A fondo con María Luisa Godoy y Pancho Saavedra: sus aciertos, su momento más difícil y cómo enfrentaron las críticas en Viña
La dupla que se paró sobre la Quinta Vergara en el Festival que acaba de concluir habla con Culto de sus aciertos, de los episodios más complejos -como Javiera Contador- y de las críticas que recibieron por su cometido. “Las críticas destructivas no las leo. Yo no puedo basar mi vida en dos mil comentarios en redes”, dice Saavedra.
Un acto tan natural como salir a comer una hamburguesa, para Francisco Saavedra fue una auténtica catarsis. Sobre la mitad del Festival de Viña 2024, con toda la intensidad que aquello significa, el animador dejó su habitación en el hotel Enjoy de la Ciudad Jardín y cruzó un a un local bajo un propósito claro: intentar zafar del juicio asfixiante de las redes sociales para conocer el veredicto del mundo real en torno a cómo se estaba desempeñado en la Quinta Vergara.
“La gente te abraza, te quiere, te dan cariño, te hablan de tu desempeño. ‘Lo estás haciendo súper bien’. Y la gente tenía una cosa súper linda porque era ‘lo está haciendo súper bien, usted no pesque a ningún hueón’”, rememora entre risas el hombre de Canal 13.
En el último día del evento, el pasado viernes 1, está nuevamente sentado en el Enjoy, esta vez junto a María Luisa Godoy, su compañera en las seis noches festivaleras. Ahora, no sólo llega el minuto de los balances de la calle y del respetable; también es el momento de sus propias evaluaciones.
-¿Cómo evalúan su desempeño en Viña 2024? ¿Qué es lo que más han aportado como nueva dupla?
Francisco Saavedra: Yo creo que fiato. Lo más positivo de la experiencia fue la complicidad, porque tiene que ver con respetar, con solo mirarnos y respetarnos, con no pisarnos. Yo no necesito apretarle la mano para que ella sepa que soy yo el que va a hablar. Se dio todo de manera natural.
María Luisa Godoy: Estamos muy conectados. Pero además de estar muy conectados, yo quiero rescatar ese fiato, la conexión que tenemos, pero también la confianza. Yo gané un amigo que es Pancho, y un amigo de verdad, y eso se ha notado en el escenario, porque hemos sido uno, porque nos hemos cuidado, porque nos hemos querido, porque nos miramos. Obviamente uno siempre lo puede hacer mejor y siempre van a haber cosas que le hubiera gustado a uno que fueran distintas, pero no nos corresponde evaluarnos a nosotros mismos, sino que lo haga el público.
-¿Cree que ese fiato lo pudo percibir la gente a través de la TV o en la Quinta Vergara?
MG: Es muy anticipado para que te podamos responder ampliamente esa pregunta con la información correspondiente. Pero acá llegan al hotel todos los días decenas de personas a felicitarnos. Hasta un cuadro nos hicieron a cada uno. Llega gente a hacernos cuadros, a entregarnos flores, a decirnos que sigamos así.
FS: Para mí el verdadero rating está en la calle. El verdadero people meter está en la calle, las verdaderas encuestas están en la calle. Y ahí, nosotros recibimos puro amor. Evidente, uno también tiene que ser autocrítico con su trabajo y hay cosas que uno dice ‘oye, tengo que mejorar esto’, ‘tengo que mejorar esto otro’.
-En su caso, ¿qué considera que pudo ser mejor de su paso por Viña?
FS: Es que yo me fui soltando con el correr de los días. Y yo creo que fue eso y son los nervios propios. Desafío a cualquiera a pararse ahí, van a sentir lo mismo que sentí yo. Son los nervios propios de la primera vez. Yo me sentía muy seguro y eso me fue bajando, me fue tranquilizando, porque estaba la Mari ahí y me decía ‘muévete acá’, ‘ven allá’.
“Entonces, claro, los nervios propios de la primera vez no son los que me traicionaron, sino que al contrario, los pude controlar, pero también hacía que tuviera un poco más de rigidez en la cara, trabajamos durante muchos meses para mostrar otra versión mía, que no fuera con tanta risa. Yo soy gritón por naturaleza, que fuera bajando los decibeles, trabajamos con fonoaudióloga y creo que finalmente mi animación en los tres primeros días era más correcta. Menos risa, menos estridencia. Y yo soy risueño”.
