A varios kilómetros de su casa, a las afueras de Londres, el auto de Agatha Christie yacía abandonado cerca de un pozo en Newlands Corner. El Morris Cowley se habría salido del camino y el capó del vehículo estaba entre los arbustos, sin batería. Dentro había un abrigo de piel, una pequeña maleta y un permiso de conducir, pero ningún rastro de ella. Las alarmas se encendieron rápidamente. La reconocida escritora de novelas de misterio no estaba en los alrededores. ¿Un accidente? ¿Un suicidio en el cercano estanque de Silent Pool? ¿Una decisión deliberada?
Así comenzó uno de los grandes misterios en la vida de Agatha Christie. Durante once días, nadie supo el paradero de la autora y hasta hoy, las causas de su ausencia son inciertas. Una vez más, la británica entregaba al mundo – consciente o no – un enigma que resolver. Más de mil policías y 15 mil voluntarios se unieron en la búsqueda, que incluyó el uso de aviones, seis sabuesos entrenados, perros perdigueros y hasta el terrier de la escritora que fue llevado al lugar de la desaparición.
Los medios de comunicación ingleses – y al otro lado del charco, como The New York Times – no escribían sobre otra cosa. El rostro de la autora de El misterioso caso de Styles inundaba Gran Bretaña. Es más, tal era el nivel de expectación por su caso, que cuando flaquearon las intenciones de búsqueda, fue el ministro del interior británico de ese entonces, William Joynson-Hicks, quien instó a acelerar la investigación.
La desaparición
El 3 de diciembre de 1926, Agatha Christie le dio un beso de buenas noches a su hija Rosalind, tomó su auto y salió sin decirle a nadie su destino, a eso de las diez de la noche. Ese mismo día, su esposo, Archibald Christie, le había dicho que la dejaría, porque estaba enamorado de Nancy Neele, una joven con quien jugaba golf.
La escritora ya cargaba con una tristeza. A inicios de ese año, vio morir a su madre, Clara Miller, luego de cuidarla por meses durante su enfermedad. Las teorías apuntan a estos dos antecedentes como las motivaciones de Christie para irse lejos.
Así lo describe en una entrevista a la BBC, la historiadora británica Lucy Worsley, quien es autora del libro Agatha Christie: An Elusive Woman. “La escritora estaba bajo mucha presión. Su madre murió ese mismo año y ella entró en un episodio de lo que hoy se describiría como una depresión. Reportó olvidos, llantos, insomnio, incapacidad para hacer frente a una vida normal. Su estado mental se volvió tan malo que consideró el suicidio”.
Según Martin Fido, en su libro The World Of Agatha Christie, la escritora dejó tres cartas: una dirigida a su secretario, con indicaciones de trabajo, otra a su cuñado y una tercera a ‘Archie’ Christie, quien quemó la misiva.
“La señora Agatha Mary Clarissa Christie, de 36 años de edad, uno setenta de estatura, pelo rojo con algunas canas, tez banca y complexión delgada. Vestía falda gris, jersey y verde, chaqueta de punto gris y gris oscuro y un pequeño sombrero de terciopelo. Lleva un anillo de platino con una perla; no lleva anillo de casada. Porta un bolso negro con monedero que contiene quizá cinco o diez libras. Salió de su casa en coche a las 21.45 del viernes tras decir que iba a dar una vuelta”, decía el aviso enviado a las comisarías de toda Inglaterra, alertando de la desaparición.
Una búsqueda de novela
Tres días pasaron hasta que hubo novedades de Agatha Christie. Su cuñado aseguró recibir una carta donde la escritora contaba que se iba a un spa de Yorkshire “para descansar y recibir tratamiento”. Por un momento, se pensó en cancelar la investigación, pero rápidamente se descartó la idea ante el impacto mediático del caso.
Los periódicos de la época tenían varias hipótesis. The Times, por ejemplo, arguyó la idea del suicidio, debido a la cercanía del auto con el estanque de Silent Pool. En tanto, otros medios de comunicación no descartaron la idea de que se tratara de un truco publicitario, para promocionar su nuevo libro, Asesinato en el campo de golf, cuyo anuncio oficial lo dio The Telegraph ocho días después de iniciado el escándalo. “El nuevo libro de Agatha Christie, la novelista desaparecida”, fue la forma en que se presentó la nueva serie.
