La Tonalidad del Pensamiento, de Byung-Chul Han (Paidós)
Compró el piano sin saber tocar. Hoy comienza cada día tocando un aria de las Variaciones Goldberg de Bach. Ya es un rito o una forma de oración, dice el filósofo Byung-Chul Han. Nacido en Seúl hace 64 años, vive en Berlín desde los 22 y es uno de los pensadores actuales más influyentes, gran crítico de la sociedad del cansancio o de la supervivencia. “Pienso y escribo a través de la música”, dice. Y lo hace rodeado de flores: hace años practica la jardinería. En 2023, Han dio tres conferencias en Portugal y Alemania que son recogidas en este libro. En ellas reflexiona sobre la música, el eros y la esperanza, también sobre la libertad y la dimensión sagrada del mundo. Admirador del romanticismo alemán, cree como Holderlin que el mundo, en tanto creación, “es sagradamente hermoso”. Con la práctica de la jardinería, se ha vuelto más devoto, más religioso. Y en cierto modo, dice, tiene “más de cura que de filósofo”. “Me encantan la magia, los secretos, los encantamientos”, declara. “El filósofo es un mago, un encantador”.
Crítico del mundo digital, el autor advierte que cada vez nos miramos menos a los ojos debido a los smartphones. Y perder la mirada es perder al otro. Para Han, la IA no es capaz de pensar, porque “solo es posible pensar con el cuerpo. Con la emoción, con el sentimiento. Solo es posible pensar con la mortalidad”. Y aun con su pesimismo ante el mundo, aboga por la esperanza. Y en este punto traza una distinción con el optimismo y la sicología del positivismo, que evita la negatividad de la vida. El culto a la positividad, afirma, nos aísla y erosiona la empatía, “porque la gente deja de interesarse por el sufrimiento de los demás”.
“Solo a través de la esperanza recuperaremos una vida que sea algo más que mera supervivencia. Solo la esperanza amplía el horizonte de lo que tiene sentido, lo que vuelve a avivar la vida,a darle alas, a inspirarla. Solo la esperanza nos brinda futuro”, afirma.
La esperanza resiste y se levanta desde la adversidad: “La esperanza solo es posible rota, como la profunda felicidad”.
Atarantado, de Rodrigo Fernández (Laurel)
Hace un conteo mental: les quedaban seis manzanas, un puñado de lentejas, algunas moras, una caja de té, frutos secos, arroz y cinco sobres de sopa. Cami y su hermana menor descansan a un costado de la carretera. “Siempre pensé que iba a ser más rápido”, dice Mari. “¿Qué cosa?”, pregunta su hermana. “Esto, el fin”. Cami pregunta: “¿Habrías preferido el cielo iluminado y un bloque de fuego en el horizonte?”. Y la hermana responde: “Me da miedo morir despacio, Cami. Que sea de golpe es lo que anhelamos las miedosas”. El mundo está devastado por el cambio climático y las dos hermanas se escapan hacia el sur, pero se verán amenazadas y tendrán que poner a prueba su valor, la puntería y el estómago. Bandurria es uno de los cuentos que integran Atarantado, el primer libro de Rodrigo Fernández. En el cuento que da título al volumen, un joven que trabaja en una oficina viaja a la playa y va a dar una extraña comunidad secreta de hombres, mujeres y animales que gracias a pastillas mágicas crecen a dimensiones gigantes. En Aguas negras, en tanto, una chica llega a trabajar al Pozo Poseído en Felicilandia: su tarea es asustar a las parejas que recorren una cueva en sombras. Pero Leticia, la protagonista, comienza a obsesionarse, lee libros de espiritismo, decide quedarse a dormir en el Pozo y termina convertida en la imagen auténtica de un zombie. Temores, pesadillas, aventuras y absurdo: los cuentos del libro forman un imaginario lúdico e inventivo. Escrito con un lenguaje fresco, salpicado de desparpajo y humor, el volumen presenta un mundo fantástico, a veces triste y a menudo entrañable.
Hiro y la Camatigre, de Eiko Kadono (Ediciones Liebre)
Nacida en Tokio, Japón, en 1935, Eiko Kadono es una de las autoras más populares y distinguidas de la literatura infantil de ese país. Premio Hans Christian Andersen, su experiencia de la guerra impregna su obra de un profundo pacifismo. En este cuento, Hiro siente su vida conmocionada por su pequeña hermana. Esta acaba de cumplir un año, aún no camina, pero gateando se acerca y le dice: “Hiooo”. “Te intenta nombrar”, comenta la mamá, que toma en brazos a la bebé. A Hiro también le gustaría que la carguen, pero ya está muy grande. En cierto modo, ha perdido la atención de sus padres debido a su hermana. Incluso, después de un mal día en la escuela, Hiro quería la atención de mamá, pero ella estaba consolando a la pequeña. “Todo es culpa de esa niña”, dice, enojada. Entonces urde un plan: corre a la cuna y dibuja en ella un tigre con la mandíbula abierta. “¡Tigre feroz, de bigotes largos y dientes afilados, trágatela de un solo bocado!”, dice. Esa noche, cuando mamá duerme, el tigre despierta y quiere devorarse a la pequeña. Asustada, Hiro hará todo lo posible por salvarla, y encontrará la solución en un conjuro especial. El libro cuenta con fabulosas ilustraciones de Koji Suzuki, en colores fuertes y atmósferas sicodélicas. Una preciosa edición del sello Liebre.