores que los primeros, creo, y muy adultos. Hablan de ser padres, de las inseguridades de la mediana edad, y al mismo tiempo son muy románticos, muy apasionados. Me interesa mucho cómo crecieron, por eso los elegí. En cambio, una banda como Pulp que no tiene material nuevo, a veces puede ser un espectáculo de la nostalgia de los 90, que no es algo que me interesa mucho. Manic Street Preachers siguen sacando discos, que no me gustan tanto, pero lo siguen haciendo.
¿Y Radiohead?
Siempre me los olvido. Me gustan mucho, pero nunca fui fan de ellos, tienen algo muy frío, no me relaciono intensamente con ellos. Es una banda de segunda emoción, quizás porque son los mejores. No me terminan de acompañar, no sé por qué.
En otro tema. Estuviste invitada al acto por los 50 años de golpe en Chile, ¿cómo lo viviste?
Yo estuve en el acto y como había una cosa de seguridad importante, no viví lo que pasaba en la calle. Dentro del acto, lo que me resultó más emocionante fue la presencia de los familiares de las víctimas, la dignidad de ellos hablando ahí en La Moneda fue el momento más impactante. Fue muy lindo porque fue después del último discurso de Allende. Por otro lado, lo que me preocupó -no solo para Chile, sino para América Latina en general- es que no haya asistido la oposición. Yo entiendo que la oposición esté enojada o en desacuerdo con el Presidente, pero me preocupa que no podamos ponernos de acuerdo en cosas tan elementales, como que no se puede permitir la interrupción del proceso democrático por la violencia. Fue un gobierno legítimo al que no se le permitió terminar. Socialismo por vía democrática, que podría haber fracasado tranquilamente y después habría otro gobierno. Aunque no estemos de acuerdo, eso se soluciona con votos, no de otra manera. Sí me parece importante que los 4 expresidentes de Chile vivos hayan firmado el compromiso con la democracia. Y fue muy lindo ver la marcha de las mujeres con las velas. Puse en las redes un video y hubo gente que me criticó porque escribí “Que poco argentino esto”, y a lo que me refería es que ese acto era muy sentido, muy reflexivo, a diferencia de los 24 de marzo en Argentina -día del golpe- que son millones de personas en la calle, fiesta, es completamente diferente el ambiente. Ni mejor ni peor, diferente. Una manera distinta de aproximarse al mismo hecho. Fue una gran experiencia.
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