A la búsqueda se sumaron dos escritores policiales de renombre. Se dice que el creador de Sherlock Holmes, Arthur Conan Doyle, llevó un guante de su colega a una médium para tener información sobre su paradero; mientras que Dorothy L. Sayers, autora de la serie Lord Peter Wimsey, fue al ‘lugar de los hechos’ para buscar pistas.
Las tensiones por la desaparición de la escritora aumentaron. Archie Christie dio una entrevista al Daily Mail cuando comenzaron las sospechas en su contra. “Mi esposa – dijo— había discutido la posibilidad de desaparecer a voluntad… planear una desaparición había estado rondando por su mente, probablemente con el propósito de su trabajo. Personalmente, siento que eso es lo que sucedió. Es absolutamente falso sugerir que hubo algo del tipo de una pelea o riña entre mi esposa y yo el viernes por la mañana… Detesto encarecidamente introducir cualquier chisme en este asunto”.
“Hasta este momento yo era la Sra. Christie”
Un trabajador del hotel Swan Hydro —actual Hotel Old Swan— ubicado en Yorkshire, llamó a la policía porque sospechaba que una huésped era la escritora desaparecida. Se trataba de una mujer que supuestamente venía de Ciudad del Cabo, que se había inscrito como Theresa Neele.
Efectivamente, se trataba de Agatha Christie, quien se había anotado en el hotel con el apellido de la amante de su marido. El 14 de diciembre de 1926, Agatha fue identificada. El coronel Archie Christie fue quien informó a los periodistas del hallazgo y, tres días después, dijo a The Times: “Mi esposa está extremadamente enferma y sufrió una pérdida total de la memoria. Tres años han desaparecido de su vida…”
Otro aspecto inquietante del caso, es que durante su estancia en el hotel, ella colocó un anuncio en The Times que decía: “Amigos y familiares de Theresa Neele, fallecida en Sudáfrica, por favor comuníquese. Escriba Box R 702, The Times, EC4″, consigna The Daily Mail.
La escritora no dio ninguna explicación. Solo se refirió al tema en una entrevista en The Daily Mail dos años después. “Había estado conduciendo frente a una cantera el 3 de diciembre de 1926, cuando me vino a la mente la idea de entrar en él. Sin embargo, como mi hija estaba conmigo en el auto, descarté la idea de inmediato”, dijo.
“Esa noche me sentí terriblemente miserable. Sentí que no podía seguir más. Salí de casa esa noche en un estado de gran tensión nerviosa con la intención de hacer algo desesperado… Cuando llegué a un punto en el camino que pensé que estaba cerca de la cantera, saqué el auto del camino cuesta abajo hacia allí. Dejé el volante y dejé correr el auto. El coche golpeó algo con una sacudida y se detuvo de repente. Fui lanzada contra el volante y mi cabeza golpeó algo. Hasta este momento yo era la Sra. Christie”, agregó.
Quince meses después, Agatha Christie le pidió el divorcio a su esposo, quien luego se casó con quien fue su amante, Nancy Neele. Paralelamente, la autora contrajo matrimonio cuatro años más tarde, con el arqueólogo Max Mallowan.
Las teorías
Si bien médicos corroboraron la teoría de la amnesia, hay quienes afirmaban que todo había sido planeado por la prestigiosa novelista. Andrew Wilson, quien publicó en 2017 el primer libro de una serie sobre Agatha Christie, llamado A Talent for Murder: A Novel, asegura que la escritora nunca experimentó tal pérdida de memoria. Según él, la autora estaba tan deprimida que intentó suicidarse estrellando su vehículo, pero que se arrepintió a tiempo. Sumida por la culpa, se ocultó por once días y, al ser descubierta, inventó el episodio de amnesia.
A casi un siglo de la controvertida desaparición de Agatha Christie, las dudas perduran y el interés sigue latente. Diversos son los libros que indagan en los once días perdidos de la novelista, como Agatha (1978) de Kathleen Tynan, adaptado al cine con el mismo nombre en 1979, con Vanessa Redgrave; o El caso Christie (2022), de Nina de Gramont, que será llevado a una serie de televisión con Daisy Ridley como la protagonista.
A estas producciones de suma la película Agatha and the Truth of Murder (2018), dirigida por Terry Loane, y Medianoche en el Pera Palace, un drama de Netflix que, si bien no indaga en la desaparición de Christie, la toma como puntapié para una trama de viajes en el tiempo en Turquía.