Isaac Frenkel, el hombre que quería democratizar la música clásica

Isaac Frenkel
Isaac Frenkel.

Melómano consumado, filántropo y cercano al expresidente Ricardo Lagos, el abogado era un apasionado de la música clásica y soñaba armar bandas de jóvenes en cada barrio. Vicepresidente de la FOJI y expresidente de Fundación Beethoven, trajo a Chile a Zubin Mehta y la Filarmónica de Israel, entre otros artistas de renombre mundial. Y se opuso tenazmente al paso de la FOJI desde Presidencia al Ministerio de las Culturas.


A poco de asumir en la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, Paolo Bortolameolli fue a almorzar a la casa de Isaac Frenkel. Ya se conocían. Bortolameolli estudiaba piano en la UC, y su padre y Frenkel eran amigos del mundo de los melómanos. Pero sus caminos no se habían cruzado. Ahora el abogado y melómano era vicepresidente de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles (FOJI) y el joven director, la flamante batuta de su agrupación principal. Por cierto, compartían algo más: la pasión por la música de Mahler.

-Estuvimos horas hablando de Mahler. Hablamos también de la visita de Zubin Mehta y la Filarmónica de Israel, que vinieron a tocar a Mahler -recuerda Bortolameolli.

De este modo, Frenkel fue uno de los grandes aliados del director en el proyecto de estrenar en Chile la Octava Sinfonía del compositor austríaco, para celebrar los 30 años de la Orquesta Sinfónica Juvenil (OSNJ). La obra es considerada el equivalente al Everest de la música clásica, una sinfonía coral con cientos de músicos en escena y que nunca antes se había presentado en el país. Para algunos miembros del directorio de la FOJI la empresa sonaba demasiado ambiciosa.

-Don Isaac tenía el sueño de ver la Octava Sinfonía estrenada en Chile -dice Bortolameolli-. Él fue uno de los más fervientes apoyos del proyecto. Muchos dijeron ¿no será muy grande? Pero él decía que hay que hacerlo, hasta cuándo vamos a seguir esperando.

El 13 y 14 de enero de 2023, Paolo Bortolameolli dirigió la Octava Sinfonía de Mahler en el Teatro Caupolicán, con una orquesta de 160 instrumentistas provenientes de la OSNJ, dos coros y solistas. En total, 600 músicos en escena. Fue un hito cultural. Desde luego, Isaac Frenkel estaba en primera fila. Al volver a casa, escribió un emocionado correo a Bortolameolli.

-Para él fue una satisfacción muy grande. Agradecía y felicitaba a todos los involucrados, porque era un proyecto muy significativo. No solo era el estreno de la obra de Mahler, sino que era una celebración de la OSNJ y del legado de la FOJI.

Por cierto, el apoyo de Frenkel no solo fue moral: personalmente aportó $ 10 millones.

Isaac y Zubin
El Presidente Ricardo Lagos, el director indio Zubin Mehta e Isaac Frenkel en La Moneda.

“El trabajo de Paolo Bortolameolli fue excepcional”, le diría después al periodista y crítico musical Gonzalo Saavedra en Radio Beethoven.

-Él era un melómano consumado y fue un hombre muy generoso. Su apoyo fue decisivo para el estreno de la obra -subraya Saavedra, editor de un documental en torno al concierto, con estreno previsto para abril.

Ese era uno de los rasgos que definían a Isaac Frenkel, nacido en Santiago en 1931, hijo de padres ucranianos judíos, y quien falleció el lunes a los 93 años. Exestudiante del Instituto Nacional, abogado de la Universidad de Chile, Frenkel era un enamorado de la música que se convirtió en líder de la comunidad judía y en figura protagónica de la cultura clásica en el país. Amigo de Fernando Rosas, fue asesor y vicepresidente de la FOJI, presidente de Fundación Beethoven y asesor de CorpArtes.

En la universidad hizo amistad con Orlando Letelier, Osvaldo Puccio y José Miguel Insulza. Fue cercano de Luisa Durán y del expresidente Ricardo Lagos, quien lo recordó esta semana: “Isaac Frenkel participó en la creación y desarrollo de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles, espacio en el que materializó su compromiso con la democratización de la música entre niños de todo el país. Su legado se escuchará en cada acorde que toquen las orquestas”.

Su nombre está asociado a la visita de músicos de renombre mundial, como el director indio Zubin Mehta, quien vino en cinco ocasiones al mando de la Filarmónica de Israel (OFI); el violista Pinchas Zuckerman, el chelo Misha Maiski y el violinista Itzhak Perlman.

-Don Isaac siempre fue una persona omnipresente en el mundo de la música -dice Carmen Gloria Larenas, directora general del Teatro Municipal y miembro del directorio de la FOJI-. Era un hombre bien protagónico, ya sea por las articulaciones que hacía para traer a la Filarmónica de Israel, ya sea por sus aportes filantrópicos, por su rol en la Fundación Beethoven y su compromiso con las orquestas juveniles.

Libertad y cultura

Creció en el barrio Matta y se enamoró de la música litúrgica que escuchaba su padre al anochecer, cuando volvía del trabajo. Intentó estudiar violín, pero no se dedicó, si bien siempre sintió especial pasión por la música de cuerdas. A los 12 años comenzó a asistir a los ensayos de la Orquesta Sinfónica.

En el Instituto Nacional hizo amistad con el músico León Schilowsky, el artista Guillermo Núñez y el escritor Jorge Guzmán. Fue presidente del centro de alumnos y comandó su primer paro, cuando los alumnos se opusieron al cambio de un profesor.