-¿Y se sentía cómodo así?
FS: Es que sí, porque yo mostraba una faceta mía distinta. Cuando yo animo un festival en el campo, soy chucheta. Cuando animo un festival como el de Las Condes, soy más formal, porque hay textos que tú tienes que aprenderte e ir diciendo. Pero creo que con el correr de los días fuimos improvisando más y a la rigidez del texto le fuimos imprimiendo nuestro sello. Ayer (jueves 28), con Sergio Freire, con Los Bunkers, o sea, fue improvisación-improvisación. La competencia internacional y folclórica también, improvisación, improvisación, improvisación, mezclada con texto. Entonces yo creo que eso es lo que buscamos y por eso ayer se vio una noche tan redondita para la animación. Claro, la gente te culpa de cosas que no pasan por ti, por cosas como ‘¿por qué no le dieron la Gaviota (de oro) a Anitta?’. Nos dijeron que la teníamos que traer de vuelta al escenario, pero resulta que después llegó y no, estaba en el camarín.
MG: Se fue y estaba en pijama.
-Y cuando le entregan la Gaviota de plata, ¿no hubo opción de entregarle de inmediato la de oro?
MG: Es que el público la tiene que pedir.
FS: No. O sea, sabemos que tiene 90 millones de seguidores y que Anitta arrasa, pero nos pasó que en ese momento, yo creo que donde era tarde también, el público decía cuatro veces ‘Gaviota’ y después se quedaban callados.
MG: Y yo también creo que el público, como en general uno siempre vuelve a entrar una segunda vez, dijo ‘ahora la de plata y después le entregamos la de oro’.
FS: Ella no lo tuvo claro. Porque se supone que estaba marcado que se le entregara las dos gaviotas, pero la gente no la pidió y tampoco podemos entregar eso si la gente no lo está pidiendo. De hecho, nosotros la llevamos hacia adelante para provocar al público, pero no pedían la Gaviota y por eso decidimos que siguiera cantando. Y después se fue.
-¿Después no hubo manera de que volviera?
MG: Yo la fui a buscar hasta la escalera, pero ya no podía seguir más allá, porque no iba a dejar a Pancho solo en el escenario.
FS: Imagínate ese minuto, solo en el escenario, ‘¡a ver Quinta Vergara!’, y yo ahí ¿cómo improviso un minuto y medio? Por favor. Era como “llamémosla, Anitta”, “más fuerte”, “galería, ustedes” y yo decía conch…, el tiempo estaba pegado ahí. Así que no, nada, mi evaluación personal es que me siento tranquilo, las críticas las recibo de muy buena forma. Las críticas constructivas, las destructivas no las leo. Para qué las voy a leer, una crítica destructiva no sirve.
-¿No leyó ninguna estos días? Las redes sociales fueron bastante lapidarias.
FS: Sí, los primeros días. Después se fueron calmando. Pero creo que tiene que ver más con lo que significa la red social. Por eso te digo, cuando de repente te tiran para abajo las redes sociales o dicen que lo estás haciendo mal o cualquier cosa, es cosa de salir de la calle y te limpias de todo, porque vas a la calle y la gente te dice otra cosa.
“La gente entiende que es mi primer año, entienden que estoy cumpliendo un sueño y entienden porque me conocen y saben que soy trabajólico, que todos los días estoy trabajando para ser un mejor animador, una mejor persona, un mejor trabajador”.
-Y cuando veía esa crítica en redes sociales, ¿qué le pasaba? Hay mucha gente que añoraba a animadores como Sergio Lagos, que se convirtió en Tendencia.
FS: Es que yo adoro a Sergio y es como cuando le tocó a él y recordaban a Vodanovic. Y cuando le tocó a Martín (Cárcamo), recordaban a Felipe (Camiroaga). Y cuando Felipe estuvo el primer año, lo hicieron bolsa, lo reventaron. A Felipe lo reventaron. O sea, la cosa fue así, fue así de tajante.
MG: Porque no había redes sociales en esa época.
