Crítica de humor en el Festival de Viña: Javiera Contador, perdida en el limbo
En un show desafortunado de principio a fin, la comediante nunca pudo concentrarse y desarrolló historias extenuantes, insípidas y sin remates. Solo la aparición en el escenario de sus compañeros de la serie Casado con Hijos la salvaron de un naufragio absoluto.
En el repaso de los humoristas de esta temporada en Viña, Javiera Contador era la comediante con mayor experiencia. Su carrera es el símbolo de la versatilidad: actriz principal en teleseries, notera festivalera, conductora de programas de viaje y entretención y cómica televisiva.
Apenas ingresó al escenario –con el público todavía en llamas por el término de Andrea Bocelli- mostró seguridad y muñequeo. Como los que saben, sacó a relucir su manejo en momentos de crisis.
“Había que darle (a Bocelli) todas las gaviotas. Se lo merece”, afirmó de entrada para bajar el rugido del público. Ese inicio fue un buen golpe de efecto. Pero inexplicablemente se desmoronó. Más preocupada de las pifias del auditorio que de la progresión de su rutina, la actriz se perdió en el limbo del que nunca pudo escapar. Su lenguaje fue eléctrico e inconsistente, lanzando palabras que sonaban como una metralleta sin pausas ni énfasis. Con un tono lineal, inentendible por momentos y exasperado, absolutamente sacada de sus casillas.
Fuera de sí, se la comieron los nervios y jamás pudo concentrarse. Mientras el nivel de reprobación iba en alza, sus historias –a diferencia de su excelente show de 2020- tampoco encontraban ninguna dirección, eran sorprendentemente extenuantes y se estiraban hasta rematar en chistes laxos, deformados en el vacío del anti humor.
Quiso cambiar su destino apelando a la buena voluntad del auditorio. Dijo que había pasado días súper difíciles y que no era fácil pararse en la Quinta Vergara y el público le dio un respiro. Utilizó todos los recursos posibles para darlo vuelta. Se puso a bailar –con vueltas en el piso incluidas- recordando la música de su juventud y pareció que tenía un segundo aire. Pero en lugar de imprimir un cambio a su espectáculo, siguió por el mismo camino de acelerar su discurso y evitar las pausas.
Ahí la guillotina le cayó en la cabeza.
El público se desacopló de su rutina y no había vuelta atrás. Su noche era sinónimo de espanto.
Hizo bien en desestimar una pelea con la gente –se notó que había visto el recordado show de Jani Dueñas en 2019- y sentenció que continuaría haciendo humor. Para mantener la dignidad invitó a sus compañeros de la popular serie Casado con Hijos y ese fue su salvavidas. Al rescate de su compañera, el trío de actores improvisó un breve show como si fuera una extensión de un capítulo y evitaron el naufragio completo.
Golpeada por su presentación, Javiera Contador salió del escenario dejando a dos de sus colegas y volvió para realizar una coreografía insípida y pasmada. Fue un final tan lamentable que María Luisa Godoy le lanzó una frase que lo hizo más triste aun alabando “esos ovarios de acero de la mujer chilena”. Unas desafortunadas palabras que cerraron perfecto una noche que partió mal y terminó peor.
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