Begoña Vargas, figura de la serie Berlín: “Para mí es una serie más, un trabajo"
La artista española pasó unos días por Chile para convertirse en rostro de una marca. Sus papeles en Berlín y en Alta Mar, ambas producciones de Netflix, la catapultaron a la popularidad internacional. Con Culto habla sobre su deseo de trabajar con J.A Bayona, el feminismo y sus proyecciones en pantalla.
Begoña Vargas quiere hacer y probar de todo. Comenzó muy pequeña con clases de baile en Loeches, un pequeño pueblo de la Comunidad de Madrid, España. Ahí creció y también tomó sus primeras clases de teatro. A los 17 años, ya estaba filmando su primera serie de televisión.
Siete años después, llega a Chile para ser el nuevo rostro de Falabella. Tras su paso por Berlín (2023), la serie precuela de La casa de papel, su nivel de popularidad aumentó.
Culto se encuentra con Begoña Vargas en el Hotel W. Cerca de las nueve de la noche, la actriz llega cansada al edificio, pero con una sonrisa amable. Durante la jornada había estado grabando spots para la marca y al día siguiente, el trabajo continuaba temprano en Casa Valle Viñamar, en Valparaíso.
Esta es su primera vez en Chile, pero en su mente ya hay imágenes sobre el país. Una de sus mejores amigas, Alejandra, es oriunda de Iquique y actualmente vive en España. “Conozco el país, por lo que me ha contado mi amiga Ale, ella es chilena. Me gustaría conocer la Patagonia, me han dicho que hay muchas reservas naturales, la montaña y las playas”, comenta.
Su estadía coincide con el 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer. “Si no fuera feminista, estaría en mi contra y eso no tiene sentido”, dice decidida. “Esto es como San Valentín, no se demuestra el amor solo ese día, se demuestra todo el año el amor hacia tus amigos, a tu familia, a tu pareja. El feminismo es un estilo de vida”, agrega.
En España, hace casi un mes, El País publicó una serie de acusaciones de acoso y abuso sexual de mujeres en contra del reconocido director Carlos Vermut. Esto sacudió la industria cinematográfica española. Los Premios Goya adquirieron un sentido diferente y recientemente salieron a la luz más casos en contra del realizador.
“A él no lo conozco, la verdad, pero me parecen bien las denuncias. La gente no puede hacer lo que le dé la gana. Como seres humanos, todos tenemos nuestros derechos y una libertad, pero que esa libertad no coarte la libertad de otros. Mucha gente ha vivido cosas. Yo he vivido cosas también, obviamente no tan fuertes, pero son cosas que se viven y sobre todo en la industria, que siempre ha estado muy gobernada por hombres. Creo que hay gente que todavía no se ha enterado de que estamos en el siglo XXI”, explica Begoña Vargas.
En la prensa internacional y de España, abundan los artículos sobre su apariencia y sobre sus relaciones amorosas. La actriz tiene una visión respecto al enfoque mediático. “Sobre los looks, me parece bien, porque me encanta la moda. En cuanto a la vida privada, me parece un poco una cosa ya anticuada. ¿Cree usted que es más importante quién es mi novio o lo que he creado con este personaje?”.
En la pantalla
Begoña Vargas es una exploradora de sus talentos. “Siempre estoy experimentando. Me gusta pintar, la fotografía, tocar guitarra. Creo que al final siempre se puede aprender algo”, cuenta. El baile la llevó a la actuación y desde ahí no ha dejado de estar frente a las cámaras.
Su primer papel lo hizo en la serie La otra mirada (2018), del canal estatal Televisión Española (TVE). “Era un personaje muy bonito, era una niña que estaba haciendo de mujer, un poco como yo en ese momento de mi vida. El personaje sufría cosas fuertes como mujer, era una serie muy feminista, que abordaba muchos temas. Prácticamente, el 80% del casting éramos mujeres, fue como una escuela para mí, con actrices como Ana Wagner o Patricia López, de quienes aprendí mucho”.