FS: Claro, pero lo reventaron. Entonces los críticos, todo. Me quedo con cosas lindas que han salido, me quedo con cosas lindas que han publicado. Si una publicación haciéndome bolsa tiene 800 comentarios, me meto después a mi Instagram y tengo 2800 comentarios lindos, y eso equilibra. Pero te digo, no vivo por las redes sociales porque si fuera por eso, estaría tirado en el piso en algunas ocasiones. Por eso ya me di cuenta lo que significa la red social, que no es una muestra de nada. Que sí pueden ver veinte mil personas que no te soporten y que no les gusta tu trabajo y está bien, porque no somos medallita de oro. Pero lo que sí, yo salgo a la calle y el cariño es para arriba. Yo no puedo basar mi vida en dos mil comentarios, no puedo, no puedo.
-¿No le preocupan tampoco las críticas?
FS: Es que a veces uno es más inmaduro, pero cuando ya llegas a Viña, entiendes que esta es una avalancha mediática que se te viene encima y que uno de alguna forma tiene que saber sortearla no más y que no la conocía. Ahora la conozco. Y no hay que leer nada de eso y hay que seguir para adelante no más. Uno tiene que creer en uno, uno tiene que tener la convicción de que por algo uno está ahí. O sea, a mí llegar a Viña no me lo regaló nadie. A mí no me puso ni el ejecutivo, ni la organización; a mí ahí me puso la gente y me puso ahí con cariño. Y ellos saben quién soy y si a lo mejor tengo que reírme un poco más o soltarme un poco más, perfecto, voy a trabajar para eso. Pero voy a recibir las críticas de la gente que quiere que yo avance y no la que quiere que yo retroceda.
El caso Javiera Contador
-María Luisa, ¿cómo vivió usted las reacciones que generó Francisco? Animar por primera vez Viña es someterse a algo muy sobreexpuesto, donde también existen críticas.
MG: No las leí. Las redes sociales en general yo no las leo; no X, por lo menos. Tengo, pero no tuiteo hace pfff y no las veo. Y no las veo porque no quiera ver críticas, sino que creo que uno tiene que estar concentrado en hacer bien su trabajo y escuchar a los equipos. Yo creo que si hay algo que he ganado en estos cuatro años es la importancia de trabajar en equipo. Aquí trabajan cinco mil personas. Nosotros tenemos cada uno un tremendo equipo personal chiquitito, más el equipo de contenido, más dirección, y yo me concentro en eso. Me encantan las críticas y soy muy receptiva a que me las digan, porque me encanta mejorar y creo que es la única manera, pero tú me dices lo de Pancho y real no tengo idea.
“Yo lo que he visto es alguien que está contento, que es alguien que cada día tiene más dominio en el escenario, que lo pasamos bien, que nos reímos, que hemos sentido el escenario. Si tú quieres que te hagamos alguna autocrítica, el único episodio más polémico, por así decirlo, fue Andrea Bocelli”.
-Con lo que pasó después con Javiera Contador.
MG: A Bocelli la Quinta lo pidió, pero claro, nosotros salimos a calmarlos en comerciales y eso no se vio por la tele.
FS: Quizás tendría que haber sido al aire.
MG: Yo creo que debería haber sido al aire.
-¿Y quién decide que hayan salido en comerciales y no al aire?
MG: Nosotros. Se vive lo que uno siente, porque los momentos difíciles son muy rápidos. Entonces cuando se toman decisiones, no es de la índole de lo que vaya a decir arriba del escenario. Eso es lo que nos nace a cada uno, por lo menos en los momentos más difíciles que a mí me ha tocado en estos cuatro años en el escenario, ha sido improvisación de los animadores, que es lo que uno siempre dice. El año pasado que decían que yo había sido como una mamá con el público para que recibieran a Copano, por ejemplo, cuando estaban pifiando por Christina Aguilera. Bueno, en esta oportunidad dijimos con Pancho ‘vamos en comerciales para aplacar esto y que la Javi llegue mejor’. Y explicamos que no hay Gaviota de platino. Y explicamos ‘no existe esa opción de verdad, aunque ustedes la quieran, no existe porque no está’. Y claro, ahí yo digo quizás eso, esa explicación que nosotros le dimos al público debió haber sido en cámara.