“¿Así que tú fuiste pingüino también?”, contaba que le dijo la Presidenta Michelle Bachelet. En 2009 la mandataria le entregó la Medalla Pablo Neruda, el más alto honor por su aporte a la música. Entre el público que lo aplaudió en el Salón Montt Varas estaba el director Zubin Mehta.

El director indio y la OFI visitaban Sudamérica cada cuatro años. En 1997, Frenkel lo invitó a Santiago y a través del Centro Cultural Estación Mapocho (CCEM) postularon a la ley de donaciones culturales.

-Zubin Mehta nunca habría venido a Chile si no es por Isaac Frenkel, era su amigo. Salíamos a comer después de los conciertos -cuenta Arturo Navarro, director del CCEM.

La presentación se realizó una fría tarde de agosto. Frenkel y Navarro idearon un sistema para calefaccionar el escenario al centro de la exestación de trenes. El director indio diría después que era “el mejor público” que había visto en su vida. Navarro lo explica:

-Isaac Frenkel decidió invitar a todos los miembros de las orquestas juveniles, a profesores y estudiantes de todas las escuelas de música. Hicimos una lista, mandamos las invitaciones y el día del concierto veíamos al público llegar con sus violines e instrumentos: venían de sus clases y ensayos.

Frenkel creó incluso una Asociación de Amigos de la OFI, para traerla cada vez que visitaba Sudamérica. Más tarde tocaron en la UFSM en Viña del Mar y en el Movistar Arena. En esas ocasiones ofrecía también conciertos en el Teatro Municipal de Santiago.

Aylwin y Frenkel
El Presidente APatricio Aylwin, el embajador de Israel Daniel Mokadi e Isaac Frenkel. GENTILEZA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA / FONDO HISTÓRICO - CDI COPESA

-Isaac Frenkel se jugó como nadie, como un mecenas, por la música clásica -comenta Andrés Rodríguez, exdirector del Teatro Municipal-. Traer a una orquesta de 120 músicos es costoso, el teatro cubría una parte del presupuesto y él se encargaba de buscar recursos. Siempre estaba buscando la forma de acercar a los músicos a los jóvenes.

Así, en 2009 Frenkel donó cuatro mil entradas para que los niños y niñas de las orquestas asistieran al concierto en el Movistar. Y en 2013 logró que Zubin Mehta dirigiera un ensayo de la Sinfónica Juvenil.

-Fue un pilar de la FOJI, por su experiencia y su sabiduría -recuerda Haydée Dominic, quien presidió la fundación entre 2016 y 2018-. Él entendía muy bien los aspectos pedagógicos que había que aplicar en la formación de los jóvenes.

En 2017 gestionó la visita del reputado violinista Shlom Mintz, quien viajó especialmente a ensayar y tocar con la Sinfónica Juvenil. “Fue un acto de generosidad suya, nosotros no teníamos presupuesto para traer a una estrella de su nivel”, acota Haydée Dominic.

También aportó su experiencia en CorpArtes, donde presidió el comité de programación musical. En Rosario Norte aún recuerdan el concierto de la OFI, que culminó con un happy birthday para Zubin Mehta, con motivo de sus 80 años.

Conversador y afable, de espíritu conciliador, era capaz también de defender sus ideas con elocuencia. Si su último gran proyecto fue el estreno de la Octava de Mahler, su última batalla fue impedir que la FOJI pasara desde Presidencia al Ministerio de las Culturas, como era el diseño de Irina Karamanos.

La FOJI no, fue el título de una columna que publicó en estas páginas. Para él, significaba invisibilizar a la fundación y someterla a la pesadilla de la burocracia estatal.

-En el directorio nos tocó dar una lucha para evitar su traslado a Culturas -recuerda Diego Matte, exdirector del CEAC de la Universidad de Chile, hoy en la Biblioteca del Congreso.-Todo el discurso de restarles valor a los 30 años se trató de aplicar a la FOJI, desconocer la trayectoria. Desde el directorio hicimos una defensa de ella y la salvamos.

De ese modo, cuenta, se fue acercando a Frenkel, con quien compartía “la visión del arte como un instrumento de revelación y de hermandad entre las personas. Él fue un líder de la comunidad judía, pero consideraba que la música era un lenguaje que superaba las diferencias y unía a las personas”.

“Mi sueño es que los grupos en los barrios sean orquestas juveniles”, le dijo el año pasado a Gonzalo Saavedra en el programa La música que cambió mi vida, de Radio Beethoven. A los 92 años, en silla de ruedas y con voz de fumador, Isaías Frenkel repasó las obras que lo marcaron: el Réquiem de Mozart, la Primera de Mahler, el concierto para chelo de Brahms y la Tercera Sinfonía de Beethoven.

-Para él, la libertad era un valor muy apreciado: la libertad en la cultura. Y resaltaba la libertad de Beethoven, porque componía música para todos, no solo para quienes podían pagarla -subraya Gonzalo Saavedra.

-Apoyaba proyectos, personas e instituciones por convicciones. Había algo muy noble en él -complementa Paolo Bortolameolli.

La misma imagen recordó Ricardo Loebell, actual presidente de la FOJI, en su despedida: “Sí, la imagen de un rostro noble, inmóvil al fin, después de una larga vida en que el fuego más puro animara, llena hoy nuestro corazón”, dijo.

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