Festival Power Trip: AC/DC en vivo tras siete años de ausencia y el vocalista que volvió del silencio

AC/DC

La banda australiana no tocaba en vivo desde 2016, el mismo año en que su vocalista, Brian Johnson, se alejó por problemas auditivos. En Indio, California, AC/DC, Johnson y el imprescindible Angus Young brindaron un sólido show de 24 canciones, pirotecnia y euforia ante 80 mil personas. El más esperado de los seis recitales de un festival de pretensiones históricas.


Dos días antes del retorno, AC/DC abrió un bar temático en Indio, California. Todo ahí era AC/DC. La música, el merchandise, los fanáticos.

Ese día, el grupo también festejó el cumpleaños número 76 de Brian Johnson, vocalista de la banda australiana desde 1980, cuando reemplazó a Bon Scott. Johnson era la gran incógnita de un festival que reúne a seis bandas de hard rock y heavy metal en California, en una réplica, con otro cartel, de lo que ocurrió hace siete años ahí mismo, con Desert Trip y sus megaestrellas Bob Dylan, the Rolling Stones, Neil Young, Paul McCartney, The Who y Rogers Waters.

La versión 2023, ahora denominada Power Trip, trajo un cartel más para otro público: en este orden, actuarían Iron Maiden, Guns N’ Roses, Judas Priest, AC/DC, Tool y Metallica. Dos por día, abriendo el viernes 6 y cerrando el domingo 8. Y unas 80 mil personas, según el Desert Sun, periódico de Palm Spring, a 37 kilómetros de Indio.

Las expectativas se concentraban en AC/DC tras sus siete años exactos de ausencias de los escenarios. La banda nacida en los setenta dejó de actuar en septiembre de 2016, en Philadelphia, pero Brian Johnson lo hizo más temprano, en febrero de ese mismo año: aquejado por problemas auditivos que el vocalista atribuyó luego a su afición a las carreras de autos, abandonó entonces intespestivamente, por consejo médico, la gira Rock or Bust y fue reemplazado por unos meses por Axl Rose, el frontman de Guns N’ Roses.

AC/DC

Desde septiembre de 2016, un mes antes de Desert Trip, AC/DC no volvió a actuar en público. Hasta este sábado 7 de octubre de 2023, a las 21:45 horas de California, cuando el poderoso ruido del motor de un auto introdujo los acordes de If you want blood (you’ve got it), Brian Johnson volvió a sacudir sus ásperas cuerdas vocales y Angus Young, el indiscutido líder de la banda, otra vez vestido de colegial, pero con el pelo enteramente cano, revalidó su virtuosismo en la primera guitarra.

Minutos antes, un aviso alertaba que el show incluía pirotecnia y disparos simulados. Vendrían en los momentos peak, como el brutal cierre con For those about the rock (we salute you), con cañones similares al de la portada de ese disco disparando al aire. O como el solo de más de 10 minutos de Angus Young en Let there be rock con que la banda cerró antes del bis.

Para su majestuoso retorno, AC/DC preparó un setlist de 24 canciones donde predominaron los éxitos: seis títulos provenían el álbum Black in black con el que debutó Johnson en 1980, cuatro de Let there be rock y otros tres de Highway to hell. Hubo sólo dos estrenos en vivo, canciones del álbum Power up de 2020, con el que el grupo y su vocalista regresaron a los estudios, pero no a las giras.

La esperanza de muchos es que la banda -con Brian Johnson y Angus Young en forma, acompañados esta vez del histórico bajista Cliff Williams; otro Young, Stevie, en las guitarras; y el baterista Matt Laug, invitado para reemplazar a Phil Rudd- vuelva a los escenarios. Pero sobre el futuro hay misterio y sigilo. Que esta vuelta no sea un evento único es el anhelo de los que no estuvieron aquí. Si así fuese, seria una lástima, pero también un privilegio para los que sí vieron este retorno.

De los cuatro shows que hasta ahora acumula Power Trip, el de los AC/DC concentra el mayor impacto y las pasiones más visibles. Una multitud celebraba con cuernos iridiscentes en sus cabezas -imitando al Angus Young de Highway to hell- que se vendían a 20 dólares. La euforia se sentía en el ambiente y el público estadounidense, mas bien parco, parecía menos estadounidense.

