Priscilla después de Elvis: entre la actuación, la moda y el peso de la muerte
Tras el reciente estreno de la biopic dirigida por Sofia Coppola, la compleja historia de Priscilla y el rey del rock volvió a la palestra, tanto por la diferencia de edad que los separaba -Presley tenía 24 años y ella apenas 14- como por los excesos e infidelidades que rodearon su relación. Y aunque lleva con orgullo la gestión del legado de su ex marido, también cimentó una exitosa carrerra que la reafirma como una mujer que es mucho más que "la esposa de".
“Con Elvis, mi vida era su vida. Él tenía que ser feliz. Mis problemas eran secundarios”. Así describía Priscilla Wagner su matrimonio con el rey del rock en 1978, a un año de su muerte y a cinco de su divorcio. Por entonces, y en un revelador texto publicado en la revista People, la única esposa de Presley ya había hecho públicos algunos detalles de su relación.
Y es que la unión entre Priscilla y Elvis no fue para nada idílico. La pareja se conoció cuando él tenía 24 y ella apenas 14, durante el paso del músico por Alemania como miembro del ejército estadounidense. Wagner también era norteamericana. Su padrastro era oficial de la Fuerza Aérea y pasó varios años de su vida moviéndose de ciudad en ciudad.
Al momento de su primer encuentro, Priscilla era una niña que recién cursaba el noveno grado. Pero eso no fue un problema para el cantante. “Algo en su educación sureña le había enseñado que había que salvar a la chica ‘adecuada’ para casarse. Yo era esa chica”, recordaba en la misma revista, donde también aclaraba que nunca sucedió nada sexual entre ellos durante su minoría de edad. “Al mismo tiempo, me transformó en su mujer. Usé la ropa, el peinado y el maquillaje de su cuidadosa elección”. Y a los 16, ya estaban viviendo juntos en la mansión de Memphis.
Así, y casi como por inercia, la joven se transformaría en la acompañante del rey del rock casi dos décadas de su vida. Una época claroscura, llena de celos y excesos, que devela una faceta distinta del ídolo musical que conquistó a las masas, y que por estos días llegó a la gran pantalla bajo la dirección de Sofia Coppola.
En Priscilla (2023) -basada en Elvis y yo, la autobiografía de Wagner que se transformó en todo un best seller-, la historia transcurre a través de los ojos de su protagonista desde el momento en que conoce al músico hasta su posterior divorcio. Sin embargo, la vida de Priscilla después de Elvis excede la etiqueta de “la esposa de”.
“Me odiaban por casarme con él, me odiaron por divorciarme. Tener a personas criticándote sin saber que estás tratando desesperadamente de ser una buena esposa, una buena madre y una buena compañera fue un camino difícil”, resumió en una entrevista.
Actriz, fashion icon y empresaria
Durante su matrimonio, Elvis nunca aprobó que Priscilla trabajara. Aun así, siempre mostró interés en áreas como el baile y el modelaje. Tras la muerte de su ex marido en 1973, incursionó de lleno en el mundo de la moda con su amiga y estilista Olivia Bis. El proyecto era una boutique llamada Bis & Beau, que durante su tiempo de funcionamiento cultivó a importantes clientas como Cher, Liza Minelli y Natalie Wood.
En total, la tienda duró sólo tres años. Sin embargo, la influencia de Priscilla como un verdadero ícono de la moda ya era un hecho. Incluso y como una de las mayores referentes del rockabilly femenino, tanto en su estilo de maquillaje y peluquería como en el estilo de prendas que lucía.
Ese estatus se mantuvo durante el resto de su carrera. Siempre a la moda, la presencia de Priscilla solía acaparar las portadas por su interpretación del momento que estaba en curso: en los 60 tomó un estilo más bohemio, mientras que en los 90 jugueteó con conjuntos mucho más andróginos y ad hoc con la evolución que adoptaba la estética de esos años.
Con todo, no era extraño que, tarde o temprano, Priscilla se animara a adentrarse en el mundo actoral. Así fue como arrancó su carrera de actriz y rostro televisivo durante los 80. Su primera aparición en TV fue como presentadora del programa Those Amazing Animals de la ABC, donde se analizaban hábitos y comportamientos excéntricos del reino animal.
Por esos mismos años, comenzó a trabajar en series televisivas como The Fall Guy (1983) y Dallas (1983), en esta última por un período de cinco años. También estuvo en otras producciones noventeras con apariciones en algunos capítulos, como Tales from the Crypt (1993), Melrose Place (1996), Touched by an Angel (1997) y Spin City (1999).
Su éxito en televisión se tradujo en papeles dentro del cine, en filmes como The Adventures of Ford Fairlane y la saga de comedia The Naked Gun en el papel de Jane Spencer. Además, en 1988 lanzó su línea de perfumes y estuvo trabajando en la dirección de Metro Goldwyn-Mayer durante el 2000. Igualmente estuvo en el programa Dancing with rhe stars, donde pudo dar a relucir su talento en el baile.
