“Tengo estilo. Millas y millas, tanto estilo que se está malgastando”, dice Frontwards, una de las gemas de los días tempranos de Pavement.
Un track perteneciente a su extended play Watery domestic (1992) -el del gallo en la portada- uno de los tantos extended plays y 10″ editados por entonces por un mutante proyecto de los guitarristas Stephen Malkmus y Scott ‘Spiral Stairs’ Kannberg.
Lanzamientos pletóricos de solos en espiral y riffs angulares con títulos como Slay tracks (1989), Demolition plot J-7 (1990) y Perfect sound forever (1991) dieron paso a un primer larga duración titulado Slanted and enchanted (1992) que decantaba influencias desde Dinosaur Jr. y Echo & The Bunnymen a The Fall, todo en un filtro de fuzz y noise caótico; pero con un amalgama fresco y lúdico que solo se encuentra en los clásicos irrefutables.
El segundo álbum -con 30 años recién cumplidos en febrero pasado- Crooked rain crooked rain, fue publicado bajo Matador records y su canción de cierre Fillmore jive fue premonitoria incluso a dos meses de la muerte de Kurt Cobain, del estado actual del rock hoy en 2024: “Buenas noches a la era del Rock and Roll. Porque ya no te necesitan, ¡chico, chica!” gritaba con lamento digno de Peter Hammill el críptico Malkmus.
Si bien Nirvana abrió las puertas al rock independiente en las ventanas de MTV, lo hizo a un costo altísimo. Los tipos de traje en busca de la gran nueva banda -esas que en la canción Cut your hair llaman más la atención por su corte de pelo que por tener algo que decir- le succionaron el alma al rock.
Pavement rechazó por entonces un trato multinacional, se mofaba de las letras de autoayuda de los Smashing Pumpkins y recibió piedras en Lollapalooza 95; cuando su carta bajo el brazo era nada menos que el doble Wowee Zowee, un álbum blanco del indie cuyo título inspirado por Zappa y su arte tomado del álbum Känguru de los krautrockers Guru Guru los consagró como una anomalía dentro de las anomalías. Es el disco de cabecera de los Pavementheads más duros.
Brighten the corners, editado en 1997, marca una depuración del rock californiano pothead de Crooked rain, con singles como Stereo y Shady lane, retazos psicodélicos como Transport is arranged y We are underused; y épica inspirada como la de Starlings of the slipstream y Fin; esta última con uno de los solos de Malkmus que justifican el puesto 97 que obtuvo en la lista de los 250 más grandes guitarristas de todos los tiempos en la Rolling Stone. Malkmus es el Gilmour de los desadaptados.
En una carrera de lo-fi -intencional o no- Terror twilight (1999) es el término excluido. Producido por Nigel Godrich -mejor conocido como el George Martin de Radiohead- la última placa de estudio de Pavement marca el punto de inflexión en que los miembros ya no pueden seguir el paso de las composiciones de Malk.
Platform blues, Cream of gold o The Hexx son el molde de algunas joyas de su carrera solista, iniciada tras la disolución y marcada por el coqueteo con el rock de guitarras de los setenta, exploratorio y espiral. Con su banda de apoyo The Jicks, Malkmus visitó Chile por primera vez en abril de 2002 y en aquella ocasión interpretó Here, Trigger cut e In the mouth a desert para deleite de los entonces viudos de Pavement. Tras una gira de reunión en 2010 que no los trajo a nuestro país, la revancha se dará este 13 de Mayo en el Teatro Coliseo.
Una ocasión única gracias a la cual Scott Kannberg aprovecha de conversar desde Melbourne vía Zoom con Culto sobre qué hace tan alta la fidelidad a la baja fidelidad de Pavement.
-Scott, tú y Steve siempre han sido maníacos de la música; conocedores. Y me suena a que eso le da un peso enciclopédico a Pavement. Es como poner a bandas en una juguera. El Lo-fI ni siquiera se inventaba cuando Slanted and Enchanted salió.
Realmente nunca pensamos que era algo lo-fi, porque cuando lo grabamos en un estudio no nos sonaba a lo-fi para nada, no aspiramos a eso. Pensábamos que sonaba hi-fi (risas). Solo estábamos tratando de poner a bandas en una juguera, como dices tú. Escuchamos cosas; incluímos cosas; intentando maquillar otras para que sonaran de cierta forma. Todo tiene una influencia.
-Uno de tus héroes por entonces -Mark E. Smith- se enojó bastante cuando los escuchó. ¿Qué tan cool fue hacerlo enojar?
-Es algo muy gracioso. Conocí a Brix, su ex esposa, cuando tocamos en Inglaterra y me dijo que ella tenía prohibido poner Pavement en la casa (risas).