Justo a la medianoche, AC/DC dejó el escenario del Empire Polo Club. Fue el show que muchos vinieron a ver. Más que Iron Maiden del día 1, que reprodujo sin variaciones y con su oficio y pulcritud habituales su tour The Future Past. Más que las tres horas de Guns N’ Roses, con un Axl Rose con mejor estado físico, pero que acusa más que otros el paso del tiempo en su voz. O más que Judas Priest, cofundadores del heavy metal en los 70, que ayer anunciaron en las pantallas un nuevo disco para 2024, poco antes de un show sin fisuras. Judas Priest reemplazó a Ozzy Osborne, el invitado original del día sábado, que declinó estar finalmente por sus dificultades de salud.

Judas Priest

El cartel lo completan este domingo Tool y Metallica, dos bandas estadounidenses que están en plena actividad, lejos aún de la leyenda de la banda australiana -Young nació en 1955 en Escocia, pero tiene nacionalidad de ese país; Johnson es inglés- que estuvo siete años a la sombra y este sábado volvió a la luz en Indio, California.

Power Trip y el WhatsApp chileno

El regreso de AC/DC ocurrió gracias a Power Trip, un megafestival de millonarias cifras al que llega gente de todo el mundo, incluidos al menos dos centenares de chilenos que crearon un grupo de WhatsApp para compartir datos, reclamos e impresiones sobre cada show. Por esa vía se programó una foto colectiva que terminó con ceacheis incluidos.

Estos festivales en el desierto tienen una logística que deslumbra. Emplazado en el Empire Polo de Indio, California, su distribución ordenada, su ambiente limpio e higienizado; sus variados stand de comida; la sombra natural y artificial, permiten pasar el día entre las 16 horas que abre sus puertas y las 18:45 en que suele comenzar el primer show del día.

Power Trip

Los precios son altos, pero si uno ya llegó hasta acá, 14 dólares por una cerveza en lata, en un día de 38 grados de calor, ya no importan tanto. O un hot dog a similares precios. Al regreso se verá.

Pero a diferencia de Desert Trip de 2016, el Power Trip de 2023 adolece de imperfecciones que mucha gente hizo ver en el Instagram oficial del evento: tacos de hasta dos horas para estacionar o largas, interminables, filas para comprar el merchandise del evento, algo que años atrás fluía con más rapidez. Si estaba la misma rueda de la fortuna a la que podían subirse los asistentes.

En el grupo de WhatsApp, muchos chilenos reclamaban por la poca pasión del público local con las bandas, en especial con Iron Maiden; algunos criticaban la voz Axl Rose -otros otros defendían su impronta a sus muchos años-; y unos pocos reportaban las dificultades y los consejos para el ingreso de alcohol a los camping habilitados en el mismo gran lugar del evento.

El chat de whatsapp, que hasta el domingo sumaba 220 integrantes -aunque había muchos otros chilenos fuera de ese chat- sirvió también para resolver problemas o coordinar encuentros, desahogar frustraciones y festejar la historia de la musica. Algunos venían de Las Vegas, otros aterrizaron en Palm Spring, la mayoría pasó primero por Los Angeles. Alguno no salió de Chile porque su visa fue retirada una hora antes y un amigo suyo intentaba vender a otros chilenos el ticket inutilizado en 1000 dólares, conversables. Y otros ofrecían pagar algo extra por cambiar su ticket de general admission por uno del pit, más cerca de los artistas.

Iron Maiden Power trip

El grupo era -como todo grupo que se agrupa por azar- variopinto y disímil. Pero unido por Power Trip, ese festival al que volvió AC/DC tras siete años, que reunió a tres bandas estadounidenses, dos británicas y otra de origen australiano.

Power Trip, eso sí, no parece haber alcanzado el mismo impacto que Desert Trip, cuya alta demanda forzó a sumar una segunda tanda de recitales el fin de semana siguiente del originalmente previsto. Esta vez el Empire Polo Club lucía algunas ubicaciones -incluidas la explanada detrás de los asientos- aún disponibles. Nada, en todo caso, para reprochar a un evento de pretensiones gigantes que cumple con las expectativas de los que vinieron de cerca y los que llegaron de mas lejos a Indio, una localidad inhóspita, casi sin transporte público, en medio del desierto.

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