Sin embargo, y tras el fallecimiento de la abuela y el padre de Elvis, Priscilla debió tomar las riendas del patrimonio del artista, al menos hasta que su única hija, Lisa Marie Presley, cumpliera la edad suficiente. Así, volcó buena parte de sus energías a la administración del legado del músico en un trabajo que ha dado enormes frutos.
Una de sus primeras decisiones fue la apertura de Graceland, la mansión de Elvis en Memphis donde pasaron los años de su matrimonio, al público. Al día de hoy, se estima que el valor del patrimonio del artista es cercano a los 300 millones de dólares.
Para Priscilla, la administración de dicha fortuna es una tarea seria. A pesar de todas las cosas que vivieron juntos, su relación se finalizó en buenos términos, e incluso fueron grandes amigos hasta la muerte del cantante. “Estoy cumpliendo los sueños que Elvis Presley nunca pudo cumplir, y estoy enderezando las falsedades que la gente pensaba sobre Elvis. Se trata de mantener su legado fiel a lo que fue y siento una gran responsabilidad al respecto”, señaló hace unos meses al diario australiano The Sydney Morning Herald.
Un presente cruzado por la muerte
El tremendo cariño que se tenían con Elvis a pesar de su separación hizo que su muerte fuera un golpe durísimo para la vida de Priscilla. Tanto así que en su autobiografía escribió que, con la partida de su ex marido, algo murió también en ella.
“Sí, yo le dejé, pero no fue porque no le amara, fue el amor de mi vida sino que rompimos porque su estilo de vida era muy diferente al mío y creo que eso lo puede entender cualquier mujer. Aun así, seguimos estando muy cerca”, comentó en Venecia tras el estreno de su biopic en la ciudad. Y agregó: “Nunca nos abandonamos el uno al otro. Solo quería dejar eso claro”.
Aunque ha tenido otros romances -entre ellos, con Marco Garibaldi y el músico Tom Jones-, decidió no volver a casarse. “Simplemente, no creo que él pudiera manejar eso. Para ser honesta, nunca quise casarme después de él. Nunca tuve ningún deseo. Nadie podría igualarlo”, confesó. Uno de esos gestos es que, hasta el día de hoy, utiliza públicamente el apellido Presley.
Pero lo de Elvis no ha sido la única pérdida que impactó en su vida. Así lo dijo en una entrevista con Piers Morgan para la televisión británica: “Ha sido insoportable. He perdido a mi madre, a mi nieto y a mi hija”.
A principios del 2023, Lisa Marie Presley, su única hija con el rey del rock, falleció por una obstrucción intestinal provocada por una reducción de estómago. Esa fue la primera instancia en que se refirió a su duelo.
El 10 de enero, sólo un par de días antes de su fallecimiento, Priscilla y Lisa asistieron juntas a la ceremonia de los Globos de Oro. Ahí, su madre ya notaba que algo no andaba bien. “Acabábamos de llegar y en las escaleras me tropecé un poco porque llevaba unos tacones altísimos. Nos empezamos a reír muy fuerte y ni habíamos bebido todavía. Me dijo: ‘Dios mío, mamá, no puedes ni siquiera beber’. Fue divertido, es un recuerdo divertido”, compartió. “Cuando nos sentamos y pedimos las bebidas me dijo: ‘Mamá, tengo que irme, me duele mucho el estómago’. Le dije: ‘Claro, ¿estás bien?’, y ella me contestó: ‘Sí, sí, tengo que irme’. Entonces la abracé, ella siguió su camino y yo el mío, y ese fue el último abrazo que le di”.
Dos días después, recibió el fatídico llamado de su ex nuero, Danny Keough. “Me metí en el coche, pero ya había fallecido. Aún no puedo creerlo. No le deseo esto a ninguna madre. Es todavía un shock que no esté con nosotros”.
Antes del fallecimiento de su hija, ambas ya atravesaban otra situación compleja. El 2022, Benjamin Storm Keough, uno de sus nietos, se quitó la vida a los 27 años. “Perder a Ben fue lo más duro para ella. Era el amor de su vida, le adoraba. Habría hecho cualquier cosa por él. (...) Estábamos en Memphis, sentadas en la suite, y ella me dijo que no sabía si quería seguir viva. Me contó cómo seguía atravesando el duelo”.
Además de las pérdidas que la han rodeado, la salud de Priscilla igualmente se ha visto golpeada. A los 62 años, y tras someterse a una serie de cirujías plásticas, sufrió una deofrmación en su cara por culpa de la aplicación de inyecciones con silicona industrial. El responsable fue un cirujano argentino que ya había sido acusado de mala praxis en Estados Unidos, y que también fue denunciado por la misma actriz.
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