Un tiempo después realizó una webserie para el área juvenil de la misma cadena, donde fue la protagonista. En 2019, llegó a Netflix, con la serie Alta mar. “Fue un salto muy bonito. Fueron más o menos tres años donde aprendí un montón. Cogí rodaje. El personaje tampoco tenía tanto peso sobre mí, pero estaba casi todos los días rodando. Fue como un entrenamiento.”
“Después, de la mano de Netflix, hice mi primera película que era Malasaña 32 (2020). Ahí trabajé con el director Albert Pintó, que es el mismo director con el que he trabajado en Berlín. Esa película fue increíble”, relata Begoña Vargas.
En 2023 llega Berlín, serie del mundo de La casa de papel. El éxito de la entrega no fue arrollador como el de la primera, hecho que la actriz española reconoce. “Para mí es una serie más, un trabajo. Después de esa película, vinieron otras películas y otras series. Antes no existía nada como La casa de papel. Berlín es una sucesión de ese imperio que se creó. Me explico entonces que obviamente no iba a ser algo tan loco. Pero ha sido bonito”, profundiza Begoña Vargas.
La carrera de la joven avanza gradualmente, pero con pasos seguros. “Si hubiera pasado de TV1 a Berlín hubiese enloquecido, pero igual no solo para bien, sino también para mal, porque son muchas cosas que hay que gestionar, emocionales, por ejemplo. Es bonito y es mucho más sano para el actor, para cualquier artista, el que todo sea más evolutivo y paulatino. Si no, siento que es muy difícil de gestionar y más cuando eres muy joven”, reflexiona Vargas.
Multifacética
Al igual que Chile, España contó con dos nominaciones a los Premios Oscar 2024. En el caso español fueron la aclamada La sociedad de la nieve y la película de animación Robot Dreams. Begoña es fan de la película del milagro de Los Andes, y también de su compatriota Juan Antonio Bayona. “Me moriría por trabajar con él, parece una obra maestra lo que ha hecho con La sociedad de la nieve, tiene al mundo entero flipando con esta película y me enorgullece muchísimo también, como española y como actriz, que tengamos tanto talento en nuestro país”, destaca.
Además, tiene palabras para la animación. “Es una industria que creo que no está tan explotada y que no tiene tanta visibilidad. Me parece muy complicada, o sea, es como un trabajo de coser. Todo mi respeto hacia la animación”, comenta la actriz de 24 años.
– ¿Te gustaría ser actriz en una película de ese género?
Me encantaría poner mi voz. Me parece superdivertido. Lo que mola es la diversidad también como actriz, que también es lo que te hace crecer. Así que sí, me encantaría ponerle la voz a una pequeña muñequita.
– En Alta mar actuabas como un personaje de los años cuarenta. ¿Te ves en una película de época?
Me encantaría hacer algo así brillante, como de pirata o algo así. Eso me encantaría, como Penélope (Cruz) en Piratas del Caribe, me parece una joya.
A pesar de su juventud, Begoña Vargas tiene clara la película. Es más, en diversas oportunidades, su apariencia y edad le han jugado en contra. “No me toman en serio. Más si eres mujer y eres joven, es doble. Además, si eres mona, hay una combinación”, manifiesta.
Feminista, actriz, y por largo tiempo, filántropa. Por años colaboró con Asociación Índigo, una fundación que acoge a niños huérfanos de Kenia y los educa. Si bien ahora no es parte de ese proyecto, vislumbra otras causas a las que poner atención. “Me encantaría en un futuro dar más visibilidad y ayudar a que se investigue más sobre la dermatitis atópica, que es algo que yo tengo y que no hay mucha investigación”, explica la protagonista de Berlín.
Begoña Vargas dejó Chile tras grabar los comerciales. Sin embargo, su rostro se podrá ver de forma recurrente en la televisión y en diferentes spots publicitarios. Por supuesto, también la puedes ver en Netflix y en las producciones cinematográficas de las que forma parte.
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