*Sia - Reasonable woman

El pop de Sia Kate Isobelle Furler (48) ejemplifica cómo el género baraja sus ingredientes en lo que va del siglo, reduciendo la arquitectura musical a favor de la voz. La música de la artista australiana, que además es autora de éxitos para otras estrellas incluyendo Rihanna, Shakira y Eminem, entre decenas, se construye en torno a su registro, uno de los más poderosos y memorables de la élite del pop.

Reasonable woman reitera el talento innato de la estrella australiana para la melodía y los buenos estribillos en medio de decorados mayoritariamente electrónicos, subordinados a una garganta capaz de trazar el dibujo que quiera. Pero este décimo título de su discografía también revela que, a pesar de un registro como el suyo, el recurso acrobático y expresivo puede, por paradoja, convertirse en una tecla repetitiva. Hay canciones como la cadenciosa I wanna be known, cuyas piruetas asombran como de costumbre, hasta que se perfila empalagosa y reiterativa, semejante a un ejercicio antes de salir al escenario. El tono de autoayuda con empaque de cuento infantil alcanza el paroxismo en Go on -”los árboles te tomarán de la mano, cuando creas que no puedes”-, en un álbum que sugiere un exceso de confianza. Los recursos vocales de Sia no se agotan -al contrario, sigue impresionando en cuanto a conservación-, pero cansan.

*Kings of Leon - Can we please have fun

Después de 21 años de lanzamientos, el cuarteto de Nashville ha transitado desde un rock clásico algo tosco y retromaniaco en su fase inicial, cuando lucían como una banda del universo de Casi famosos (2000), hasta una expresión artística progresivamente refinada y distintiva. Desde Walls (2016) trabajan con productores británicos, que han contribuido explícitamente a esta intención de caminar por otros bordes explorando formas menos trilladas, sin perderse en la experimentación.

Producido por Kid Harpoon, cotizado al alza por su galardonado trabajo junto a Harry Styles en Harry ‘s house (2023), por el que obtuvo el Grammy por álbum y canción del año, más otro gramófono dorado por el single Flowers (2023) de Miley Cyrus, Can we please have fun contiene algunas de las mejores canciones de KOL en años. Entre ellas, Hesitation G con su rock ruidoso y enérgico como una marcha cantada con energía por Caleb Followill, la melancolía afilada de M Television mediante excelentes guitarras, la tensión evocativa de Ballerina radio que aguanta por más de dos minutos la entrada plena de la batería, y la cuadratura protagónica del bajo en Rainbow ball. El álbum se extravía en un par de cortes flojos en la medianía, pero se recupera rápido confirmando que el clan Followill gana clase mientras pasa el calendario.

*We are the grand - Corazón negro

El quinto álbum de los nacionales We are the grand aligera el equipaje, busca desnudar las canciones, y no complicarse. Hablan de “vibra juvenil” conjugada con “simpleza y espontaneidad” en la información promocional de este título producido por Sebastian Rehbein, colaborador fundamental en los dos últimos discos, consolidando un sonido de primera. Corazón negro se enorgullce de su perspectiva sencilla, y salen jugando aunque nada es tan simple como aparentan. Para llegar a ese punto de consistencia mientras se retiran adornos y vueltas, se requiere oficio y una tijera precisa.

Unas cuantas canciones, contando Alma, Nada y la que da nombre a esta entrega, inevitablemente recuerdan a los mexicanos Zoé, con la voz de Sebastián Gallardo en enlace directo con el estilo de León Larregui. En tus ojos demuestra que no se han olvidado de rockear; lo mismo Giros con su golpe de velocidad, tras un largo preámbulo de aires siderales. Los mejores momentos serpentea entre distintos pasajes con elegantes movimientos, determinados a cambiar con estilo el curso de la canción. Similar trayectoria de éxito sucede en Hacia ti, a pesar del quiebre que no pierde el formato balada. We are the grand refresca la idea del rock latino, como un enlace romántico caramelizado del mejor pop.