-¿Qué se siente mirar atrás y darte cuenta de que Pavement es ahora una influencia para otras bandas?
-Muy genial, era algo que era inevitable (risas) porque nuestra música es bien simple y se lleva bien con los chicos; es otra etapa en la curva del rock and roll supongo (risas). Muchas bandas extienden su influencia gracias a nosotros; es agradable eso; recuerdo precisamente haber conocido a Sonic Youth, Echo and the Bunnymen, a R.E.M., y poder decirles “chicos, ustedes fueron una influencia para mí”, es algo justo. Ahora estoy yo en esa posición donde estaban ellos.
-En ese sentido, ¿qué cualidad crees tú que hace perenne la música de Pavement? Los fans solíamos tener veinte años cuando sus discos salían; ahora todos tenemos cuarenta y algo, cincuenta y algo. Es un viaje increíble.
-Sí; cuando hacíamos los discos realmente nosotros…las canciones eran buenas y nunca imaginamos que seguiríamos y que serían hoy lo que son ahora. Steve escribía canciones realmente grandiosas. Es extraño, porque, cuando comenzamos a ensayar esta vez -en 2022- creo que es la primera vez que me di cuenta bien de lo buen compositor que es; algunos de los fraseos, los acordes, todo; cuando tocábamos en los noventas nunca me di cuenta de nada; solo decía: es una canción. Pero ahora que soy más viejo realmente creo que por eso son tan buenas de tocar y que por eso la reacción del público es tan tremenda.
-¿Ha sido difícil ensayar las canciones?
No. no del todo. O sea, cuando comenzamos a ensayar en 2022 era un poco difícil porque había como 70 canciones que repasar y algunas no se han tocado desde los noventas. Y bueno, te pones a practicar en casa intentando sacarla, tratas de acordarte de cómo era, buscas los acordes, escuchas e intentas descubrir de qué forma la tocabas. Cuando todos se juntaban algunas canciones salían fácil y otras era como ¡oh, me olvidé de esa parte! (risas).
-Imagino que es difícil planear un setlist porque la mayoría de las canciones son “deep cuts”.
Supongo que es cierto; tenemos unas canciones que nosotros consideramos los hits y que tocamos en todos los shows. Hay 15 de esas; tal vez 20 de esas. Y hay otras 10 canciones que van entrando y saliendo; es bien triste que tengamos solo un show en Santiago porque de otra forma podríamos tocar más canciones. Pero creo que estarán contentos.
-¿Cuál canción es la que más te gusta tocar? ¿Alguna favorita?
-Veamos; yo creo que Grave Architecture es muy divertida de tocar; Embassy Row; me gusta tocar The Hexx; me gustan por supuesto las canciones donde yo canto: Kennel District es muy divertida de tocar, puedo sentir mi corazón latiendo cada vez que lo hago.
-Malk ha venido dos veces. ¿Te ha contado algo sobre Chile?
No realmente. Sé que él ha tocado allá pero no nos ha contado nada. Pero sé que cuando los Jicks tocaban canciones de Pavement todos enloquecieron.
-Sí, la primera vez que tocó acá interpretaron Here, In the mouth a desert y Trigger cut y todos nos pusimos locos.
Ahora tendrán al verdadero Pavement tocando, así que…será algo más especial con seguridad (risas). Estamos emocionados de estar en Santiago; vamos a estar dos días ahí; vamos a ensayar allá en el soundcheck y no hemos tocado en harto tiempo así que probablemente vas a tener un show de Pavement old school (risas) no tan bien ensayado pero va a salir bien.
-A propósito de Chile: Bob me contó una vez que ustedes tuvieron un encargado de merchandising que era chileno
-¡Sí, sí! ¡Maurice Menares! Sí, él sigue por ahí; fue a un par de shows en 2022 y creo que vive nuevamente en Nueva York, lo vemos harto. Fue una parte grande de nuestros primeros días y es uno de los tipos más divertidos que existen.
-Acá en Chile tenemos un dicho “siempre hay un chileno”...
Acabo de leer de unos grandiosos valles y viñedos de Chile y estoy con ansias de conocer algo de eso. Me emociona porque ahora que estoy en Melbourne no tengo que hacer escalas, es un vuelo directo. Me subo y me estarán esperando esos hermosos vinos de allá.
-¿Vas a visitar alguna otra ciudad aparte de Santiago?
-Desafortunadamente no tenemos tiempo, tal vez tengamos medio día, luego el ensayo, luego el show y luego a Buenos Aires. Pero por ese vuelo directo a Melbourne, ¡puedo volver!