Los Tres: la trastienda de la noche en que la banda revivió su leyenda en Santiago
El conjunto dio este sábado 27 su primer show oficial en Santiago con su formación original luego de 24 años. Culto estuvo en la previa de la cita en el Movistar Arena, marcada por los hits y la reverencia a la mayor banda nacional de los 90.
La culpa la tuvieron Los Jaivas. El 15 de agosto del año pasado, la banda viñamarina celebró sus 60 años de historia con un memorable concierto en el Movistar Arena, al que invitaron a Álvaro Henríquez para que lo disfrutara desde las primeras filas.
El cantante por esos días amasaba un secreto. Una trama de retorno y reencuentro que estaba a punto de hacerse pública, pero que aún manejaban sólo unos elegidos: la vuelta de la formación original de Los Tres luego de más de dos décadas ya estaba en marcha. Sus integrantes ya se habían reunido a principios de ese mes y habían resuelto la reactivación de funciones.
La pregunta por esas fechas -como quizás pudieron ser muchas- era: ¿en qué escenario regresaremos a la vida artística? Henríquez observando a Los Jaivas en el Movistar Arena, apreciando la comodidad con que se ve y se escucha en el corazón del Parque O’Higgins, tuvo un momento eureka: ese era el recinto.
Los representantes del cuarteto habían sondeado la alternativa de que la resurrección en vivo en Santiago fuera en un estadio de grandes dimensiones. Desde el Monumental hasta el Bicentenario de La Florida. Sin embargo, el hombre que alguna vez cantó De hacerse se va a hacer lo hizo bajo sus términos, e imaginó un formato más clásico y tradicional: en una suerte de teatro, más acotado, más íntimo, donde el respetable pudiese valorar cada detalle despachado por cuatro instrumentistas excepcionales.
Así, al día siguiente convenció a sus compañeros y todos dieron el sí casi inmediato. Ocho meses después, lo que Henríquez concibió escuchando Mira niñita se convirtió en pura realidad. La agrupación más popular y relevante del rock chileno de los 90 retornó en la capital con un show este sábado 27 en el Movistar Arena que da inicio a una tanda de cuatro fechas, a repetirse este domingo 28, martes 30 y miércoles 1 de mayo.
Nunca un artista chileno había materializado cuatro espectáculos en el sitio. De hecho, para la cita final, el mismo reducto les entregará un reconocimiento por el logro, una conquista que ni siquiera los efervescentes abanderados de la música urbana han podido declarar.
De alguna forma, Los Tres celebran la victoria desde la vieja escuela. Comienzan el show eso sí con casi 45 minutos de retraso, a las 20.15 horas, sin mayores estridencias, con un track instrumental, el acento onírico y taciturno de Follaje en el invernadero, parte de su segundo título, el ya lejano Se remata el siglo (1993), aquel donde suscribieron a las guitarras más frontales y la estética grunge. Siguen con Sudapara, El aval y Gato por liebre, también parte de los primeros años, la travesía hacia los días formativos que levantaron la leyenda, desplegando ahora desde la madurez una ejecución limpia, sin baches, con decibeles a tope.
Eso sí, las cuatro pantallas que flanquean el escenario -para mostrar a los cuatro artistas- no funcionaron durante toda la velada, en el problema técnico que retrasó el inicio del encuentro. Mientras, el fondo luce un telón en tono sepia, casi arrancado de un antiguo espectáculo de variedades, como una forma de subrayar la mirada evocativa que siempre ha timbrado el conjunto, como esa simbología con sopas Campbell’s que adorna las poleras que ayer se vendieron en su merchandising oficial y callejero. Hombres que aún festejan orgullosos las virtudes del siglo XX. El recital se extendió finalmente por cerca de dos horas.
Sobrios y elegantes
Henríquez, Roberto “Titae” Lindl, Ángel Parra y Francisco “Pancho” Molina llegaron al Movistar Arena para probar sonido pasada la hora de almuerzo, con semblante concentrado, pero sin extraviar el relajo propio de camaradas que se conocen desde la adolescencia. Incluso, sobre el final, Parra y Molina se dan unos minutos para improvisar desde sus respectivos instrumentos, en una exhibición de clase y vigor. Luego, un puñado de horas para que cada uno descanse en sus respectivas casas antes del instante definitivo.
Gonzalo Henríquez, mánager del grupo y hermano de Álvaro, cuenta en el backstage que para esta Revuelta -como han bautizado a los shows de retorno- quisieron que el protagonismo se remitiera sólo a los cuatro músicos. Nada de invitados ni de otros distractores. Revivir aquellos pasajes de los inicios, como la primera vez. De hecho, canciones que poseen otros timbres e instrumentos, como el acordeón de He barrido el sol, son reemplazados en vivo por las propias guitarras de Henríquez o Parra.
“Ellos son muy clasiqueros”, califica Gonzalo Henríquez para encuadrar cómo ha sido la apuesta de los penquistas en esta nueva vida. Luego sigue: “La línea editorial del grupo es tener una propuesta sobria, tranquila en la iluminación, con un ritmo más clásico, que rescata la música. Aquí es la música la que manda, por sobre cualquier otra cosa. Le quisimos dar un corte fino y elegante. Ha sido bueno tener a los cuatro sonando de modo tan contundente”.
Henríquez también retoma otro punto: el Movistar Arena fue el mismo espacio donde Los Tres tuvieron su anterior vuelta, en 2006, aunque esa vez sin Pancho Molina en las baquetas. “Para ellos es una casa conocida, además que les acomoda mucho el concepto de teatro. Fue bueno hacer un estadio (a principios de abril el estadio Ester Roa de Concepción), pero ahora es el momento de algo más cercano”, estima.
Con respecto al listado de composiciones mostrado este sábado, durante el verano la banda ensayó casi la totalidad de sus seis álbumes noventeros en los estudios Vinilo, propiedad de Lucho Jara. Sin embargo, decantaron por cerca de una treintena para los conciertos de estos días en el Movistar Arena. “Los imbatibles”, refuerza Henríquez.
Así también lo recibió el público, integrado en su mayoría por militantes más adultos, que superan los 30 años, aunque en el desglose también aparecen niños y jóvenes que ni se acercan a las dos décadas de vida. Fanáticos que nacieron y crecieron cuando la banda ya era historia. Cuando posiblemente nadie esperaba el momento que despegó anoche en el Movistar Arena. Amigos y leyendas otra vez.
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