-¿Nunca pensaron en entrar e intervenir durante el mismo show de Contador?
MG: No hasta que ella lo pidiera. No, es que ahí hay una cosa sagrada que es que el artista si quiere revertir su show, uno no le puede quitar esa oportunidad.
FS: O sea, a ver, uno no puede entrar en la mitad y decir ‘a ver, a ver Quinta Vergara’... imagínate le cagai un chiste, le cagai el momento.
-¿No creen que ella llegó con una rutina que no era muy potente?
MG: Yo creo que ella llegó afectada emocionalmente al escenario.
FS: Sí, por lo que le había pasado en Coihueco. Me da la sensación de que llegó con esa carga y llegó ese día también con un poquitito de problemas de voz.
MG: Entonces se aceleró.
FS: Andaba con un otorrino, se aceleró, los nervios propios también de la situación, pero como se lo dijimos nosotros, o sea, y ella misma se lo dijo a sus hijos: ‘esto no me define’ y nosotros también decíamos ‘este va a ser un paso más en tu carrera’, que tiene una trayectoria gigante, 29 años, actriz, comediante Es una genia.
-¿Tampoco hubo opción de hacer un cambio en el libreto, de adelantar las competencias?
MG: Eso fue conversado después. No se alcanzó. Lo que pasa es que nadie apostó a que la Javi no iba a triunfar. Y eso también puede que haya sido una decisión, porque todos pensábamos que a la Javi le iba a ir muy bien. Entonces, en ese minuto sí, efectivamente, se pensó en adelantar la competencia, pero no hubo tiempo para montar y ahí tuvimos un problema.
-¿Fue un error no haber tenido una Gaviota de Platino para Bocelli?
MG: No existe ese premio hoy día, no está por bases, nunca se le ha dado en general a un show. O sea, estuvo Elton John y no se le dio, estuvo Sting y no se le dio.
FS: No es que yo voy a comprar una gaviota a la esquina. Aquí tú no te puedes saltar el municipio, no te puedes saltar el consejo, al contrato. Y si es que, en el fondo, se hubiese decidido entregar algo especial como el collage que le entregaron a Miguel Bosé, las llaves de la ciudad o una Gaviota de platino, todo tiene que quedar por escrito, en acuerdo con el municipio. Nadie se puede arrancar con los tarros.
¿Pancho Saavedra otra vez en Viña?
-Quería retomar Francisco aquello que habló de la improvisación en los últimos días. Dice que se sintió más relajado y pudo mostrar más su estilo. ¿Por qué no se pensó desde un principio en un estilo así en vez de partir tan tenso?
FS: Lo que pasa es que partí tenso porque ¿quién no? O sea, imagínate un escenario que conocía por primera vez, una estructura que conocía por primera vez. Entonces, claro, la gente decía ‘no se ríe’, pero obvio, era la primera noche que había un minuto de silencio, cachai. Entonces uno de a poco se va soltando, de a poco se va haciendo dueño del escenario.
¿Le gustaría volver a animar en caso de que Canal 13 siguiera con el Festival?
FS: Es súper anticipado hablar de eso. Hoy día estamos viviendo todavía este Festival, pero en el análisis, o sea, evidentemente que si existen las posibilidades de hacerlo es como, mira, yo quiero seguir preparándome. Quiero seguir trabajando para hacerlo cada día mejor. Hoy día yo no te puedo decir ‘oh, qué bien lo hago’, no. Tampoco te puedo decir ‘oh, qué mal lo hago’, no. Hoy día siento que estoy de manera súper respetuosa enfrentando este trabajo y lo estoy haciendo con mucha rigurosidad.
“El tiempo también va a ir escribiendo la historia de la manera que sea. Pero es evidente... o sea, a ver, si la licitación se acaba y Canal 13 y TVN terminan su relación este año, bueno, fue este año, pero las ganas siempre van a estar”.
-O sea, se siente capacitado para seguir otro año más en Viña.
FS: Absolutamente capacitado y me lo ha hecho ver la gente en la calle, no en las redes sociales…en la calle. Y el termómetro también tiene que ver con uno, yo me sentí muy cómodo. Cuando uno se siente cómodo en un lugar, ¿por qué no seguir ahí?
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